Salas de la Ribera - Balouta - Lago Sumido - Médulas - Palumbeira

Saldremos desde la localidad berciana de Salas de la Ribera, pasaremos por un vistoso desfiladero de rocas calizas, la senda por la que caminamos posiblemente fuese en la antigüedad un río, y prueba de ello, lo podemos admirar en el paisaje que nos va a rodear, el sendero está rodeado de esplendidas rocas con orificios, cuevas originadas por el agua y estalagmitas en las rocas, todo una delicia para la vista.

Después de esta maravilla divisamos el pueblo de Balouta, se trata de una pequeña aldea abandonada y despoblada cargada de misterio y con un encanto natural para cualquier caminante, este se encuentra metido en un arroyo entre Salas de la Ribera y el pueblo de las Médulas, apenas tiene 6 edificaciones en pie, pero muchos resto de otras, seguimos por la senda atravesando el pueblo, y ya , en la cima, no superado 700 metros desde el pueblo, nos encontramos rodeados de cantos rodados, autenticas montañas de ellas, son las denominadas Murias, utilizadas en la explotación aurífera de Las Médulas.

Desde allí nos dirigiremos al lago Somido desde donde tendremos unas magnificas vistas de los rojizos pináculos de as Médulas, un poco más arriba se encuentra el Mirador de Chaos Maseiros desde donde tendremos vistas del embalcse de Peña Rubia, la Barosa, Vilardesilva, la mina Antonina y la cantera de áridos, Carucedo , Médulas, etc.

Volviendo hacía el lago hay una bifurcación que nos lleva a las Médulas, situadas al noroeste de los Montes Aquilanos y al lado del Valle del río Sil, Las Médulas son un espectacular entorno formado como resultado de las explotaciones auríferas romanas.

Decir que fue declarado “Bien de Interés Cultural” en el año 1996 debido a su interés arqueológico. En el año 1997 la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad, en el año 2002 se le galardonó con el título de Monumento Natural y en el año 2010 Espacio Cultural.

Como anécdota destacar el hecho de que la delegación de Tailandia se opuso a la decisión de nombrar Las Médulas patrimonio de la humanidad al considerar que el paraje era el resultado de la actividad destructora del ser humano y suponía un perjuicio para la causa de la protección medioambiental. Alemania y Finlandia estuvieron de acuerdo con esta opinión.


Considerada la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio Romano, el trabajo de ingeniería que se realizó para extraer el oro alteró considerablemente el medio ambiente de la zona, dando como resultado un inusual paisaje de arenas rojizas cubierto de castaños y robles.

Los grandes movimientos de tierra que se sucedieron conformaron llanuras artificiales que sirven como vías de acceso a otras zonas como el Lago Carucedo, formado a su vez por el taponamiento de un valle con los residuos de la mina, y considerado humedal protegido.

Plinio el Viejo fue en su juventud administrador de las minas y es él el que aseguraba que se extraían al año de allí cerca de 20.000 libras de oro, aproximadamente 1.635.000 kilos.

Antonio García Bellido, profesor y arqueólogo, afirma que las tierras removidas en Las Médulas rondan los 500 millones de metros cúbicos. Si de media había tres gramos de oro por cada tonelada de tierra se estarían moviendo aproximadamente 1.500.000 kilos.

El número de obreros que se pusieron a trabajar en Las Médulas son de acuerdo con las cuentas de Plinio más de 60.000 pero los últimos estudios aseguran que basándose en la tierra removida allí serían en torno a los 10.000 o 20.000 hombres.

El origen del nombre de la zona, “Las Médulas”, no está del todo claro aunque entre los expertos en la materia se habla de que ése es el nombre que se le daba a los amontonamientos de paja, tremendamente comunes en esa zona. Otros autores lo relacionan con el latín metalla, metales. También hay muchos partidarios de que el nombre proviene del Mons Medulius (Monte Medulio), sabreis que la ubicación de dicho monte sigue siendo motivo de controversia y de desencuentro entre los historiadores, asi que aqui tampoco vamos a continuar con ese debate y seguiremos con la ruta que nos ocupa.

Desde las Médulas (nosotros paramos a dar una vuelta y a tomar un refresco) volvemos hacia nuestra ruta pero en la bifurcación después del pueblo de la Balouta tomamos la senda izquierda para dirigirnos a otro punto fuerte, la cueva de la Palombeira, se trata de un canal excavado a pico por los romanos para dar salida a las aguas con que lavaban el oro de las minas y conducirlas al Sil por Salas de la Ribera. En las cercanías de este barrio se ven algunas grutas con los más variados y caprichosos adornos, formados por las estalactitas, por las plantas y arbustos petrificados y por las estalagmitas que remedan irregulares mosaicos. Dicen que tiene 4 leguas de extensión, pero que estando anegada no puede recorrerse ni aun entrarse en ella sin el auxilio de un barquichuelo o una balsa aunque no sería recomendable por seguridad.

Desde allí la vuelta es fácil hacia salas caminando entre castaños, encinos y pinos para acabar en donde comenzamos, en Salas de la Ribera para comer y descansar de esta interesante, vistosa y muy poco exigente ruta en cuanto a esfuerzo y técnica.