Puebla de Lillo - Pico Mahón-1.824 metros- (circular)

Dejamos el coche en Puebla de Lillo donde hay muchos sitios para aparcar.
Comenzamos a caminar por cómoda pista que deja a nuestra izquierda el imponente Susarón. A partir del km 3 y hasta el km 7,8 la pista transcurre la mayor parte de su recorrido por dentro de bonitos bosques.
En el km 7,8 se encuentra el collado Ferreras que ya nos permite vistas hacia el pantano del Porma; allí finaliza la pista, giramos a nuestra derecha y comenzamos a ascender, al lado de una alambrada que dejamos a nuestra izquierda, por terreno empinado (se ascienden 500 metros de desnivel en 1,2km) y recto hasta llegar a coronar la precima del pico Mahón, cuya cima alargada se encuentra llena de restos de trincheras de la guerra civil. Las vistas desde allí nos permiten ver el pantano del Porma y contemplar los paisajes en 360 grados.
Después de disfrutar de las vistas comenzamos a bajar por cómodo prado hasta llegar a la collada Tolibia (Km 9,5) donde giramos a nuestra derecha para continuar por marcado camino que transcurre por media ladera hasta el km 10,8 donde nos encontramos un prado que nos permite bajar directamente hasta el collado de la sierra del Arveyal. Desde este collado descendemos monte a través por un bonito hayedo que tiene bastante pendiente y el suelo se encuentra alfombrado de hojas (conviene bajar despacio y asegurando las pisadas que demos) durante unos 900 metros hasta que nos encontremos con el arroyo de Espina del Rebueno donde giraremos a nuestra derecha siempre a la vera del arroyo que tuvimos que vadear tres veces sin problema y sin mojarnos los pies para poder hacer los 500 metros de bosque que nos faltaban para salir a una pista que nos llevaría hasta Puebla de Lillo.
En el km 15,5 nos encontramos a nuestra derecha con un área de recreo cercana a la ermita de Pegarúas, que se encuentra a su izquierda, y que aprovechamos para visitar.
Después continuamos por la pista durante unos 5 km hasta llegar al coche.

PD. Las fotos permiten ver varios bancos de madera puestos a lo largo de la ruta, en algunos de los cuales había un libro, metido dentro de una bolsa de plástico para protegerlo de las inclemencias, a disposición de quien desee leerlo.