Priego de Córdoba

En esta ruta se combinan un paseo por el precioso pueblo cordobés de Priego, uno de los más bonitos de la provincia sin duda, y un recorrido por las torres vigías de época musulmana más cercanas a la localidad.

Llego a Priego por la Autovía del Olivar y la A-339, aparcando en la Avenida de España, frente a la Plaza de Toros, de finales del siglo XIX, excavada en la roca de una cantera (de ahí su sobrenombre de "Plaza de Las Canteras"). Sigo avenida adelante hasta la calle del Conde de Superunda, salvando mediante una rampa en zigzag el desnivel con la Carrera de las Monjas. En esta calle se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes, cuya portada está restaurándose; fue reedificada sobre la antigua ermita de San Antonio Abad y luego reformada en 1780 en estilo barroco. Mas adelante está la Plaza de la Constitución, popularmente conocida como “El paseíllo”, presidida por el Ayuntamiento, construido en 1953 sobre el solar del Convento de las Clarisas, y a su derecha la Iglesia y el Hospital de San Juan de Dios. Me dirijo luego a la Plaza de San Pedro, con la iglesia homónima, antiguo convento de los alcantarinos, cuyo camarín alberga una bella imagen de la Inmaculada, ricamente policromada.
En la vecina calle de Santiago se encuentran las Carnicerías Reales, que fueron matadero y mercado en el siglo XVI, diseñadas por Francisco del Castillo con una portada de estilo manierista de ascendencia italiana y una bella escalera de piedra en espiral que comunica con el nivel inferior, el destinado al sacrificio de las reses.

Subiendo unas escalinatas, voy rodeando el Castillo de Priego por una calle peatonal, el Vial del Castillo, que se correspondía a la liza, el espacio transitable entre las murallas de la fortaleza y las de la Villa (éstas casi totalmente desaparecidas). El castillo es
de origen islámico (reformado en los siglos XIII y XIV), sobrio, dado su carácter esencialmente militar, destacando la
Torre del Homenaje (Monumento Histórico-Artístico Nacional desde 1943), también llamada Torre Gorda (con una altura de 30 metros, parte de los cuales son subterráneos actualmente), que es ya
de la segunda mitad del siglo XIII (cuando Priego fue encomienda de la Orden de Calatrava; la presencia de capiteles nazaríes en los ventanales pueden ser un añadido de la primera mitad de XIV, de nuevo la Villa bajo dominio musulmán). Tras la reconquista definitiva por parte de Alfonso el Onceno en 1341, la muralla del castillo fue reconstruida, se fomentó la repoblación mediante concesión de ciertos tributos y pasó a pertenecer a la Casa de Aguilar (en la persona de Pedro Fernández de Córdoba y Pacheco, al que Fernando el Católico otorgó en 1501 el Marquesado de Priego, uno de los títulos nobiliarios más importantes del reino).

Cerrando este bello espacio urbano se encuentra el templo más señero de Priego, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, cuya construcción comenzó en 1525, a instancias de la Marquesa de Priego, en estilo gótico-mudéjar, aunque se reformó en el siglo XVIII, ya en estilo barroco (su Retablo mayor es renacentista), siendo el Sagrario una de las obras cumbres del Barroco patrio, realizado por Francisco Javier Pedrajas (entre 1772 y 1784); este estilo alcanzó gran importancia en este siglo (debido al influjo de la escuela creada por Francisco Hurtado Izquierdo) en Priego, donde había riqueza al ser uno de los principales centros sederos (sólo hasta finales de siglo, cuando se perdió esta industria casi en su totalidad por el deterioro de la producción de la morera y la competencia de los tejidos de algodón ingleses y catalanes). De hecho a la ciudad se la conoce como “joya del Barroco cordobés” por el elevado número de construcciones de este estilo que posee. El Sagrario, de magnífica arquitectura revestida con una profusa decoración de molduras y yeserías de inspiración rococó, es su culmen y está catalogado como Monumento Nacional desde 1932 (también lo está la Torre campanario, del siglo XVI).

