Quejigales-Cañada de Enmedio-Cerro Mateo-Vasar de las Cabras-Pinsapar de la Yedra-Alcazaba
near Parauta, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Preciosa ruta por el Parque Nacional de la Sierra de las Nieves, con amigos del club Comando Preston, por parajes solitarios muy poco conocidos. Gran parte del recorrido discurre fuera de sendero, por zonas pedregosas y algún matorral, con trepadas y destrepes bastante complicados, y abismales pasos muy estrechos donde hay que tener la sangre fría. Es imprescindible tener experiencia y soltura en este tipo de terreno.
Partimos del Área recreativa del Cortijo de los Quejigales por el carril que se dirige al Cortijo del Sabinal Alto.
Empezando a caminar
Al llegar al puerto de los Quejigales tomamos el desvío a la derecha para dirigirnos hacia la Cañada de En medio. En cuanto la cruzamos empezamos a subir por ella, por la margen derecha, esquivando la vegetación. Poco más arriba hay un escalón rocoso que tenemos que superar mediante una trepada algo complicada.
Escalón rocoso en la Cañada de Enmedio
Superado este escollo, la subida no presenta mayor dificultad, vamos lo más cerca posible de la cañada, cruzando a uno y otro lado en busca de la vía más limpia, a veces por el mismo fondo, por un paraje muy salvaje, de gran belleza, donde medran enormes pinsapos.
Cañada de Enmedio
Ya en la cabecera, cruzamos la antigua Senda de las Tres Cañadas, y seguimos subiendo hasta la actual. Cuando llegamos a ella la seguimos en dirección a la Cañada de las Ánimas.
Senda de las Tres Cañadas
Pasamos por los Riscales de la Zorrera, curiosa formación abigarrada.
Riscales de la Zorrera.
Y luego por el Llano de los Pinsapos una preciosa nava de singular encanto.
Llano de los Pinsapos
Llegamos al pozo de las nieves del Puerto del Oso, donde paramos un instante y nos hacemos alguna foto de grupo.
Pozo de las Nieves
Desde aquí tomamos el sendero del Torrecilla, pero muy pronto lo abandonamos por la derecha para dirigirnos al Cerro Mateo por la cuerda. Subimos un primer risco de 1971 msnm, desde donde se divisa ya la cumbre marcada por un majano.
Cerro Mateo y Torrecilla
Luego seguimos la cuerda hacia la izquierda, y subimos un segundo cerro antes de llegar a la cumbre. Este será el punto más alto que alcanzaremos hoy, 1795 msnm. En la bajada hacemos un destrepe un poco laborioso, aunque hay opciones más fáciles.
Bajando del Cerro Mateo
En la fachada sur del Cerro Mateo hay una curiosa formación que yo llamo la cueva ciega, una especie de arco, como la entrada de una cueva taponada.
Cueva Ciega
Continuamos por la cuerda hasta un nuevo promontorio (1752) y luego empezamos a bajar hacia la Cañada del Pilar de Tolox, tributaria de la Cañada de los Pilones. Para bajar de este risco también hay que emplearse en el destrepe.
Bajando hacia la Cañada del Pilar de Tolox
Cruzamos la cañada y comenzamos a remontar por la otra vertiente hacia un quejigo que marca el paso a los andenes.
Paso del Quejigo
Arriba paramos un momento a tomar una fruta, y comenzamos a descender decididamente hacia los Andenes de la Cañada de los Pilones, también llamada del Cebro en su cabecera. Es un descenso bastante empinado.
Bajando a los andenes de la Cañada de los Pilones
Cuando llegamos a los andenes –una amplia faja bastante horizontal–, el terreno es cómodo de andar y podemos relajarnos un poco.
Andenes de la Cañada de los Pilones
Enfrente tenemos el vetusto y salvaje Pinsapar de la Yedra, último reducto de lo que antaño fuera un frondoso bosque de pinsapos.
Pinsapar de la Yedra desde los andenes de la Cañada de los Pilones
Pasamos por encima de la Cueva de la Yedra –que luego visitaremos–, y nos asomamos al tajo. La cueva en sí no se ve, claro –estamos sobre ella–, pero sí reconocemos su entorno. También se divisa el estrecho vasar de las cabras sobre el impresionante tajo, visto desde aquí parece completamente inaccesible, no se me hubiera ocurrido aventurarme por esa repisa de no haber visto a las cabras transitando tranquilamente por ella –por eso lo llamo así–.
