PRC-BU-40 Entre Desfiladeros

El sendero está señalizado con marcas blancas y amarillas y homologado por la Federación Castellano-leonesa de Senderismo. Se inicia en el aparcamiento de la Casa del Parque del Monumento Natural (junto al pueblo de Quintanilla del Rebollar), donde existe un panel informativo de la ruta. Desde el aparcamiento, mirando hacia el sur, la vista abarca la crestería caliza, conformada por siete cejos lobulados (las siete conchas). El sendero rodeará una de esas conchas por el cañón del río Trema y el desfiladero del arroyo de la Hoz. Empezamos el camino dirigiéndonos al pueblo de Quintanilla del Rebollar, que está a nuestros pies. Se atraviesa una pequeña pradera y ya en el pueblo, se recorren algunas de sus calles donde se puede apreciar la imponente arquitectura de los pueblos de la Merindad de Sotoscueva, con casas con buena sillería, balconadas tradicionales, escudos y grandes portalones cubiertos por un tejadillo. Se pasa junto a una fuente de agua potable, y un poco más adelante nos desviamos a la derecha en un cruce de sendas. En todos los cruces hay señalización vertical del espacio natural que indica la dirección a seguir. Al poco, se sale del pueblo y se llega a la carretera BU-526 que hay que cruzar, para continuar hacia el sur por el camino que discurre junto al río de las Ulemas. En el cruce con un camino agrario, donde una señal indica la dirección a Cornejo, se gira hacia la derecha en dirección al pueblo de Cornejo. A los pocos metros tomaremos un pequeño sendero a la izquierda que nos adentra en un bosque de quejigos, con hayas salpicadas, hasta la confluencia con la carretera BU-562. Se cruza la carretera, y a continuación, si las aguas no lo impiden se vadea el río Trema. En caso de crecida (unos pocos días al año, se debe seguir por la carretera hasta el pueblo de Cornejo) Una mesa de interpretación en la orilla del río nos informa de los principales elementos de interés del cañón del río Trema: las “diaclasas”, resultado de los efectos de la disolución de la roca caliza a lo largo de sus planos de rotura, los “sumideros” que jalonan el cauce del río Trema, por donde el río se pierde en las profundidades del complejo kárstico de Ojo Guareña y comienza su largo recorrido subterráneo, hasta que vuelve a salir a la superficie a unos kilómetros al sur de Cornejo. Seguimos por un pequeño sendero que trepa ligeramente por la margen derecha del río y nos asoma a algunas de las numerosas cavidades del cañón. No está permitido entrar en las cuevas, aunque sólo algunas estén cerradas para proteger sus yacimientos arqueológicos, como la Cueva Cornejo. A continuación el sendero desciende hasta el pueblo de Cornejo, donde otra fuente nos aguarda tras cruzar el puente. Se gira a la derecha cogiendo la carretera BU-562 que nos dirige hacia la salida del pueblo, y ya fuera del mismo, pasado el cementerio se abandona la carretera tomando el camino a la izquierda. Tras andar por este camino a lo largo de 1 km en un bosque de encinas, se coge una senda que sale a la izquierda y que nos sube poco a poco hasta un mirador con amplias y bonitas vistas del desfiladero de La Hoz, donde hay una mesa de interpretación, que nos informa del paisaje kárstico, de su geomorfología, su flora y su fauna. Los farallones rocosos son importantes lugares para la nidificación de rapaces y otras aves rupícolas, siendo fácil observar buitres leonados, águilas reales, alimoches, chovas, o incluso halcones. El sendero continúa, ahora en descenso y hacia el norte, con dirección al pueblo de Hornillalatorre, donde también encontraremos una fuente para refrescarnos. En el centro del pueblo, nos dirigimos hacia el noroeste por un sendero entre moreras y endrinos y por un camino agrícola hasta llegar al cruce donde una señal no indicó al inicio de la ruta, la dirección a Cornejo. Aquí acaba la parte circular la de senda, y el tramo que falta hasta llegar de nuevo al aparcamiento de la Casa del Parque ya es conocido. Se podría decir que la ruta tiene forma de sartén, y este tramo corresponde al mango.