Salas-Cascada del Nonaya

Iniciamos nuestra caminata atravesando la plaza del Ayuntamiento donde podemos ver los edificios más destacados de Salas como la Colegiata de Santa María la Mayor, el Palacio de Valdés Salas y la Torre defensiva que alberga el Museo Prerrománico San Martín.

Llegamos a la Plaza de la Campa y al finalizar el pavimento empedrado nos encontraremos con el panel que nos informa de la ruta y sus características.

Giramos a nuestra derecha para tomar la calle Ondinas que recorreremos hasta el final de la misma adentrándonos en un camino de tierra y piedra, antigua ruta por la que en los siglos XVII y XVIII transitaban los carruajes y que actualmente es transitada por los peregrinos que se dirigen a Santiago.

Pasamos por delante de la Fuente de Paín y, unos metros después, están los antiguos cargaderos de una mina de caolín con los restos de dos tolvas y un pequeño curtidor de pieles también abandonado.

Atravesamos un pequeño riachuelo originado por el agua que vierte una tubería a nuestra izquierda.

Continuamos avanzando a la sombra de un frondoso bosque de ribera en el que predominan los fresnos, avellanos, robles y alisos.

Unos metros más adelante atravesamos el puente de Borra que salva el paso que nos conduce a la Sierra de Bodenaya donde nace el río Nonaya.

Más adelante, a 600 metros aproximadamente unas señales nos indican que debemos tomar el desvío a nuestra derecha, dejando a un lado el puente Carcabón y el Camino de Santiago.

Solo restan 200 metros más en ligero descenso siguiendo el curso del río Nonaya para encontrar nuestro objetivo, la cascada de Nonaya que brota entre la vegetación como por arte de magia.

El regreso lo realizamos por el mismo camino a excepción del último tramo, ya en Salas, que lo hacemos por el paseo fluvial junto al río Nonaya.