Puerto de Alfacar- Alfaguara- Sanatorio- Jardín Botánico.
near Nívar, Andalucía (España)
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Itinerary description
En la A-92 tomamos la salida 249 con dirección a Alfacar; pasamos esta localidad con dirección a la carretera de la Alfaguara y a los 4 km del inicio de esta carretera comienza nuestro sendero.
Recorrido fácil y sencillo, apto para todos los públicos y muy utilizado especialmente en primavera, cuando la naturaleza está en pleno esplendor y en verano, cuando los tórridos calores de la Hoya de Granada, invitan a subir hasta los 1.350 metros de altitud, donde se inicia el sendero.
Parte del trazado discurre por viejos carriles forestales, cerrados al tráfico lo que sin duda da mayor tranquilidad al senderista.
Al principio caminaremos paralelos al barranco del Puerto, por un sendero algo pedregoso y señalizado, que con un suave ascenso entre jaras, majuelos, pinos, encinas, quejigos y alguna que otra orquídea... nos conducirá hasta una pradera abierta, La Alfaguarilla, hoy repleta de flores por doquier y que antes se usaba para el cultivo de cereal.
De nuevo entramos en el bosque denso, principalmente de pino resinero,y por un sendero situado en la umbría de Cerro de las Calaveras nos encontrarnos con una intersección señalizada, a la derecha un sendero que va a la Cueva del Agua, a la izquierda otro que va al campamento de la Alfaguara (área recreativa); pero nosotros tomaremos el sendero del centro que con un cómodo llaneo nos llevará hasta la Pista a Puerto Lobo.
Poco después conectaremos con la Cañada Real de la Loma de Juan, de la que nos desviaremos andados unos 800 m. a la Izquierda para dirigirnos a Fuente Fría. Antes de llegar a esta nos sorprendió notablemente un pequeño y precioso pinsapar.
Dando un pequeño rodeo por el Llano del Fraile llegaremos al Sanatorio de la Alfaguara;un lugar en el que el silencio es más inquietante que cualquier otro ruido. Un antiguo hospital de tuberculosos donde el paso del tiempo ha hecho mella convirtiéndolo en ruinas.
Un lugar donde una mujer alemana, de nombre Berta Wihelmi, decidió construir un hospital de forma altruista para poder tratar esta enfermedad que recientemente le había arrebatado la vida a un familiar cercano a ella. Es el sanatorio de la Alfaguara, es el hospital de Berta.
Estamos hablando del año 1923, hace ya casi un siglo. Pero hoy el sanatorio aún sigue presente en la memoria de muchos pese a que se clausuró y abandonó hace ya 60 años pasto de una cruel Guerra Civil y las batallas que acaecieron en esa parte de Granada. Pero aún se cuentan historias de terror para asustar a los más novatos cuando se llega a esta zona.
Por la Cañada Real de la Loma de Juan volveremos sobre nuestros propios pasos para, una vez llegados a la señal que nos indicaba el Área Recreativa, tomar este desvio por un sendero que desciende en dirección a la Alfaguara, que con sus múltiples instalaciones, zona de acampada, área recreativa y kiosco-bar, le convierten en uno de los lugares mas visitados del parque natural.
Muy cerca encontraremos un itinerario botánico, donde las sombras frondosas invitan a hacer un descanso para el almuerzo. Un recorrido muy didáctico, ayuda a conocer algunas especies arbóreas, de lo que antiguamente fue una huerta; quedando aún algunos frutales de gran porte, como perales, cerezos y manzanos.
En el Jardín Botánico de La Alfaguara, pasear bajo el tupido arco que forman más de una treintena de enormes cedros de más de diez metros de altura, es trasladarse a los bosques del norte de África, a las montañas del Atlas, donde el Cedrus atlantica, tuvo su origen antes de ser utilizado para repoblaciones en las cordilleras béticas del sureste de la península Ibérica.
La sensación es extraña, las enromes ramas de estos árboles casi no dejan pasar el sol. Sus troncos marcan las lindes de un recorrido por el interior de un bosque naturalizado. Es el parque botánico conocido como Arboretum de la Alfaguarra, dentro del Parque Natural de la Sierra de Huétor, el recuerdo vivo de las tareas de regeneración forestal que cambiaron la fisonomía y los ecosistemas de estas montañas en la segunda mitad del siglo XX.
Árboles que junto a pinos de diferentes especies, arces, álamos, e incluso frutales, crecieron y se reprodujeron en este espacio hasta formar un verdadero bosque en el que sorprende encontrar una pequeña alameda junto a grupos de cipreses, ecosistemas húmedos cerca de las viejas acequias, e incluso comprobar como el encinar recuperó territorios de los que fue expulsado.
