Puente Tocinos, Acequia Benetucer Benicotot y vuelta por la Acequia Aljada (Ruta de las Acequias en Murcia)
near Puente Tocinos, Murcia (España)
Viewed 490 times, downloaded 4 times
Trail photos
Itinerary description
Excelente Jueves Santo de finales de marzo para una ruta no montañera. Temperatura buena, algo de viento. Nos acercarnos a las acequias de Murcia y su huerta. Con mi amigo José María, coki7090 en Wikiloc, buen conocedor de la zona hoy visitada, comenzamos en Puente Tocinos, que se encuentra en la Huerta de Murcia, en la margen izquierda del Río Segura. Toma el pueblo el nombre en parte del puente que existe sobre la acequia de Benetúcer, en el camino viejo de Orihuela a un kilómetro de Murcia; y por estar este puente fuera del radio municipal a los efectos de pagar de arbitrios, en sus alrededores existían comercios que se dedicaban a vender carnes de todas clases y sobre todo carne de cerdo, que los vecinos de la capital compraban a precios inferiores y los introducían clandestinamente, burlando la vigilancia de los empleados de arbitrios; de aquí tomó el nombre de tocinos, resultando de esta unión Puente Tocinos. Al igual que el resto de pedanías huertanas, lindantes con el río, su paisaje comienza a esbozarse con la llegada de los musulmanes a Murcia, allá por el siglo IX. Ellos desecaron las tierras del Valle, que se encontraban inundadas por el río. La confluencia del Segura con el Guadalentín fue salpicándose de alquerías, cuyo origen se halla en el asentamiento de clanes y de determinados linajes musulmanes. El pueblo musulmán perfeccionó y amplió un complejo sistema de riegos, que ya había sido iniciado por los romanos. A través de presas y azudes, canales, acequias y norias lograron la conversión en regadío de las tierras del Valle, dando lugar al nacimiento de la Huerta de Murcia. Del Azud de la Contraparada partían una serie de acequias, que se iban introduciendo en el Valle para regar diversos puntos de las dos márgenes del río Segura. Éste es el paisaje que reinaba en el territorio que, actualmente, ocupa la pedanía de Puente Tocinos. Un vergel de frutales, hortalizas, norias y acequias, con alquerías diseminadas y fecundos rahales, que viene de Rahal, rafal, raal o real, 'punto de acampada', designa, en el contexto histórico y geográfico a las explotaciones agrícolas de carácter familiar de menor extensión que las alquerías.
Hacia 1270, las tierras que ocupa Puente Tocinos se identificaban con los nombres de los cinco heredamientos o acequias, que regaban sus distintos lugares: Nelva, al Norte de Puente Tocinos; Aljada, paralela al Camino Viejo de Orihuela (carretera de Puente Tocinos); Benetúcer, paralela a la carretera de Puente Tocinos; Caravija: hacia el Sur, entre el río Segura y la acequia de Benetúcer; Condomina, atravesando el río Segura por medio de un sifón y regando los terrenos llamados de Condomina Seca.
Por tanto, las primeras señas de identidad de Puente Tocinos son las acequias, que regaron sus fértiles tierras huertanas. La acequia Aljada (que significa acequia) marcaba en la antigüedad una vía importante de comunicación, en este caso la del Camino Real de Orihuela, de ahí su etimología. Esta acequia procede originalmente del heredamiento del Norte, de la acequia Aljufía (que nace en la Contraparada) de ella nace la acequia Benetúcer y de ella la Aljada, que recorremos hoy.
La Casa-Torre del Reloj en Puente Tocinos es punto de partida de nuestros pasos que nos llevaran hasta la acequia de Benetúcer. Tras seguir sus aguas, la dejaremos para sumergirnos en un camino elevado, un malecón protector de riadas próximo al cauce del río Segura. Aún podemos ver, desde arriba, algunas casas tradicionales asentadas en los sotos de la huerta. Conectamos con la senda del río, a la altura de unos palomares, que nos servirá de guía hasta la confluencia del Reguerón y el Segura, con la Sierra del Miravete a nuestra derecha. Aguas abajo del río nos encontremos con la acequia de Benicotot, que será nuestra compañera para mostrarnos el Rincón de Gallego, un enclave característico de la huerta del Segura, donde el curso del río abraza un trozo de tierra cultivable y habitable, en este caso de la pedanía de Torreagüera.