Vasar de las Cabras y Cueva de la Yedra desde arriba
El paso por el vasar pone a prueba nuestra sangre fría, especialmente un angosto pasillo ocupado por una sabina que nos empuja al vacío. Aunque no presenta especial dificultad, debemos estar concentrados, no hay que confiarse, un resbalón por aquí y se acabaron los problemas.
Vasar de las Cabras
Al final del vasar bajamos por un canuto hasta los Andenes de la Yedra. Otro destrepe exigente del estilo de los que venimos haciendo.
Bajando del Vasar de las Cabras
Ahora regresamos en dirección opuesta, por los andenes de la Yedra hasta la cueva. Hay que pegarse todo lo posible a la pared, por una repisa excavada en ella por la que tenemos que avanzar agachados en algunos tramos.
Andenes de la Yedra
Poco antes de llegar a la cueva, un enorme verraco jabalí que estaba encamado en una sábina sale en estampida hacia mí, a escasos metros. Impresiona la robustez de estos animales, si me lleva por delante me destroza sin ninguna duda, suerte que hizo un quiebro a tiempo, casi me mata del susto, pero se ve que él también va bastante asustado–. En la cueva nos agrupamos y hacemos algunas fotos. En realidad hemos venido bastante agrupados todo el camino. No recuerdo una ruta mía con un grupo tan compacto y equilibrado, un auténtico lujo.
Cueva de la Yedra
Ahora nos enfrentamos al tramo más incierto del recorrido, la subida a la Alcazaba desde el pinsapar, nunca la he hecho y no sé lo que nos encontraremos. Hemos venido observándola en busca de la vía que parezca más accesible, pero desde la lejanía es difícil hacerse una idea, hasta que no estemos sobre el terreno no saldremos de dudas. Para ello, primero hay que bajar hasta la Cañada de los Pilones, cruzarla y empezar a subir por la otra vertiente, a través del enmarañado pinsapar, muy empinado y cubierto de troncos caídos.
Pinsapar de la Yedra
El primer tramo es el más complicado, luego superamos un resalte rocoso y un poco más arriba encontramos un sendero marcado con hitos que nos facilita el ascenso. Por esta zona hay mucha repoblación de pinsapos, vallados para protegerlos de la fauna.
Subiendo a la Alcazaba desde el Pinsapar de la Yedra
Desde aquí arriba divisamos claramente el recorrido que hemos traído desde el paso del quejigo, por los andenes de la Cañada de los Pilones, el vasar de las cabras, los Andenes de la Yedra…
Andenes de la Cañada de los Pilones
Pronto abandonamos el sendero para atacar la cima por su vertiente sureste. Para acceder a la cumbre, trepamos por un canuto distinto al que he subido otras veces, hay que estirarse en algunos pasos.
Subiendo a la Alcazaba desde el Pinsapar de la Yedra
La cumbre de la Alcazaba es bicéfala: la principal está al oeste, pero al este hay otra un poco más baja que constituye un excelente mirador a la zona del Torrecilla y la Cañada de los Pilones.
Cumbre de la Alcazaba
En la cumbre comemos y nos hacemos las fotos de rigor. La tarde está espléndida, todo ha salido según lo previsto y a partir de aquí, aunque nos queda más de un tercio del recorrido, el terreno es mucho más liviano, así que nos relajamos un poco.
Cumbre de la Alcazaba
La bajada la hacemos hacia el norte, por el sitio habitual, un pequeño destrepe sin mucha dificultad nos sitúa en el pequeño Quejigal de la Alcazaba. Luego seguimos por la alomada cuerda cimera.
Cuerda de la Alcazaba
Ya solo queda por subir un par de cotas que se intercalan en la cuerda, pero en suave pendiente, para situarnos en el sendero del Puerto de los Pilones. Desde él, bajamos por el sendero de la Cañada del Cuerno, este sí muy concurrido, para volver al Cortijo de los Quejigales, cerrando el círculo.
Cañada del Cuerno
Una ruta extraordinaria, donde todo ha salido a la perfección, con un grupo muy aguerrido y competente.
Partimos del Área recreativa del Cortijo de los Quejigales por el carril que se dirige al Cortijo del Sabinal Alto.