El Arboretum de la Alfaguara está situado en un paraje en el que había una permanente presencia de agua gracias a la fuente de los pajareros, que daba lugar a una pequeña balsa y un arroyo que discurría sierra abajo.
A principios de la década de los sesenta, era el terreno ideal para ubicar el principal vivero de especies forestales desde el que iniciar la tarea de repoblar los montes de estas sierras, que estaban poblados por encinares y robledales y grandes extensiones de matorral, pero todos estos bosques estaban muy esquilmados a causa de la sobreexplotación a la que habían sido sometidos durante décadas, tanto para obtener madera para la construcción y fabricación de todo tipo de muebles y utillaje, como para leña y la generación de carbón, y además por la destrucción de bosquetes y monte bajo para obtener tierras de labranza y espacios para pastoreo.
Desde le Arboretum partían centenares de plantones ya aclimatados para ser plantados en casi la totalidad de las laderas y barrancos de lo que hoy son las sierras de la Alfaguara, Huétor, Beas, Arana e incluso algunas zonas de Sierra Nevada.
Las condiciones que se han generado en el Arboretum son perfectas para el desarrollo de poblaciones de aves forestales, ya que tienen protección, comida y agua. El sonido de las aves es continuo. Los pequeñísimos mitos revolotean entre las ramas de los frutales, mientras los herrerillos y carboneros buscan insectos en las cortezas, igual que los agateadores, que tienen en esta zona poblaciones estables, que comparten con petirrojos y otras de mayor tamaño. Cada día hay más arrendajos que han llegado a nidificar y criar en estos bosques, en los que se pueden ver picapinos, que hacen profundos agujeros en los troncos de los grandes árboles para utilizarlos como nidos. Tuvimos la suerte de escucharlos pero no pudimos verlos.
Hoy ha sido el día de los lagartos ocelados ya que durante el transcurso de la ruta hemos llegado a ver seis ejemplares a cual más rápido; aunque uno se dejó fotografiar de lejos.
El regreso hasta el punto de partida se hace en gran parte por la pista forestal.
Recorrido fácil y sencillo, apto para todos los públicos y muy utilizado especialmente en primavera, cuando la naturaleza está en pleno esplendor y en verano, cuando los tórridos calores de la Hoya de Granada, invitan a subir hasta los 1.350 metros de altitud, donde se inicia el sendero.
Parte del trazado discurre por viejos carriles forestales, cerrados al tráfico lo que sin duda da mayor tranquilidad al senderista.
Al principio caminaremos paralelos al barranco del Puerto, por un sendero algo pedregoso y señalizado, que con un suave ascenso entre jaras, majuelos, pinos, encinas, quejigos y alguna que otra orquídea... nos conducirá hasta una pradera abierta, La Alfaguarilla, hoy repleta de flores por doquier y que antes se usaba para el cultivo de cereal.
De nuevo entramos en el bosque denso, principalmente de pino resinero,y por un sendero situado en la umbría de Cerro de las Calaveras nos encontrarnos con una intersección señalizada, a la derecha un sendero que va a la Cueva del Agua, a la izquierda otro que va al campamento de la Alfaguara (área recreativa); pero nosotros tomaremos el sendero del centro que con un cómodo llaneo nos llevará hasta la Pista a Puerto Lobo.
Poco después conectaremos con la Cañada Real de la Loma de Juan, de la que nos desviaremos andados unos 800 m. a la Izquierda para dirigirnos a Fuente Fría. Antes de llegar a esta nos sorprendió notablemente un pequeño y precioso pinsapar.
Dando un pequeño rodeo por el Llano del Fraile llegaremos al Sanatorio de la Alfaguara;un lugar en el que el silencio es más inquietante que cualquier otro ruido. Un antiguo hospital de tuberculosos donde el paso del tiempo ha hecho mella convirtiéndolo en ruinas.
Un lugar donde una mujer alemana, de nombre Berta Wihelmi, decidió construir un hospital de forma altruista para poder tratar esta enfermedad que recientemente le había arrebatado la vida a un familiar cercano a ella. Es el sanatorio de la Alfaguara, es el hospital de Berta.
Estamos hablando del año 1923, hace ya casi un siglo. Pero hoy el sanatorio aún sigue presente en la memoria de muchos pese a que se clausuró y abandonó hace ya 60 años pasto de una cruel Guerra Civil y las batallas que acaecieron en esa parte de Granada. Pero aún se cuentan historias de terror para asustar a los más novatos cuando se llega a esta zona.