Rodeando la iglesia desde la plaza de Santa Ana, me introduzco en el Barrio de la Villa, núcleo urbano original de Priego,
de origen andalusí, que conserva todo su aroma medieval en sus estrechas y sinuosas calles, de paredes encaladas y adornadas con macetas de flores (que alcanzan su mayor esplendor durante las fiestas del Corpus Christi, con mosaicos de hojas de flores en el suelo). No hay que dejar de perderse por su entramado de calles y placetas (con mención especial a la de San Antonio). Fue justamente declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1972. Limita con el Balcón del Adarve, mirador natural que alcanza una altura de unos 55 metros (considerable desnivel que ha contribuido a la inexpugnabilidad de Priego a lo largo de su historia), con fuentes distribuidas regularmente de las que mana continuamente agua.

Saliendo del Barrio de la Villa, se encuentra el Paseo de Colombia (inicialmente llamado Paseo del Adarve y popularmente conocido como Paseo de las Rosas hasta 1923), nombrado así en honor de Antonio Caballero y Góngora, arzobispo y virrey de Nueva Granada entre 1782 y 1789. Aquí se encuentran dos copias de sendas obras maestras del escultor prieguense, hijo de un tallador de piedra, José Álvarez Cubero: Ganímedes (obra de 1804) y La Defensa de Zaragoza (que se exhibe en el vestíbulo del Museo del Prado). Este escultor neoclásico desarrolló su carrera principalmente en París (donde recibió formación en el taller de Jacques-Louis David y llegó a ser coronado por Napoleón en persona tras ganar la medalla de oro en el certamen de la Academia parisina) y en Roma (donde fue escultor de la corte en el exilio de Carlos IV).

Por la calle Cruz llego junto a la Iglesia de Nuestra Señora de la Aurora y San Nicasio de Reims, construida sobre la antigua ermita (del siglo XV) de San Nicasio, patrón de Priego (cuyas reliquias alberga, traídas desde Maastricht en 1581). Fue reformada en el siglo XVIII, en estilo rococó, con una exuberante decoración interior que cubre la cúpula y bóveda y también alrededor de las ventanas, en un “horror vacui​“ que no deja prácticamente un espacio libre, mezclando molduras geométricas, motivos vegetales y ángeles de medio cuerpo, remarcado todo por una franja de color azul. Destacan también su portada, con columnas salomónicas, y su espadaña.

De aquí parten la señorial calle Carrera de Álvarez y otra más humilde y estrechita, la de Buen Suceso, que lleva al Compás de San Francisco, donde se encuentra la Iglesia y el Convento de San Francisco (hoy transformado en hospedería); la
Iglesia conventual de San Francisco de Asís es un templo de estilo gótico tardío o mudéjar fundado por el primer Marqués de Priego, bajo la advocación de San Esteban, a primeros del siglo XVI, y remodelado en el XVIII también en estilo barroco (quedando prácticamente solo la planta de salón original), aplicándose las mismas soluciones que en la Iglesia de la Asunción: bóvedas de arista, cúpulas gallonadas y profusa decoración de yeserías barrocas. Es la sede canónica de la famosa imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Priego de Córdoba, popularmente llamado “el Rey de Priego”.

Sigo por la calle Nueva y la del Torrejón hasta llegar nuevamente a la Plaza de Andalucía, desde donde arranca la calle Río, así llamada por ser el cauce natural del manantial de la Fuente de la Salud (hoy en día entubado y soterrado), lo que hace que tenga un trazado zigzagueante. Ahora se está pavimentando con adoquines (resultando algo complicado andar por ella). Aquí se pueden ver bastantes casas-palacio, donde vivían las familias adineradas de Priego, entre las que hay que destacar la casa natal de Niceto Alcalá Zamora, primer presidente de la II República Española. En 1987 se inauguró como Casa Museo, donde contemplar objetos personales de Don Niceto, documentos y material fotográfico en la planta baja y en la primera, abiertas al público (la casa posee además otra planta y bodega). Unos metros calle adelante está la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Carmen, reedificada sobre la antigua ermita de San José en el siglo XVIII en estilo barroco en transición al neoclásico; neoclásico es el Camarín de la Virgen del Carmen, de la escuela granadina (a los lados San Joaquín y Santa Ana). Es también Monumento Nacional.

