Puertito de Güimar: Barranco de Badajoz

Desde el centro del Puertito, bar La Charcada, comenzamos la ruta en dirección al Club Náutico por el paseo marítimo. Una vez que lo hemos pasado, continuamos a la derecha por el camino en dirección a la autopista y la atravesamos por debajo. Seguimos el camino siempre de frente, en ocasiones parece que seguimos el lecho de un río.

Un poco más arriba nos encontramos con el Camino de las Rosas, Camino Real, y continuamos por el camino que sigue subiendo en dirección a la Carretera General del Sur, TF-28. Una vez que llegamos a la TF-28 la cruzamos por encima y en frente encontramos el Camino al Barranco de Badajoz. Una señal nos indica su nombre.

También podemos venir en coche hasta este punto y nos ahorramos 5,5 km de subida y, evidentemente, otros tantos de bajada.

Continuamos subiendo dejando huertas y viñas a nuestra izquierda. Llegamos al lugar protegido denominado Siete Lomas y un poco más arriba nos encontramos con la entrada al Barranco de Badajoz. El paisaje resulta único y extraordinario.

Cabe destacar que hasta el final del barranco todo es subida que, aunque moderada, puede resultar muy fatigosa para piernas poco acostumbradas.

El único fantasma con el que me he topado es el de la tristeza que te inunda al ver el estado de tan singulares instalaciones que datan de principios del siglo XX. Desde aquí invito al Consistorio de Güimar y al Cabildo de Tenerife a cuidar un poco más esta maravilla de entorno; a poner curiosas y dignas las edificaciones de los trabajadores que, con su esfuerzo, canalizaron el agua de las montañas. Es una verdadera pena que se encuentren abandonadas a su suerte, y en tal lamentable estado, una reliquia de construcciones y máquinas con tanta historia, que han traído y traen agua y riqueza al paisanaje de la zona. Es de bien nacidos ser agradecidos, y no se merece menos este entorno único tan lleno de belleza e historia del que, al perecer, solo se acuerdan los que creen ver en él a entes poco terrenales.