Sabadell Nord R4-Torrent de Colobrers-Ermites-Sabadell Centre R4

Al poco tiempo de caminar, nos sorprende estar en plena naturaleza, tan cerca de una urbe industrializada y poblada como es Sabadell. Después de unas pocas calles, ya estamos ante el valle del Ripoll, que aunque ahora de modesto caudal, ha propiciado un variada y abundante presencia de una vegetación, que con su intenso verdor, hace olvidar el lejano fragor del tráfico. Entre huertos urbanos, una protegida balsa acoge a varias parejas de patos, que nadan tranquilos y confiados, ajenos a miradas indiscretas de los paseantes. Otro corto tramo asfaltado lleva a la entrada para visitar el Torrent, en Can Pagès. Anteriores temporales destrozaron el torrente, y en la primera de las numerosas pasarelas que ayudan a cruzarlo, un grupo de operarios se afana a reparar los daños. El entorno está limpio y bien cuidado, y los senderos bien marcados, dan muestras de ser transitados a menudo. No en vano el Torrent de Colobrers es un tesoro que hay que conservar como oro en paño. Predomina el verdor de hojas y musgo, y los trinos de abundantes pájaros amenizan el recorrido. A pesar de las lluvias, el caudal es escaso, pero aún así, la Font Tosca impresiona por su hermosa estampa, para envidia de renombrados diseñadores de jardines. El conjunto llamado Degotalls, adornado también con pequeños hitos de piedras como tributo de admiración, se merece un largo rato de contemplación, igual que el pequeño salto, y en general todos sus rincones. La culminación la pone La Foradada, túnel natural, envidia de ingenieros, que formó el torrente con furia inusitada para abrirse camino a través de la montaña. Nos despedimos pasando un pequeño vado, donde tampoco nos mojamos las suelas de las botas. Nos acercamos para luego volver, a la Font i Safareig de Can Moragues, donde unos osados pit-roigs, nos abordan reclamando comida. Al marchar les dejamos preparado un apetitoso festín de frutos secos y fruta, para que puedan degustarlo a sus anchas. Pisando senderos y pista, nos detenemos en la Fita de Terme, el Forn d'Obra de Can Vilar, el Pi de les Tres Branques, e investigamos como acercarnos a la Ermita de Togores, para burlando las vallas,carteles y cintas, conseguir la foto correspondiente. Dejando el GR-97, nos acercamos a las ruinas de la Ermita dels Dolors y de la Torre del Calonge, para pasando el seco Riu Tort, enlazar con el PR-C-30. Gracias a este inhabitual enlace, nos acercamos al Santuari de la Salut, que abierto, nos permite visitar su interior y el camarín de la Virgen. El cementiri de Sant Nicolau y el Crematori anexo, anuncian el reencuentro con la civilización, en nuestro rumbo hacia la Torre del Aigua. Enseguida pisamos de nuevo senderos y cruzamos de nuevo El Ripoll, de nuevo en la urbe, para ascender hasta el pie de la citada torre. En nuestro afán de evitar el asfalto, nos desviamos por la Baixada de Cobertera para volver al valle del rio, disfrutar de su cauce algo más abundante, observar como mana el agua en la Font de la Mina, y pasar entre los arcos que forma el cañaveral, para ya sin remedio, llegar a la zona urbana, poblada de gentes y coches, donde nos espera, es un decir el tren.