La vuelta la realizamos por un antiguo meandro del Río Segura, cruzando por el puente que separa el Rincón del Gallego con el Llano de Brujas, por el otro margen ahora el izquierdo y poco antes de llegar a la depuradora, nos salimos por un camino para volver a la acequia Benetúcer, coincide en algunos pequeños tramos con el Sendero de la Huerta del Noroeste, ya publicado, https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sendero-de-la-huerta-de-murcia-noreste-pr-mu-114-ruta-de-la-acequias-murcia-35913355. Este itinerario está bastante bien señalizado con flechas, carteles y pegatinas en las farolas con la señal de PR. Para después volver por la acequia Aljada, por desgracia esta última con el cauce totalmente oculto e entubado, sólo los partidores nos dicen que ahí estaba. Ya llegados de nuevo a Puente tocinos, llegamos al punto de partida en el parking al lado de la Casa del Reloj, esta casa emblema de la pedanía, ubicada en el Carril de la Torre, de arquitectura barroca popular es un inmueble también denominado Torre de los Ayllón o popularmente conocido como la Torre del Reloj o Casa del Reloj, siendo el edificio más antiguo de la pedanía. Fue levantado a mediados del Siglo XVIII como vivienda familiar de una familia noble. Vinculada en otros tiempos a la explotación agrícola y sericícola actualmente alberga la Casa del Belén de la Región de Murcia como museo de artesanía belenista. Cuenta con elementos ornamentales de gran valor, como el escudo heráldico labrado en piedra con las armas de los Ayllón y el reloj de sol situado en la torre. El escudo se representa la fauna menor de la zona, como por ejemplo la mula, y el topo; y la flora, con moreras e higueras. Lleva una serie de orlas, frutas: naranjas, limones, granadas, flores, membrillos. En la parte superior está coronado por la cruz de Calatrava, ya que los ancestros de esta familia pertenecían a esta orden. El reloj de sol, situado en la torre, se trata de un reloj vertical declinante, ya que la pared no mira exactamente al sur, sino que se desvía 21º al levante. El reloj no es simétrico, estando el centro desplazado hacia el este. En total 13 Km. Totalmente llanos, sin ninguna dificultad.
La Huerta, además de ser un sistema agrario muy productivo, cuenta con diversos valores naturales. Además de las hortalizas cultivadas, en la Huerta están presentes otras muchas especies vegetales. Así, en los márgenes de las acequias mejor conservadas, crecen de manera natural álamos, sauces, saúcos, fresnos y olmos además de cañas, juncos o cola de caballo. Cerca de las casas y en los linderos de los bancales que se mantienen de modo tradicional encontramos granados, perales, moreras, higueras, nispereros, incluso nogales llamados nogueras en la Huerta. Así mismo, existen otras variedades tradicionales de frutales, algunas de ellas en peligro de desaparecer, como son el nispolero, el pero nano o la naranja sanguina. Y, como puedes comprobar mirando el horizonte, destaca la palmera datilera, toda una seña de identidad del paisaje huertano. Las aves han estado vinculadas desde antiguo a la vida de la Huerta. Entre las que revolotean en los huertos se encuentran los mirlos, verderones, abubillas, jilgueros y verdecillos que en la Huerta se les conoce como merlos, verdolores, perputas, caverneras y garrofillas respectivamente. Es frecuente ver planear al cernícalo en busca de algún animalillo del que alimentarse. Al caer el sol, entran en escena los mochuelos y las lechuzas, estas últimas más difíciles de observar. Además de las aves, en la huerta habitan otros grupos de animales, sobre todo en los cauces de riego: barbos, anguilas, galápagos leprosos y la rana común vuelven a ser frecuentes en las acequias y azarbes gracias a la mejora de la calidad de las aguas. Una rica biodiversidad de plantas y animales asociada a este paisaje agrario. Además de estos valores naturales, en su condición de cinturón verde que rodea la ciudad de Murcia, la Huerta actúa como regulador del clima y supone la despensa para las generaciones futuras, pues aún cuenta con una gran cantidad de suelo fértil, cada vez más escaso en nuestro planeta.
