Puig Campana. Ruta circular (PR-CV-289) y ascenso al Collado del Bancal del Moro, por la cara norte.

Día grande, aunque no todos lo aprovechamos de manera completa. Tenemos programada la MONTAÑA desde hace algunas semanas, y el tiempo, generalmente clemente con nuestra programación en los últimos meses, nos sorprende con una desagradable pirueta de última hora. Las previsiones hablaban de escasa lluvia el día antes, y día despejado con temperaturas agradables para el día de la ruta. En su lugar el día anterior ha llovido bastante, dejando el suelo resbaladizo y embarrado, y las nubes bajas cubren la cima y amenazan con volver a mojarnos. Bueno, pensamos, al menos podremos hacer la circular, así que adelante. Y seguimos, subiendo en sentido antihorario, por las cuestas fáciles al principio, tal vez lanzándonos el mensaje de que la MONTAÑA temida y adorada no es para tanto. Vano intento, hemos hecho esta ascensión varias veces y, contra el parecer de muchos, pensamos que la cara norte (subida o bajada, o ambas) no es más fácil que esa famosa canal, aunque sin duda la canal exige mayor esfuerzo al ser más larga, al menos si se asciende por el lateral derecho de la pedrera. Por eso la adrenalina se gasta en el tiempo necesario para llegar al Bancal del Moro, el resto, perdónenme los discrepantes, es bastante más cómodo.
El Puig Campana es el majestuoso final de la cordillera prebética, al lado del mar, en la provincia de Alicante, y es la cima más elevada de la Península Ibérica en las cercanías de la costa, alcanzando los 1409 metros a menos de 8 km de distancia de la línea marítima. Sus paredes arrancan de los 238 msnm a que se encuentra Finestrat, dejando un desnivel de casi 1200 metros para el caminante. De forma cónica, su punta presenta dos cimas, separadas por el collado del Bancal del Moro, una pequeña plana donde puedes ver a un lado la caída de la canal, y al otro lado la pendiente de la cara norte; cerca de la que da a poniente se puede ver un gran cortado, que fue conocido antaño como El Portell y sirve de marco en el que ubicar algunas leyendas de la zona, relacionadas con el imaginado origen de la isla de Benidorm y las peleas y amores de Roldán. En términos geológicos está formado por calizas jurásicas y materiales del cretácico; su morfología es consecuencia de fenómenos geológicos asociados a cambios tectónicos inducidos por la falla geológica y la gran fractura que recorre los laterales sur y este desde La Nucía. La altitud condiciona la temperatura en las distintas zonas, y la ubicación hace lo mismo con las lluvias, mucho más habituales en la cara norte, cuyo suelo siempre hemos visto húmedo y resbaladizo.
El punto de inicio de nuestra ruta está en la Font del Molí, en las afueras de Finestrat, desde donde se accede por una carretera específica, bien señalizada. Ahí dejamos aparcado el coche; no hay mucho sitio y ya hay varios coches aparcados, así que no es malo llegar pronto si se quiere tener sitio para aparcar.
Seguiremos la ruta en sentido horario, prefiriendo pasar primero por la cara este, por lo que giramos a la derecha y salimos al camino que nos lleva hasta el lugar donde está marcado el inicio del sendero PR-CV-289 (hay un camino alternativo, un poco más al norte).y empezamos a ascender, al principio de modo moderado, para luego seguir en falso llano hacia la Costera del Cac. Pasada esta la ruta se hace más agresiva, mientras sube por el Barranco de la Trona y luego sale por la ladera este para continuar hacia la Cova del Cremat, una hondonada parcialmente tapada por la vegetación, a cuyo lado encontramos una interesante sima.
Ahora el ascenso se suaviza por un tiempo, mientras atravesamos la ladera en dirección a la Fuente de la Solsida y el Coll del Pouet. Aquí el paisaje está dominado por la piedra rota, es muy agreste, impresionante en su dureza y sin embargo bellísimo, aunque la niebla tapa en muchos momentos las zonas altas. La Fuente de la Solsida está en un lugar muy notable, frente a la parte sur del Ponoig, casi vecino aquí y también impresionante.