Empezando a caminar
Al llegar al puerto de los Quejigales tomamos el desvío a la derecha para dirigirnos hacia la Cañada de En medio. En cuanto la cruzamos empezamos a subir por ella, por la margen derecha, esquivando la vegetación. Poco más arriba hay un escalón rocoso que tenemos que superar mediante una trepada algo complicada.
Escalón rocoso en la Cañada de Enmedio
Superado este escollo, la subida no presenta mayor dificultad, vamos lo más cerca posible de la cañada, cruzando a uno y otro lado en busca de la vía más limpia, a veces por el mismo fondo, por un paraje muy salvaje, de gran belleza, donde medran enormes pinsapos.
Cañada de Enmedio
Ya en la cabecera, cruzamos la antigua Senda de las Tres Cañadas, y seguimos subiendo hasta la actual. Cuando llegamos a ella la seguimos en dirección a la Cañada de las Ánimas.
Senda de las Tres Cañadas
Pasamos por los Riscales de la Zorrera, curiosa formación abigarrada.
Riscales de la Zorrera.
Y luego por el Llano de los Pinsapos una preciosa nava de singular encanto.
Llano de los Pinsapos
Llegamos al pozo de las nieves del Puerto del Oso, donde paramos un instante y nos hacemos alguna foto de grupo.
Pozo de las Nieves
Desde aquí tomamos el sendero del Torrecilla, pero muy pronto lo abandonamos por la derecha para dirigirnos al Cerro Mateo por la cuerda. Subimos un primer risco de 1971 msnm, desde donde se divisa ya la cumbre marcada por un majano.
Cerro Mateo y Torrecilla
Luego seguimos la cuerda hacia la izquierda, y subimos un segundo cerro antes de llegar a la cumbre. Este será el punto más alto que alcanzaremos hoy, 1795 msnm. En la bajada hacemos un destrepe un poco laborioso, aunque hay opciones más fáciles.
Bajando del Cerro Mateo
En la fachada sur del Cerro Mateo hay una curiosa formación que yo llamo la cueva ciega, una especie de arco, como la entrada de una cueva taponada.
Cueva Ciega
Continuamos por la cuerda hasta un nuevo promontorio (1752) y luego empezamos a bajar hacia la Cañada del Pilar de Tolox, tributaria de la Cañada de los Pilones. Para bajar de este risco también hay que emplearse en el destrepe.
Bajando hacia la Cañada del Pilar de Tolox
Cruzamos la cañada y comenzamos a remontar por la otra vertiente hacia un quejigo que marca el paso a los andenes.
Paso del Quejigo
Arriba paramos un momento a tomar una fruta, y comenzamos a descender decididamente hacia los Andenes de la Cañada de los Pilones, también llamada del Cebro en su cabecera. Es un descenso bastante empinado.
Bajando a los andenes de la Cañada de los Pilones
Cuando llegamos a los andenes –una amplia faja bastante horizontal–, el terreno es cómodo de andar y podemos relajarnos un poco.
Andenes de la Cañada de los Pilones
Enfrente tenemos el vetusto y salvaje Pinsapar de la Yedra, último reducto de lo que antaño fuera un frondoso bosque de pinsapos.
Pinsapar de la Yedra desde los andenes de la Cañada de los Pilones
Pasamos por encima de la Cueva de la Yedra –que luego visitaremos–, y nos asomamos al tajo. La cueva en sí no se ve, claro –estamos sobre ella–, pero sí reconocemos su entorno. También se divisa el estrecho vasar de las cabras sobre el impresionante tajo, visto desde aquí parece completamente inaccesible, no se me hubiera ocurrido aventurarme por esa repisa de no haber visto a las cabras transitando tranquilamente por ella –por eso lo llamo así–.
Vasar de las Cabras y Cueva de la Yedra desde arriba
El paso por el vasar pone a prueba nuestra sangre fría, especialmente un angosto pasillo ocupado por una sabina que nos empuja al vacío. Aunque no presenta especial dificultad, debemos estar concentrados, no hay que confiarse, un resbalón por aquí y se acabaron los problemas.
Vasar de las Cabras
Al final del vasar bajamos por un canuto hasta los Andenes de la Yedra. Otro destrepe exigente del estilo de los que venimos haciendo.