La historia de la región de Murcia es la historia del agua, sacar el máximo partido de los raquíticos caudales disponibles. Durante siglos, milenios incluso, la divisa en esta tierra ha sido aprovechar hasta la última gota de las escasas precipitaciones e idear sistemas para atraer, preservar o extender todo los posible su vivificadora presencia.
Los musulmanes recogieron la tradición hidráulica romana y realizaron acueductos, qanat, cisternas, albercas y acequias que llevaban la impronta de aquella civilización.
A imitación de Roma los árabes situaron sus grandes cisternas en las afueras de las ciudades, conduciendo el agua, como habían hecho los romanos ocho siglos antes, por acueductos y canalizaciones a casas particulares, baños y jardines. Pero fueron un paso más allá: conferirían a las huertas de las vegas del Segura la fisonomía con la que serían conocidas durante siglos.
La huerta de Murcia es el resultado de la generosidad del río Segura, del ingenio de los árabes que poblaron estas tierras y de quienes las han habitado durante generaciones, que con su continuo esfuerzo, han preservado un paisaje agrario y una forma de vida hasta nuestros días. Los árabes tras fundar la ciudad de Murcia en el siglo IX, supieron aprovechar la fertilidad que el río proporcionaba a la tierra con sus continuos desbordamientos ideando un ingenioso sistema de riego. Propiciaron el cultivo de diferentes hortalizas y frutales.
Las acequias son un patrimonio importante de todos los murcianos. Siempre encontramos árboles de gran tamaño como plataneros de sombra cerca de los cauces de agua. Allá donde veas árboles grandes, cerca hay una acequia. Constituyendo una parte esencial de ese sistema tan complejo de canales de distribución o de aguas vivas, y de recogida (o azarbes) y devolución al cauce principal o de aguas muertas.
Como el entubamiento es un paso más en la degradación de la huerta de Murcia, la histórica red de regadío está sirviendo para crear nuevos caminos que, en muchas ocasiones, favorecen la construcción de viviendas, muchas ilegales, con licencia de aperos, construyen lo que quieren. Las acequias nos ayudan a conocer los valores culturales, ambientales y paisajísticos que contienen estos antiguos cauces de riego.
En los márgenes crecían higueras, laureles, así como plátanos y moreras centenarias. También había especies protegidas de chopos, olmos y sauces. Estas arboledas las plantaban los antiguos huertanos en los márgenes de las acequias para que las raíces sujetaran la tierra, creando un rico ecosistema vinculado al agua donde habitan especies acuáticas y aves insectívoras muy beneficiosas para la agricultura.
Más de la mitad de los cauces han sido entubados en los últimos 30 años. Esto conlleva una tremenda pérdida de biodiversidad, elementos patrimoniales y un recurso de gran importancia en la regulación del microclima en el valle de Murcia, con una bajada de temperatura de 3° a 5°. A lo que hay que añadir, que esta red a cielo abierto funciona también como sistema de drenaje en caso de lluvias torrenciales.
Necesitamos un cambio de mentalidad, y que sepan apreciar los valores ambientales y culturales que atesora la red de regadío y que forman parte del interés general de toda la ciudadanía. Se necesita un esfuerzo en la protección de esta milenaria red y su colaboración en la mejora ambiental, gestión y mantenimiento.
Hacia 1270, las tierras que ocupa Puente Tocinos se identificaban con los nombres de los cinco heredamientos o acequias, que regaban sus distintos lugares: Nelva, al Norte de Puente Tocinos; Aljada, paralela al Camino Viejo de Orihuela (carretera de Puente Tocinos); Benetúcer, paralela a la carretera de Puente Tocinos; Caravija: hacia el Sur, entre el río Segura y la acequia de Benetúcer; Condomina, atravesando el río Segura por medio de un sifón y regando los terrenos llamados de Condomina Seca.
Por tanto, las primeras señas de identidad de Puente Tocinos son las acequias, que regaron sus fértiles tierras huertanas. La acequia Aljada (que significa acequia) marcaba en la antigüedad una vía importante de comunicación, en este caso la del Camino Real de Orihuela, de ahí su etimología. Esta acequia procede originalmente del heredamiento del Norte, de la acequia Aljufía (que nace en la Contraparada) de ella nace la acequia Benetúcer y de ella la Aljada, que recorremos hoy.
