Sacecorbo - Canales del Ducado - Ocentejo
near Sacecorbo, Castilla-La Mancha (España)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta lineal de 18,3 km sin señalizar desde Sacecorbo hasta Ocentejo, pasando por el Hundido de Armallones y Canales del Ducado. La ruta transcurre por pistas y pequeñas sendas y ofrece una diversidad paisajística espectacular.
Salimos de Sacecorbo, donde tomamos un café. Llegamos a la hora a la que se reúnen los cazadores. Nos miran con curiosidad y nos preguntan por nuestros planes. Alguno comenta que ojalá el bar tuviera siempre esta actividad. Detrás de la barra cuento hasta cuatro personas, dos de ellas bastante mayores. Una joven sirve sin prisa los cafés y conversa con los clientes habituales. Pido indicaciones a los cazadores, que dan el visto bueno al diseño de la ruta.
Salimos hacia Canales del Ducado, que queda a unos 7 km de Sacecorbo. A ambos lados del camino se extienden tierras fértiles, con un verde primaveral que alimenta el alma. En las laderas, "el quejigo brota verde manzana", como dice Pilar. Nos fijamos en unas florecillas moradas, casi azules, que parecen tomillo pero son completamente inodoras. Mi madre sugiere que el creador dijo: "no te doy olor, pero te doy flor", y así se quedó esta prima del tomillo salsero.
El paisaje es abierto y evocador, con mucha sabina, olorosas plantitas y aliagas florecidas de un amarillo intenso. En medio del camino, gamones (¿gambones o jamones?) espigados. Pasamos por un paraje que se llama "los cantuesares" pero no vemos ni un cantueso. Algún espliego seco y orquídeas silvestres. Entramos en el Parque Natural del Alto Tajo por la Loma del Carrascal. Un soplo de aire nos trae el olor del incendio. A lo lejos, desolación de pinos quemados. El río ruge desde lo alto, encajonado en su cañón.
Pasamos por el antiguo almacén de sal y emprendemos la bajada, un tanto abrupta. Lo ideal habría sido retroceder un trecho para tomar la senda, ya que la gente ha hecho un pequeño sendero hasta el camino principal y tiene algún tramo en el que hay que ir con cuidado.
Bajamos al Río y nos paramos unos minutos en las Salinas de la Inesperada, donde están los restos de un antiguo trasbordador, que se usaba para transportar víveres durante la Guerra Civil. Desde este punto, la ruta transcurre pon una pista pedregosa que sube primero, con unas vistas espectaculares del río y del Hundido de Armallones y baja después a una playa delicada, en la que el agua corre con brío y hay algo de sombra. El color del agua, entre azul y verde turquesa, invita al baño y más de uno es incapaz de aguantarse las ganas. Nos contagiamos del entusiasmo y como dice Kati "nos damos un baño fresco y terapéutico": pura oxitocina.
Con la barriga llena emprendemos la marcha al pueblo: nos quedan todavía 3 km de una pista fácil que se aleja del río y se acerca a las huertas de Ocentejo. Una fuente fresca alivia nuestra sed y devuelve la fe a alguna senderista desanimada.
En Ocentejo charlo con un señor. Tengo la sensación de que he hablado con él muchas veces, que siempre que voy está en la plaza, junto al parque. Me cuenta el susto que se llevaron con el incendio de hace unas semanas y le pregunto por el bar, que está cerrado "es que no encontramos quien lo lleve", me dice. Una pena, reflejo del desánimo que se ha instalado en la zona.
En definitiva, se trata de una ruta preciosa, sin demasiada dificultad excepto por la longitud y la bajada al Tajo, que cualquier persona habituada a andar por el monte superará sin problemas.
Salimos de Sacecorbo, donde tomamos un café. Llegamos a la hora a la que se reúnen los cazadores. Nos miran con curiosidad y nos preguntan por nuestros planes. Alguno comenta que ojalá el bar tuviera siempre esta actividad. Detrás de la barra cuento hasta cuatro personas, dos de ellas bastante mayores. Una joven sirve sin prisa los cafés y conversa con los clientes habituales. Pido indicaciones a los cazadores, que dan el visto bueno al diseño de la ruta.
Salimos hacia Canales del Ducado, que queda a unos 7 km de Sacecorbo. A ambos lados del camino se extienden tierras fértiles, con un verde primaveral que alimenta el alma. En las laderas, "el quejigo brota verde manzana", como dice Pilar. Nos fijamos en unas florecillas moradas, casi azules, que parecen tomillo pero son completamente inodoras. Mi madre sugiere que el creador dijo: "no te doy olor, pero te doy flor", y así se quedó esta prima del tomillo salsero.
El paisaje es abierto y evocador, con mucha sabina, olorosas plantitas y aliagas florecidas de un amarillo intenso. En medio del camino, gamones (¿gambones o jamones?) espigados. Pasamos por un paraje que se llama "los cantuesares" pero no vemos ni un cantueso. Algún espliego seco y orquídeas silvestres. Entramos en el Parque Natural del Alto Tajo por la Loma del Carrascal. Un soplo de aire nos trae el olor del incendio. A lo lejos, desolación de pinos quemados. El río ruge desde lo alto, encajonado en su cañón.
Pasamos por el antiguo almacén de sal y emprendemos la bajada, un tanto abrupta. Lo ideal habría sido retroceder un trecho para tomar la senda, ya que la gente ha hecho un pequeño sendero hasta el camino principal y tiene algún tramo en el que hay que ir con cuidado.
Bajamos al Río y nos paramos unos minutos en las Salinas de la Inesperada, donde están los restos de un antiguo trasbordador, que se usaba para transportar víveres durante la Guerra Civil. Desde este punto, la ruta transcurre pon una pista pedregosa que sube primero, con unas vistas espectaculares del río y del Hundido de Armallones y baja después a una playa delicada, en la que el agua corre con brío y hay algo de sombra. El color del agua, entre azul y verde turquesa, invita al baño y más de uno es incapaz de aguantarse las ganas. Nos contagiamos del entusiasmo y como dice Kati "nos damos un baño fresco y terapéutico": pura oxitocina.
Con la barriga llena emprendemos la marcha al pueblo: nos quedan todavía 3 km de una pista fácil que se aleja del río y se acerca a las huertas de Ocentejo. Una fuente fresca alivia nuestra sed y devuelve la fe a alguna senderista desanimada.
En Ocentejo charlo con un señor. Tengo la sensación de que he hablado con él muchas veces, que siempre que voy está en la plaza, junto al parque. Me cuenta el susto que se llevaron con el incendio de hace unas semanas y le pregunto por el bar, que está cerrado "es que no encontramos quien lo lleve", me dice. Una pena, reflejo del desánimo que se ha instalado en la zona.
En definitiva, se trata de una ruta preciosa, sin demasiada dificultad excepto por la longitud y la bajada al Tajo, que cualquier persona habituada a andar por el monte superará sin problemas.
Waypoints
Comments (3)
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Felicidades, Cristina, menuda descripción, eres una buena vendedora y muy buena persona
¡Fantástica! Gracias
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Ruta entretenida, en un entorno maravilloso.