Por la Cañada Real de la Loma de Juan volveremos sobre nuestros propios pasos para, una vez llegados a la señal que nos indicaba el Área Recreativa, tomar este desvio por un sendero que desciende en dirección a la Alfaguara, que con sus múltiples instalaciones, zona de acampada, área recreativa y kiosco-bar, le convierten en uno de los lugares mas visitados del parque natural.
Muy cerca encontraremos un itinerario botánico, donde las sombras frondosas invitan a hacer un descanso para el almuerzo. Un recorrido muy didáctico, ayuda a conocer algunas especies arbóreas, de lo que antiguamente fue una huerta; quedando aún algunos frutales de gran porte, como perales, cerezos y manzanos.
En el Jardín Botánico de La Alfaguara, pasear bajo el tupido arco que forman más de una treintena de enormes cedros de más de diez metros de altura, es trasladarse a los bosques del norte de África, a las montañas del Atlas, donde el Cedrus atlantica, tuvo su origen antes de ser utilizado para repoblaciones en las cordilleras béticas del sureste de la península Ibérica.
La sensación es extraña, las enromes ramas de estos árboles casi no dejan pasar el sol. Sus troncos marcan las lindes de un recorrido por el interior de un bosque naturalizado. Es el parque botánico conocido como Arboretum de la Alfaguarra, dentro del Parque Natural de la Sierra de Huétor, el recuerdo vivo de las tareas de regeneración forestal que cambiaron la fisonomía y los ecosistemas de estas montañas en la segunda mitad del siglo XX.
Árboles que junto a pinos de diferentes especies, arces, álamos, e incluso frutales, crecieron y se reprodujeron en este espacio hasta formar un verdadero bosque en el que sorprende encontrar una pequeña alameda junto a grupos de cipreses, ecosistemas húmedos cerca de las viejas acequias, e incluso comprobar como el encinar recuperó territorios de los que fue expulsado.
El Arboretum de la Alfaguara está situado en un paraje en el que había una permanente presencia de agua gracias a la fuente de los pajareros, que daba lugar a una pequeña balsa y un arroyo que discurría sierra abajo.
A principios de la década de los sesenta, era el terreno ideal para ubicar el principal vivero de especies forestales desde el que iniciar la tarea de repoblar los montes de estas sierras, que estaban poblados por encinares y robledales y grandes extensiones de matorral, pero todos estos bosques estaban muy esquilmados a causa de la sobreexplotación a la que habían sido sometidos durante décadas, tanto para obtener madera para la construcción y fabricación de todo tipo de muebles y utillaje, como para leña y la generación de carbón, y además por la destrucción de bosquetes y monte bajo para obtener tierras de labranza y espacios para pastoreo.
Desde le Arboretum partían centenares de plantones ya aclimatados para ser plantados en casi la totalidad de las laderas y barrancos de lo que hoy son las sierras de la Alfaguara, Huétor, Beas, Arana e incluso algunas zonas de Sierra Nevada.
Las condiciones que se han generado en el Arboretum son perfectas para el desarrollo de poblaciones de aves forestales, ya que tienen protección, comida y agua. El sonido de las aves es continuo. Los pequeñísimos mitos revolotean entre las ramas de los frutales, mientras los herrerillos y carboneros buscan insectos en las cortezas, igual que los agateadores, que tienen en esta zona poblaciones estables, que comparten con petirrojos y otras de mayor tamaño. Cada día hay más arrendajos que han llegado a nidificar y criar en estos bosques, en los que se pueden ver picapinos, que hacen profundos agujeros en los troncos de los grandes árboles para utilizarlos como nidos. Tuvimos la suerte de escucharlos pero no pudimos verlos.
Hoy ha sido el día de los lagartos ocelados ya que durante el transcurso de la ruta hemos llegado a ver seis ejemplares a cual más rápido; aunque uno se dejó fotografiar de lejos.
El regreso hasta el punto de partida se hace en gran parte por la pista forestal.
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Comments (4)
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Bonita ruta, en el día de ayer la hice, y fueron tres horas de andar, con una temperatura excelente, 5º menos que en Granada. Tus comentarios y explicaciones muy acertados
Gracias Ramón, es bueno saber que las rutas subidas gustan.
Hoy he hecho esta ruta, es sencilla y muy bonita, he seguido tu track y está genial, y lo explicas todo muy bien.
Muchas gracias
Antonio, muchas gracias por tu comentario.