PV162 Larrabetzu - Arrizurigana - Urteta - San Martin - Munezorrotz - Belarrinaga

Salimos de Larrabetzu caminando hacia los pabellones industriales que se encuentran en la zona sur. Los recorremos hasta su final para descender una pequeña cuesta que nos deja en el camino que se dirige hacia el bosquete próximo.
Nada más llegar a los primeros árboles vemos una cuerda que cierra el acceso al puente sobre el arroyo Aretxabalgane. Realmente el estado del puente, con endebles y envejecidas tablas de madera no da nada de confianza. No obstante cruzamos con cuidado porque no parece haber otra opción.
Enseguida llegamos a una bifurcación de sendas. La de la izquierda debe ser la buena pero está bastante cubierta de vegetación, empapada porque ha llovido recientemente, y la de la derecha nos aparece más despejada, aunque se desvía hacia la derecha de nuestro objetivo, dando algo de rodeo. Como no queremos acabar empapados nos vamos por la derecha, más vale andar un poquito más que tener que ponernos a escurrir.
La senda se mantiene suficientemente despejada mientras asciende sin parar hasta salir a la pista que viene del Txispamendi.
Una vez en la pista avanzamos sorteando algunos charcos y barro hasta llegar a la cima del Arrizuriaga, con cruz, buzón y placa.
De allí surge un senderito entre los pinos que nos lleva hacia Maruti. Pasamos junto al pozo y seguimos un estrecho sendero caminando junto al cierre de la finca. Salimos a una pista más ancha que desciende incialmente para después, al desviarnos por la derecha, subir una corta pero muy dura pendiente hasta el Urteta.
Nada que indique la cima del Urteta. Estamos rodeados de pinos y eucaliptos, sólo el camino hace de cima.
Camino de San Martín la subida vuelve a endurecerse hasta llegar al alto, donde como ocurría en el Urteta nada hay que indique su posición.
Toda esta última parte, desde que inciamos la subida al Urteta, más vale hacerla con tiempo seco y sin que haya llovido en una temporada, porque se puede poner impracticable.
Nada más pasar San Martín nos desviamos a la derecha para dirigirnos a nuestra última cima del día. Una senda más tranquila, con un repechón final, nos lleva hasta el Munezorrotz. Es en este tramo donde tenemos las únicas vistas del día porque practicamente todo el recorrido lo hemos hecho rodeados de pinos y eucaliptos.
La cima del Munezorrotz solo cuenta con un cúmulo de piedras y un palo para marcar su posición.
Regresamos por el mismo camino hacia San Martín para tomar a la derecha y acabar saliendo a una pista hormigonada, donde giramos a la izquierda. Vamos a ir descendiendo hasta el barrio de Belarrinaga. Cruzamos el barrio y, de repente, la pista finaliza en la puerta de una casa con perro ladrador. Sorpresa, teóricamente la senda debería seguir en dirección a Larrabetzu.
Afortunádamente, la señora de la casa nos indica que el camino continua pasando junto a la entrada del garaje. Sin su aviso y con el perro suelto allí enmedio, ladrando como un poseso, no nos huberamos atrevido a dar ni un paso en dirección a la casa. Increiblemente donde parece que solo está la entrada del garaje nace un sendero que lo bordea y desciende. Invisible para cualquiera y más con el perro ladrándote y siguiéndote mientras caminas.
La senda que desciende conecta con otro caserío más abajo y con la pista que llega hasta él. Se repite la escena con otro perro, pero éste, al menos, está detrás de un vallado.
Al poco salimos a la carretera que nos devuelve a Larrabetzu y a nuestro punto de partida.