Bajando del Vasar de las Cabras
Ahora regresamos en dirección opuesta, por los andenes de la Yedra hasta la cueva. Hay que pegarse todo lo posible a la pared, por una repisa excavada en ella por la que tenemos que avanzar agachados en algunos tramos.
Andenes de la Yedra
Poco antes de llegar a la cueva, un enorme verraco jabalí que estaba encamado en una sábina sale en estampida hacia mí, a escasos metros. Impresiona la robustez de estos animales, si me lleva por delante me destroza sin ninguna duda, suerte que hizo un quiebro a tiempo, casi me mata del susto, pero se ve que él también va bastante asustado–. En la cueva nos agrupamos y hacemos algunas fotos. En realidad hemos venido bastante agrupados todo el camino. No recuerdo una ruta mía con un grupo tan compacto y equilibrado, un auténtico lujo.
Cueva de la Yedra
Ahora nos enfrentamos al tramo más incierto del recorrido, la subida a la Alcazaba desde el pinsapar, nunca la he hecho y no sé lo que nos encontraremos. Hemos venido observándola en busca de la vía que parezca más accesible, pero desde la lejanía es difícil hacerse una idea, hasta que no estemos sobre el terreno no saldremos de dudas. Para ello, primero hay que bajar hasta la Cañada de los Pilones, cruzarla y empezar a subir por la otra vertiente, a través del enmarañado pinsapar, muy empinado y cubierto de troncos caídos.
Pinsapar de la Yedra
El primer tramo es el más complicado, luego superamos un resalte rocoso y un poco más arriba encontramos un sendero marcado con hitos que nos facilita el ascenso. Por esta zona hay mucha repoblación de pinsapos, vallados para protegerlos de la fauna.
Subiendo a la Alcazaba desde el Pinsapar de la Yedra
Desde aquí arriba divisamos claramente el recorrido que hemos traído desde el paso del quejigo, por los andenes de la Cañada de los Pilones, el vasar de las cabras, los Andenes de la Yedra…
Andenes de la Cañada de los Pilones
Pronto abandonamos el sendero para atacar la cima por su vertiente sureste. Para acceder a la cumbre, trepamos por un canuto distinto al que he subido otras veces, hay que estirarse en algunos pasos.
Subiendo a la Alcazaba desde el Pinsapar de la Yedra
La cumbre de la Alcazaba es bicéfala: la principal está al oeste, pero al este hay otra un poco más baja que constituye un excelente mirador a la zona del Torrecilla y la Cañada de los Pilones.
Cumbre de la Alcazaba
En la cumbre comemos y nos hacemos las fotos de rigor. La tarde está espléndida, todo ha salido según lo previsto y a partir de aquí, aunque nos queda más de un tercio del recorrido, el terreno es mucho más liviano, así que nos relajamos un poco.
Cumbre de la Alcazaba
La bajada la hacemos hacia el norte, por el sitio habitual, un pequeño destrepe sin mucha dificultad nos sitúa en el pequeño Quejigal de la Alcazaba. Luego seguimos por la alomada cuerda cimera.
Cuerda de la Alcazaba
Ya solo queda por subir un par de cotas que se intercalan en la cuerda, pero en suave pendiente, para situarnos en el sendero del Puerto de los Pilones. Desde él, bajamos por el sendero de la Cañada del Cuerno, este sí muy concurrido, para volver al Cortijo de los Quejigales, cerrando el círculo.
Cañada del Cuerno
Una ruta extraordinaria, donde todo ha salido a la perfección, con un grupo muy aguerrido y competente.
Waypoints
Car park
0 ft
00 Inicio
Bridge
0 ft
01 Sendero Cañada del Cuerno
Waypoint
0 ft
02b Cañada de Enmedio
Mountain pass
0 ft
09 Puerto del Oso
Waypoint
0 ft
26 Cota 1724
Waypoint
0 ft
27 Sendero Pto Pilones
Mountain pass
0 ft
28-Pto. Pilones
Car park
0 ft
30 Fin
Comments (4)
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Un rutón como todos los que haces compañero!!!
Que te gusta salir de la traza e improvisar!!!
Un saludo.
Gracias Aitor, a ver cuándo coincidimos en alguna, un saludo
Hoy hemos hecho Almendrón!!!
Tengo en mente los Tajos del Sabar el día 31!!!!