Puig d'Espies V.G., Penya Aguda i l'Oratori

Día gris después de abundantes lluvias, nubes bajas y densas, que no dejan disfrutar de este bello paisaje, dejamos nuestro vehículo junto a la pista que sube del pueblecito de Montanisell, Alt Urgell, en un pequeño espacio, unos metros antes de la masía Pitarell, empezamos a andar por esta ruta con paso enérgico y continuado, metro a metro vamos venciendo el suave desnivel, cómodos caminos nos conducen la base de nuestro primer objetivo, la cima con vértice geodésico de Puig d’Espies, la parte final de su ascenso la realizamos paralelos a un alambre eléctrico, instalado para controlar al ganado y que perpendicularmente alcanza la cresta de esta cima, estando junto al vértice todavía podremos disfrutar de unas infaustas vistas, para la segunda cima, un 100 de la Feec, Penya Aguda, utilizamos caminos y una perdedora senda hasta llegar al Pas de les Osses donde subimos hasta la cresta siguiendo otro alambre electrificado , la cima forma una pared vertical, escarpada-mente terrorífica que se precipita sobre la Vall de Cabó, durante unos instantes disfrutamos de unas magníficas vistas sobre este el valle y la Serra de Prada, descendemos taciturnos, relajados, un silencio profundo inunda la montaña, la niebla gana terreno y acota los paisajes, después de un tramo de cresta volvemos al camino de Pitarell para remontar por el Cami del Prats direccion del Oratori, la ultima cima de esta ruta y también un reto de la Feec, pasamos por delante del cruce de la Cova d'Ormini que mas tarde visitaremos y en una curva muy pronunciada a la derecha, continuamos por una senda muy vertical que va desapareciendo, teniendo que continuar hasta la cima por rastros de animales o improvisando por una ladera cada vez mas empinada, la Obaga de Mur, libre de sotobosque, algún boj distanciado, tierras cubiertas de hierba verde y húmedo musgo, esta cima la dividimos en tres cumbres, en las tres las señalizamos como punto singular, pues dependiendo del mapa o la federación la señalizan sobre lugares distintos de esta pared rocosa, la niebla cierra nuestro entorno sin permitirnos gozar de unas vistas que adivino, en armonía vamos descendiendo esta Serra de Sant Joan, que nos heló alma, ahora nos robara el corazón, La Cova de Hormini es una cavidad con un recorrido de 160 m y 27 m de profundidad, bajo roca calcárea, conocida desde la antigüedad ya estuvo citada y estudiada en 1845, en el 1994 se construye en su boca una caseta y se pone una puerta de rejas, siempre abierta, en su interior se instalan unas escaleras metálicas para facilitar su acceso y visita, una vez rebasada la puerta bajamos por la primera escalera metálica a la cota -7m, llegando a una primera galería de medianas dimensiones con multitud de formaciones, de belleza a resaltar, son las columnas, que se forman al juntarse una estalactita y una estalagmita, dos pequeños tramos más, de escaleras metálicas con barandillas oxidadas, nos ayudan a sortear entre columnas y otras formaciones, dos pequeñas estancias, en cuyas paredes, se moldean magnificas coladas con forma de pulpo, el punto mas profundo de la cueva, es una gran sala, donde se ven múltiples columnas y concreciones en las paredes, así, también micro estalactitas que penden del techo, con el suelo muy resbaladizo, agradeceremos la instalación una gruesa cuerda de nylon azul, instalada para la subida, también de forma regular y lamentable, se pueden leer nombres de jóvenes visitantes, que con tizones, pintan las paredes, como los primitivos habitantes de las cavernas, neanterthales modernos sin ningún escrúpulo en dañar, lo que la naturaleza a construido a fuerza de millones de años, gota a gota de agua, acumulando el calcio de las rocas, sobre las puntas de las formaciones, llamense estalactitas, haciéndolas crecer para que nosotros, tristes mortales, podamos disfrutar de esta belleza subterránea, agradecido estoy si no se quemaron los dedos, saliendo de la cueva se ven rastros de hogueras por el suelo, y las paredes negras, no por el humo, pero si por el óxido de manganeso (pirolusita), que da a las húmedas paredes un tono negruzco, hemos andado juntos Héctor y Julián.