Salinillas de Bureba, Alto de San Torcaz, Santuario de Santa Casilda.

El Alto de San Torcaz(1.047 mts) está enclavado en medio de la comarca burevana,al oeste de Briviesca,esta bonita colina se alza con sus suaves formas cubiertas de encinas siendo un excelente balcón de La Bureba para poder contemplar los Montes Obarenes,Sierra de Oña, Montes de Oca,etc.

Comenzamos la ruta en la localidad burevana de Salinillas de Bureva justo donde hay unos lavaderos y una fuente donde aparcamos y nos dirigimos hacia la Iglesia de Santa Eugenia(Siglo XV) en la cual nos detendremos unos minutos para poder verla con detenimiento.
Seguimos nuestro camino siguiendo el Camino de Piernigas a Salinillas entre tierras de labor y bosquetes de encinas y pinos.
Cuando llegamos a la carretera BU-V-5107 a nuestra derecha tendremos el estupendo mirador de Santa Casilda con unas estupendas vistas de la bureba.

Caminamos a continuación por la carretera durante unos 200 mts,para desviarnos a la izquierda y por una cómoda pista seguimos avanzando hasta llegar a un cruce, donde veremos unos hitos de piedra que marcan el comienzo de la subida al Alto de San Torcaz,es una subida corta, por un sendero claro y sin dificultad que nos llevara de forma cómoda hasta la cima donde nos aguarda el clásico Vértice Geodésico y un bonito buzón dedicado al naturalista Félix Rodríguez de la Fuente y un curioso circulo de piedras amontonadas que en antaño pudo ser alguna atalaya que vigilara el entorno, o una tenada abandonada, pero no puedo asegurarlo.

Descendemos de San Torcaz por otro sendero que nos llevara directamente a la pista que habíamos abandonado anteriormente y de una forma muy cómoda nos dirigirnos a la localidad de Rojas a la cual NO llegaremos y donde destaca la silueta del Castillo de Rojas(no confundir con el Castillo de los Rojas en Poza de la Sal) se alza sobre un cerro junto al lado del río Zorita, a las afueras de la villa del mismo nombre, que siempre fue considerada, durante la Plena Edad Media, como propiedad de los Rojas, la villa de Rojas fue inicialmente otorgada a Burgos por Fernando el Católico y donde destaca también la Iglesia de Andrés Apostol,también en la localidad hay un monumento a los labradores.
Antes de llegar a Rojas nos desviamos a la izquierda y seguimos caminando entre tierras de cultivo para llegar a un viejo molino y cruzar el arroyo de Santa Casilda por un puente de hormigón, en este punto conviene prestar atención, es fácil no ver el sendero que va a la izquierda y que es por donde tenemos que ir, para poder contemplar en un primer lugar la Cascada del Molino y a continuación la Cascada de la Virgen donde hay unos bancos y mesas donde poder descansar y un panel informativo.
Seguimos el camino pasando por un coqueto desfiladero para llegar a la Cueva de la Virgen (visitable) donde veremos un pequeño altar encajado en la piedra.
Continuamos el camino donde nos encontraremos dos merenderos acondicionados con mesa y bancos en unas choperas y donde hay una explanada de una antigua prospección petrolífera y aquí atravesamos el río para por camino llegar a la carretera de Buezo y a unos metros el pueblo.
Es un pueblo pequeño pero encantador, quedan pocos vecinos viviendo todo el año, a los que se suman otros los fines de semana para disfrutar de la paz y tranquilidad que hay en él y sus alrededores y donde destaca su Iglesia de San Millán Abad entre apacibles casas que invitan al descanso y recorrer este agradable punto.
Abandonamos Buezo por un camino hasta llegar a un punto singular e interesante: Pozo Negro
Pozo Negro tiene la particularidad de sus famosas aguas que tenían el poder de sanar miembros heridos o doloridos, siendo el ritual introduciendo una prenda, humedecerla y colocarla sobre el miembro dolorido para su sanación.
Seguimos el camino ascendiendo ligeramente (bien se puede hacerlo casi directamente o bordeándola la peña hasta llegar su parte superior donde se encuentra el Santuario de Santa Casilda.
El Santuario de Santa Casilda (Siglo XVI) es una iglesia católica, donde la portada de la iglesia la hizo Nicolás de Vergara; en él, un altar con la imagen de la santa titular, esculpida por Diego de Siloé. También hay un camarín barroco, unos relieves góticos y exvotos.
Casilda era, según la tradición, una hija de un rey moro (Al Mamun, rey de Toledo en el año 1043) que vino a curarse aquí. Se curó, se bautizó y se quedó. Por aquel entonces había dos pozos con propiedades medicinales. Casilda realizó varios milagros y cuando murió se edificó un santuario donde se conservan sus restos mortales.

Abandonamos el santuario por la parte trasera, para descender por otro camino distinto al de subida para llegar a Pozo Blanco.

Pozo Blanco: las leyendas aseguran que tiene la propiedad de hacer fecundas a las mujeres que se encomiendan a Santa Casilda. A él acuden parejas que desean ampliar su familia teniendo un hijo. El ritual sigue ciertos pasos, deben colocarse en la ladera a cierta altura de esta, desde allí deben arrojar o bien una piedra o una teja. Esto es así porque según si es una piedra, la pareja desearían tener un niño y si es una teja su deseo sería niña. Si la pareja consigue acertar con la piedra o la teja dentro del pozo situado al final de la ladera la familia tendrá descendencia en un año.
Una de las supersticiones y leyendas más famosas de La Bureba que hoy en día se mantiene viva todavía, algunas parejas siguen acudiendo a la ladera a arrojar su piedra o su teja.

Abandonamos este curioso enclave para pasar cerca de un área recreativa con mesas, bancos y barbacoas que mantienen en perfecto estado la Asociación de amigos de Santa Casilda para poco después cruzar la carretera BU-V-5120 y ascender ligeramente para cruzar el Monte de la Varga y llegar al camino por donde comenzamos la ruta y llegar otra vez a Salinillas de Bureba donde daremos por concluida la ruta.