La Casa-Torre del Reloj en Puente Tocinos es punto de partida de nuestros pasos que nos llevaran hasta la acequia de Benetúcer. Tras seguir sus aguas, la dejaremos para sumergirnos en un camino elevado, un malecón protector de riadas próximo al cauce del río Segura. Aún podemos ver, desde arriba, algunas casas tradicionales asentadas en los sotos de la huerta. Conectamos con la senda del río, a la altura de unos palomares, que nos servirá de guía hasta la confluencia del Reguerón y el Segura, con la Sierra del Miravete a nuestra derecha. Aguas abajo del río nos encontremos con la acequia de Benicotot, que será nuestra compañera para mostrarnos el Rincón de Gallego, un enclave característico de la huerta del Segura, donde el curso del río abraza un trozo de tierra cultivable y habitable, en este caso de la pedanía de Torreagüera.
La vuelta la realizamos por un antiguo meandro del Río Segura, cruzando por el puente que separa el Rincón del Gallego con el Llano de Brujas, por el otro margen ahora el izquierdo y poco antes de llegar a la depuradora, nos salimos por un camino para volver a la acequia Benetúcer, coincide en algunos pequeños tramos con el Sendero de la Huerta del Noroeste, ya publicado, https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/sendero-de-la-huerta-de-murcia-noreste-pr-mu-114-ruta-de-la-acequias-murcia-35913355. Este itinerario está bastante bien señalizado con flechas, carteles y pegatinas en las farolas con la señal de PR. Para después volver por la acequia Aljada, por desgracia esta última con el cauce totalmente oculto e entubado, sólo los partidores nos dicen que ahí estaba. Ya llegados de nuevo a Puente tocinos, llegamos al punto de partida en el parking al lado de la Casa del Reloj, esta casa emblema de la pedanía, ubicada en el Carril de la Torre, de arquitectura barroca popular es un inmueble también denominado Torre de los Ayllón o popularmente conocido como la Torre del Reloj o Casa del Reloj, siendo el edificio más antiguo de la pedanía. Fue levantado a mediados del Siglo XVIII como vivienda familiar de una familia noble. Vinculada en otros tiempos a la explotación agrícola y sericícola actualmente alberga la Casa del Belén de la Región de Murcia como museo de artesanía belenista. Cuenta con elementos ornamentales de gran valor, como el escudo heráldico labrado en piedra con las armas de los Ayllón y el reloj de sol situado en la torre. El escudo se representa la fauna menor de la zona, como por ejemplo la mula, y el topo; y la flora, con moreras e higueras. Lleva una serie de orlas, frutas: naranjas, limones, granadas, flores, membrillos. En la parte superior está coronado por la cruz de Calatrava, ya que los ancestros de esta familia pertenecían a esta orden. El reloj de sol, situado en la torre, se trata de un reloj vertical declinante, ya que la pared no mira exactamente al sur, sino que se desvía 21º al levante. El reloj no es simétrico, estando el centro desplazado hacia el este. En total 13 Km. Totalmente llanos, sin ninguna dificultad.
La Huerta, además de ser un sistema agrario muy productivo, cuenta con diversos valores naturales. Además de las hortalizas cultivadas, en la Huerta están presentes otras muchas especies vegetales. Así, en los márgenes de las acequias mejor conservadas, crecen de manera natural álamos, sauces, saúcos, fresnos y olmos además de cañas, juncos o cola de caballo. Cerca de las casas y en los linderos de los bancales que se mantienen de modo tradicional encontramos granados, perales, moreras, higueras, nispereros, incluso nogales llamados nogueras en la Huerta. Así mismo, existen otras variedades tradicionales de frutales, algunas de ellas en peligro de desaparecer, como son el nispolero, el pero nano o la naranja sanguina. Y, como puedes comprobar mirando el horizonte, destaca la palmera datilera, toda una seña de identidad del paisaje huertano. Las aves han estado vinculadas desde antiguo a la vida de la Huerta. Entre las que revolotean en los huertos se encuentran los mirlos, verderones, abubillas, jilgueros y verdecillos que en la Huerta se les conoce como merlos, verdolores, perputas, caverneras y garrofillas respectivamente. Es frecuente ver planear al cernícalo en busca de algún animalillo del que alimentarse. Al caer el sol, entran en escena los mochuelos y las lechuzas, estas últimas más difíciles de observar. Además de las aves, en la huerta habitan otros grupos de animales, sobre todo en los cauces de riego: barbos, anguilas, galápagos leprosos y la rana común vuelven a ser frecuentes en las acequias y azarbes gracias a la mejora de la calidad de las aguas. Una rica biodiversidad de plantas y animales asociada a este paisaje agrario. Además de estos valores naturales, en su condición de cinturón verde que rodea la ciudad de Murcia, la Huerta actúa como regulador del clima y supone la despensa para las generaciones futuras, pues aún cuenta con una gran cantidad de suelo fértil, cada vez más escaso en nuestro planeta.