La calle termina en un bello espacio donde se encuentran la Fuente de la Salud y la Fuente del Rey (las dos igualmente declaradas Monumento Nacional). Desde el siglo XVI, se realizaron obras constantes en este lugar para sanear y embellecer este paraje extramuros, donde nace el manantial que abastece de agua a la población (de los muchos que brotan en el entorno de Priego, también conocida como “ciudad del agua”). La Fuente del Rey, después de sucesivas transformaciones desde el XVI, fue diseñada y construida por Remigio del Mármol en 1803, con la colaboración de Álvarez Cubero, en estilo barroco (“su canto del cisne”). De la fuente manan 139 caños, muchos de ellos con mascarones de piedra de rostros fantasmagóricos. Tiene la declaración de Patrimonio Nacional.
En 1585, sobre el manantial de la Salud se levantó un frontispicio (cuya autoría se atribuye a Francisco del Castillo, quien también realiza la Chancillería de Granada), con clara influencia del manierismo italiano, combinando agua y naturaleza con escultura.

Por encima de estas fuentes está la Plaza del Santo Cristo, donde existió una antigua capilla en la que se veneraba la imagen de María Santísima de los Dolores antes de ser trasladada a la ermita del Calvario en el siglo XVIII. Desde aquí sigo por la calle Málaga y luego por la de Loja (donde hay un antiguo lavadero público) para salir de Priego por la carretera de Algarinejo. Tras unos 500 metros de asfalto me desvío por un camino de tierra (la Colada Camino de Loja), que dejaré más adelante para atrochar por el olivar y luego por monte, entre retamas y matagallos, hasta conectar con un sendero ya cerca de la Torre del Calvario Viejo. Ésta es la parte más complicada de la ruta, aunque también se puede llegar por carriles de tierra. La torre es una atalaya cilíndrica (aunque sólo queda la base del cuerpo inferior macizo, alcanzando una altura de 1.6 metros, con un diámetro de planta de 5.65 metros). Se emplaza en una cota a unos 900 metros de altitud desde la que se domina Priego por el sur, distante unos dos kilómetros; dada esta cercanía, su posible función pudo ser vigilar por el sur cualquier amenaza, en conexión con otras atalayas del entorno (las más cercanas, la de la Pata de Mahoma, la del Espartal, la de Uclés y la de la Sierrecilla de la Trinidad; también se conectaba con las de Oliva, de las Cabras o de Azores, las Tres Torres de El Cañuelo -Alta, Media y Bajera- y la del Esparragal). Además se domina desde aquí el castillo de Carcabuey.
Aunque la mayoría de estas almenaras se levantaron en época nazarí, quizás alguna se remonte a las campañas del emir Muhammad I, ya que Priego quedó bajo control de los seguidores de Ibn Hafsun (uno de los más destacados, Ibn Mastana, la convirtió en el 889 en su centro de operaciones, autotitulándose “Señor de Priego y Luque").

