PUIG DE N'ESCUDER Y PUIG DELS ALBELLONS desde Caimari

La ruta “Puig de n’Escuder y Puig dels Albellons desde Caimari”, tiene como objetivo coronar las cimas de estas dos montañas, de 573 m y 586 m de altitud, respectivamente, partiendo de Caimari.

El punto de partida de este itinerario lo he situado en la Plaza Mayor de Caimari. Esta pequeña localidad es un “llogaret” perteneciente a Selva. Llegamos a este lugar por la carretera Ma-2130 que une Inca con Lluc y comenzamos a caminar por las calles Carrer de ses Tavernes, Carrer de l'Horitzó y salimos del pueblo por el Carrer de Sa Volta. Dejamos a mano derecha la desviación que conduce hasta el “Mirador de la quarta volta” y descendemos hasta la carretera Ma-2130.

Tomamos esta carretera por la derecha en suave subida y enseguida la abandonamos para continuar, por nuestra izquierda, por el Camí dels Horts, que identificamos por tener pintado un huevo frito en el muro de la carretera. Se trata de una ancha pista de tierra que conduce hasta las casas del mismo nombre. Desde aquí podemos observar la figura piramidal del Puig de n'Escuder y un paisaje dominado por los bancales de olivar que cubren la parte baja de esta montaña y del Puig de sa Creu.

A los pocos minutos, cuando el camino describe una curva a la izquierda, lo abandonamos para saltar por un “botador" que nos da acceso a las marjades y al Torrent dels Horts. Caminamos por el lado derecho del torrente y enseguida lo cruzamos por un vado. A partir de aquí iniciamos un ascenso por las marjades, siguiendo unas estacas de madera clavadas en el suelo. Poco después alcanzamos la base de los verticales peñascos del Puig de n’Escuder donde se encuentra el Pas des Caçadors.

El Pas del Puig de n’Escuder, más conocido como Pas des Caçadors, consiste en un “marge” formado por un montón de piedras colocadas adecuadamente aprovechando un relieve en la roca. Permite ascender por las paredes verticales de la montaña. Está equipado con una cuerda, una cinta, anilla y piquetas de hierro, aunque poco seguras ya que se mueven mucho y no soportan mucho peso. El tramo más expuesto está al finalizar el “marge”, donde además acaba la cuerda y continua una cinta. Apenas hay espacio para apoyar los pies. Afortunadamente la roca presenta un buen agarre y la cinta, aunque más floja que la cuerda nos sirve de gran ayuda. En definitiva, se trata de un paso muy expuesto y aéreo que podemos calificar de difícil.

Superado el paso, continuamos subiendo por un terreno muy inclinado, abrupto y rocoso, donde además tenemos que hacer uso de las manos. Hay algunos hitos, no siempre visibles, que nos señalan la dirección a seguir. Se trata de ir buscando el acceso más fácil. No podemos ir a la derecha porque tenemos el imponente acantilado que se ve desde la carretera. Tampoco por la izquierda porque el terreno se ve más complicado.

Vamos ganando altura, sin que la ascensión nos de tregua. El terreno sigue siendo muy vertical, aunque no presenta demasiada complicación. La roca tiene buenos agarres, pero hay que ir con cuidado. En la última parte de la subida, la pendiente se suaviza un poco y entramos en una zona de pinos. Luego recorremos otra zona de rocas con aristas muy cortantes y alcanzamos la cima de un espolón rocoso, que nos ofrece una buena panorámica de Caimari, Inca y el Pla de Mallorca.

Inmediatamente después alcanzamos el punto más alto del Puig de n’Escuder, de 573 m de elevación, coronado con un gran hito. La cima nos ofrece unas vistas espectaculares, destacando al suroeste el Puig de sa Creu y el Comellar dels Horts y más al oeste el Puig de n'Ali y el Massanella, entre otros.