La historia de la región de Murcia es la historia del agua, sacar el máximo partido de los raquíticos caudales disponibles. Durante siglos, milenios incluso, la divisa en esta tierra ha sido aprovechar hasta la última gota de las escasas precipitaciones e idear sistemas para atraer, preservar o extender todo los posible su vivificadora presencia.
Los musulmanes recogieron la tradición hidráulica romana y realizaron acueductos, qanat, cisternas, albercas y acequias que llevaban la impronta de aquella civilización.
A imitación de Roma los árabes situaron sus grandes cisternas en las afueras de las ciudades, conduciendo el agua, como habían hecho los romanos ocho siglos antes, por acueductos y canalizaciones a casas particulares, baños y jardines. Pero fueron un paso más allá: conferirían a las huertas de las vegas del Segura la fisonomía con la que serían conocidas durante siglos.
La huerta de Murcia es el resultado de la generosidad del río Segura, del ingenio de los árabes que poblaron estas tierras y de quienes las han habitado durante generaciones, que con su continuo esfuerzo, han preservado un paisaje agrario y una forma de vida hasta nuestros días. Los árabes tras fundar la ciudad de Murcia en el siglo IX, supieron aprovechar la fertilidad que el río proporcionaba a la tierra con sus continuos desbordamientos ideando un ingenioso sistema de riego. Propiciaron el cultivo de diferentes hortalizas y frutales.
Las acequias son un patrimonio importante de todos los murcianos. Siempre encontramos árboles de gran tamaño como plataneros de sombra cerca de los cauces de agua. Allá donde veas árboles grandes, cerca hay una acequia. Constituyendo una parte esencial de ese sistema tan complejo de canales de distribución o de aguas vivas, y de recogida (o azarbes) y devolución al cauce principal o de aguas muertas.
Como el entubamiento es un paso más en la degradación de la huerta de Murcia, la histórica red de regadío está sirviendo para crear nuevos caminos que, en muchas ocasiones, favorecen la construcción de viviendas, muchas ilegales, con licencia de aperos, construyen lo que quieren. Las acequias nos ayudan a conocer los valores culturales, ambientales y paisajísticos que contienen estos antiguos cauces de riego.
En los márgenes crecían higueras, laureles, así como plátanos y moreras centenarias. También había especies protegidas de chopos, olmos y sauces. Estas arboledas las plantaban los antiguos huertanos en los márgenes de las acequias para que las raíces sujetaran la tierra, creando un rico ecosistema vinculado al agua donde habitan especies acuáticas y aves insectívoras muy beneficiosas para la agricultura.
Más de la mitad de los cauces han sido entubados en los últimos 30 años. Esto conlleva una tremenda pérdida de biodiversidad, elementos patrimoniales y un recurso de gran importancia en la regulación del microclima en el valle de Murcia, con una bajada de temperatura de 3° a 5°. A lo que hay que añadir, que esta red a cielo abierto funciona también como sistema de drenaje en caso de lluvias torrenciales.
Necesitamos un cambio de mentalidad, y que sepan apreciar los valores ambientales y culturales que atesora la red de regadío y que forman parte del interés general de toda la ciudadanía. Se necesita un esfuerzo en la protección de esta milenaria red y su colaboración en la mejora ambiental, gestión y mantenimiento.
Waypoints
Intersection
131 ft
Carril de la Torre
Intersection
125 ft
Izquierda carretera
Intersection
121 ft
Salimos carretera izquierda
Intersection
118 ft
Carretera a Puente Tocinos
Intersection
125 ft
Izquierda
Intersection
121 ft
Derecha e izquierda
Intersection
125 ft
Derecha
Comments (2)
You can add a comment or review this trail
I have followed this trail View more
Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Seguimos descubriendo la huerta y sus acequias
Bonita ruta. Muy buena explicación.