Sigo el sendero, disfrutando de magníficas vistas de Sierra Horconera y de Priego, adonde me dirijo bajando una pronunciada cuesta; luego por caminos rústicos entre olivares, llego al pueblo por la calle Juan Bosco, aunque enseguida dejo el núcleo urbano por el Camino del Arco (con un tramo inicial asfaltado). Más adelante vuelvo a salirme del camino para acortar por un olivar, buscando el carril que lleva a la Torre del Espartal (o de Genilla), que se levanta sobre la cota 760 de la cadena montañosa conocida por la Pata de Mahoma (parte de las estribaciones más septentrionales de la Sierra Horconera), en el camino de Priego a Rute. Situada en el cerro más occidental de esta cadena, donde empieza a descender el terreno para caer casi en talud hacia el arroyo Gámiz, tributario del Genilla, esta atalaya goza de una extraordinaria situación estratégica para la vigilancia y control de las ricas vegas de regadío de Priego y del viejo camino de Alcalá la Real a las sierras de Cabra y Lucena, con una visibilidad excepcional que la comunica por el noreste con la Torre de Barcas, con la Torre de Almorchón (que a su vez la pone en comunicación con la campiña cordobesa desde las tierras de Luque y Baena) y con la Torre Alta; y por el noroeste con la Torre de Uclés (o de Jaula), que tengo frente a mí enclavada en los crestones cársticos más orientales de la Sierra de los Pollos o de Jaula, con su vertiente sur cortada a pico sobre el curso del Genilla (sólo tiene acceso por la ladera norte, bastante más suave). Esta última torre (que vigilaba la cuenca del Genilla y el paso obligado Cabra-Carcabuey-Priego), se sitúa en el mismo límite de los términos municipales de Priego y Carcabuey, puerta de acceso a su vez a los campos de Cabra y Lucena.

Inicio el regreso por la cadena de la Pata de Mahoma, siguiendo el carril entre olivos y algún pequeño tramo de senda y enfilando un camino de tierra relleno con ripios que en ascenso me lleva a la Torre de la Pata de Mahoma, situada en la zona noroeste de este macizo extramuros de la ciudad. Al ser la atalaya más próxima a la Priego medieval (a kilómetro y medio
al suroeste), debía de ser vital para su protección, en conexión con otras atalayas similares como las del Calvario Viejo o El Espartal. Hoy sólo quedan restos del cuerpo inferior macizo, sobre un majano formado por piedras similares a las que conforman la torre.

En poco más de 1 kilómetro de bajada entro en Priego por la calle del Pozuelo. Ahora me espera una buena subida de escaleras que salvan el desnivel con la explanada natural donde se halla la Ermita del Calvario. Ya en 1593 se sabe de la existencia en esta meseta de un humilladero (lugar de devoción con una cruz o una imagen para que los peregrinos orasen antes de entrar en la población o al dejarla); la actual data del año 1708, construida con las limosnas de los fieles y la contribución de la Orden Tercera Franciscana (y reconstruida tras la Guerra Civil). Está rodeada de cruces de piedra y es lugar de visita obligada cada Viernes Santo, donde todo el pueblo recibe la bendición de Jesús Nazareno.

Ahora toca descender por la calle Lucenica todas las escaleras subidas antes, hasta llegar a la calle Haza Luna. Aquí, en el interior de una pérgola de planta octogonal con cerramiento de cristal y cubierta de teja cerámica, se aloja un horno cerámico de época islámica (siglos XII-XIII), rodeado de cartelería alusiva al Priego medieval islámico y su barrio alfarero y una maqueta del horno reconstruido. Se trata de un horno de tamaño medio (aunque en él se pudieron cocer hasta varios cientos de piezas a la vez), hallado en la calle San Marcos, excavado en 1993 y trasladado a su actual ubicación en una sola pieza. En el entorno de las actuales calles Lozano Sidro y San Marcos se ubicaba el barrio alfarero de madinat Baguh (en este sector se han excavado numerosos hornos cerámicos de distintas tipologías, zanjas de extracción de arcillas, depósitos, muros, pavimentos...), dado que allí disponían de pozos de agua abundante y un sustrato geológico arcilloso, para el modelado (además de estar en la periferia de los arrabales y así su actividad -emanaciones de humos, acumulación de desechos…- molestaba menos a los vecinos).

Éste es el último punto de interés de una ruta que, creo, tiene unos cuantos.