Una vez que hemos disfrutado de este lugar, iniciamos el descenso por la parte opuesta a la que hemos subido, ya que no es recomendable volver atrás, por el peligro que entraña el descenso por unas paredes tan verticales. Hay un hito que nos marca el punto exacto por donde tenemos que pasar. Descendemos por un paso con muy poco espacio para apoyar los pies y entramos en una profunda vaguada muy inclinada.

Descendemos unos metros con mucho cuidado pues la roca es lisa y no tiene agarres. Después llegamos a un punto clave, ya que no tenemos que seguir descendiendo por la vaguada, que acaba en un precipicio, sinó que tenemos que desviarnos por la derecha y cruzar por una pequeña brecha en la roca. Al otro lado arranca un sendero que tras una corta subida, poco a poco va descendiendo al lado de las paredes de la montaña y nos va introduciendo en un bonito bosque de pinos.

Tras un rato bajando alcanzamos el Camí de la Rota de Son Canta, una pista transversal de tierra. Por la izquierda conduce a Es Horts, bordeando el Puig de n’Escuder. Por la derecha, que es por donde continuamos, sigue descendiendo dibujando una serie de lazadas. Pasa al lado de una casa con alambrada perimetral y continua hasta una barrera cerrada, que salvamos por la derecha. Cogemos la pista que hay detrás que nos lleva hasta el Camí Vell de Lluc, que cruzamos y luego hasta la carretera Ma-2130, que igualmente cruzamos.

Enfrente vemos un botador que permite superar la barrera cerrada que da acceso al Comellar dels Albellons. Una vez en el otro lado, encontramos un abrevadero moderno, sobre el que se sitúa su aljibe. El camino es una pista forestal, antaño un camino de carro que servía para acceder a los dos hornos de cal que vemos más arriba. Despejado de árboles, comienza ascendiendo suave. Después de pasar el primer horno de cal la pendiente se va incrementando. Pasa al lado de una balma y luego alcanza el otro horno de cal.

La pista termina junto a una antigua carbonera. Desde aquí continúa un sendero de cabras, que avanza por un terreno más inclinado, dibujando alguna que otra lazada para suavizar la pendiente. Tras un rato de subida llegamos al Coll dels Albellons, situado a 537 m de altitud. Allí vemos una pared de piedra seca, que no cruzamos y el viejo mojón que marcaba el límite de la Comuna de Caimari. Seguimos la pared hacia la derecha y superamos una primera cota de 583 m, desde donde podemos observar unas estupendas vistas, destacando el Puig de Massanella.

Después de un suave descenso, viene la cima propiamente dicha, con 585 metros y coronada por el clásico vértice geodésico. Las vistas ahora se expanden hacia el interior de Mallorca, con los pueblos de Caimari y Selva a nuestros pies, y la ciudad de Inca al fondo.

El vértice geodésico del Puig nos indica el comienzo del camino de bajada. No es un camino difícil. Al principio encontramos grandes piedras lisas, que si están mojadas entrañan cierto riesgo de caída. Más abajo el camino comparte trazado con el cauce del torrente que discurre por el Comellar de Can Pipa. Aquí encontramos muchas piedras sueltas por lo que hay que ir con cuidado.

Tras un largo descenso nos encontramos con una valla y una rudimentaria barrera. No traspasamos ni una ni otra, sino que continuamos por nuestra izquierda en ligera subida por un tenue sendero. Poco después tropezamos con una pared de piedra seca transversal, que por esta parte, marca el límite de la Comuna de Caimari. No traspasamos la pared sino que continuamos por nuestra derecha hasta alcanzar en breve el Camí de Can Pipa. En este punto se encuentra la barrera que da acceso a esta propiedad.

Tomamos este camino, cementado, que en suave descenso y en pocos minutos nos acerca a Caimari. Entramos en el pueblo por el Carrer del Nord que desemboca en el Carrer de ses Tavernes y esta en la Plaza Mayor donde dejamos aparcado nuestro coche, dando así por finalizada esta difícil pero interesante excursión, solo apta para personas con experiencia montañera.

Los componentes del grupo hemos sido: Salvador Gea y yo Juan González Blázquez como guía.

Mas información en mi Blog Caminando por Mallorca