Y ya muy cerca encontramos el punto crítico: la bifurcación donde debemos decidir si continuar la ruta circular o girar a la izquierda para subir al collado o a la cima. La cima está cubierta por la niebla y en algún punto hemos tenido sensación de llovizna suave, las vistas desde arriba parece que no serán buenas, pero a pesar de todo varios miembros del grupo quieren subir, como sea. Así que giramos a la izquierda y emprendemos el ascenso hacia el Collado, al principio suave y tranquilizador, pero poco después llegaremos a la Nevera, que visitamos, y ya para entonces el suelo se ha hecho más complicado, con partes de lapiaz y roca viva, bastante resbaladiza por la humedad, y zonas de tierra, en un despropósito de múltiples trazados con bastante inclinación y limitado agarre, donde los bastones ceden su protagonismo a las manos que agarran rocas o ramas como ayuda para una subida más segura siempre que es posible. Oímos los comentarios de otros senderistas que ascienden cerca de nosotros, todos comentando, de formas variadas, la dureza de la ascensión y el respeto que induce en estas condiciones (las malas noticias, que me callo, son que yo siempre he visto esta parte igual, inclinada y resbaladiza aunque haga un sol radiante).
Ascendemos lentamente, pero llegamos al Collado, a 1275 metros de altitud, donde las vistas son de nuevo de excepción. En ese momento la cima está de nuevo cubierta por la niebla, que parecía estar despejando minutos antes, y el viento sopla muy frío, así que mientras Julio, Manuel y Vicente deciden continuar hasta la cima, los demás decidimos dar la vuelta y emprender el descenso con calma.
Ellos continuarán por sendero señalizado y bien marcado, girando a la izquierda para rodear el Cap Gros y subir por el este, en un ascenso bastante más accesible que el previo. Su esfuerzo se verá recompensado eventualmente. Estando arriba las nubes se abren y permiten a los aventureros disfrutar de las impresionantes vistas de esta cima señera de nuestras montañas.
Mientras tanto, los más cómodos o temerosos, bajamos lentamente, con bastante más facilidad de la prevista porque evitamos casi por completo las salidas del sendero marcado, gracias a la vista desde arriba del paso óptimo en cada caso. Cuando llegamos al Coll del Pouet y miramos hacia arriba podemos ver como la cima está casi libre de nubes. Nos alegramos por nuestros compañeros, pero eso no pasa a menudo, y decidimos compensar el natural desencanto mediante el socorrido recurso de comer y beber algo en el Coll.
Ya sólo queda continuar el sendero hacia la Font del Molí, por el Camino de Polop, bien señalizado y con firme aceptable, manteniendo excelentes vistas, en este caso hacia la Sierra de Aitana y, muy notables, hacia la bellísima Sierra de Polop, la Ombria del Palmeral y Els Castellets, con sus caprichosas formas. Esta parte incluye el Sendero Botánico, donde hay un gran número de madroños y muchas otras especies de interés, incluyendo varios endemismos.
Eventualmente llegaremos a la Roca Bardalet y el Volador, y poco después a Els Tolls, donde nos alcanzan nuestros jóvenes compañeros de ruta (ya se sabe que los que salen juntos deben llegar juntos, aunque la mayor parte del itinerario la hayan hecho, o no, bastante espaciados) y siguiendo el trazado de un camino, que es el marcado como PR, accedemos de vuelta a la Font del Molí, donde dejamos aparcado el coche y termina la ruta, además de tener un excelente restaurante donde comentar las incidencias del día y preparar nuevos destinos.
En conjunto, una gran ruta en todos los sentidos, larga y con considerable desnivel, por lo que la valoración tiene que ser necesariamente difícil, incluyendo en este caso la dificultad técnica en las condiciones del día. Personas sin experiencia y con mal calzado, o escasa protección contra el frío y el viento, lo habrán pasado mal y se han expuesto a peligros no menores, aunque para senderistas expertos y acostumbrados a la alta montaña esta sea una ascensión de baja dificultad. Pero así es la montaña, y más aún la MONTAÑA, y lo que queda al final para la gran mayoría de nosotros es una gran satisfacción íntima, tal vez de poca duración si hacemos caso a los biólogos dedicados a su estudio, y un nuevo recuerdo imborrable. Ni que decir tiene que el mejor calzado de montaña, bastones (aunque en algunos puntos hay que usar las manos), suficiente agua y algo de comida, son tan importantes como la ropa adecuada para el tiempo cambiante (no hemos pasado calor en ningún punto, pero en el collado hacía mucho frío, y arriba hacía aún más, según mis compañeros). Llevar la ruta grabada siempre me parece recomendable, pero esta está bien marcada y es muy reconocible. Y una última cosa, muy importante, esto es Alta Montaña y aquí hay poco hueco para los errores y la falta de experiencia, el precio a pagar puede ser muy alto; la montaña estará ahí cuando vuelva, no arriesgue innecesariamente.