San Gregorio (Ataun)-Balankaleku-Izozkogañe-Egiroeta-Puerto de Etxegarate-Barrio de Olanaldea-Zegama

Antes de describir la ruta, he de hacer una importante matización. He calificado el recorrido como FÁCIL a pesar de la larga distancia y el alto desnivel acumulado, porque prácticamente todos y cada uno de los caminos por los que he andado son súper cómodos y muy llevaderos, y con rampas en general poco exigentes. La trampa o pega está en que es fácil sólo si se hace en seco, como hoy. A poco que esté mojado, cosa normal en nuestro territorio a lo largo del año, la ruta se complica muchísimo más, hasta el punto de calificarla como poco de MODERADO.

También hay que decir, y ésto lo he visto en casa mirando el mapa del recorrido, que es posible evitar pasar por la primera mitad del ascenso, que en caso de que haya llovido habría mucho barro. Desde Ataun avanzáis por una carretera hasta el barrio de Lauztierreka, y luego hay que desviarse a la izquierda para ir por una ancha y cómoda pista que conecta con la segunda parte del ascenso (aquí llegué a ver un coche aparcado), mucho mas llevadera y sencilla, en el que da igual que llueva que se podría andar sin preocuparse del barro.

En caso contrario, si vais a hacer la ruta tal y como lo he hecho yo, elegir bien el día y mirad los partes del tiempo, y si no queréis llegar a casa llenos de barro (hoy salvo algunos charcos aislados, en general estaba seco), aseguraos de que como poco no haya caído casi ni gota en la zona durante varias semanas (primavera-verano) o incluso más de un mes durante el invierno. Sino, hay que llevar si o si botas, y puede que polainas también. En Otoño la presencia de hojarasca, altísima más que seguro ya que el recorrido transcurre casi todo el rato por densos bosques, podría incomodar y perjudicar bastante a la hora de ver y pisar los senderos.


Vuelta al País Vasco desde Ermua. Etapa 74:

Comienzo en la parada de bus del pequeño pero bonito barrio de San Gregorio, perteneciente al municipio de Ataun. Avanzo hacia el sur, por un fino sendero señalizado con marcas verde y blanca.

Luego, dejo de seguir dichas marcas y giro en dirección Oeste, ascendiendo por un camino más ancho pero que increíblemente estaba algo embarrado. Apenas ha caído una gota aquí durante varias semanas, pero aún así, al ser una zona con bosques tan densos, tan cerrados, y que apenas deja pasar el sol, de poco sirven las altas temperaturas de los últimos días porque visto lo visto sigue habiendo agua o humedad por la zona.

De lo malo malo, no era demasiado el terreno por el que había barro, y caminando por las esquinas, se podía evitar la peor parte.
Después, el camino mejoró por momentos, y se podía avanzar cómodamente, en parte gracias a las suaves rampas que, aunque constantes, no eran tan altas como para impedirme ir a buen ritmo.

Más adelante, en uno de los pocos tramos libres de arboleda, volví a encontrarme con el barro, no en altas cantidades pero si lo suficiente para incordiar un poco. Aquí habiendo llovido recientemente, sería un lodazal, y eso que está al aire libre.

Por fortuna, una vez paso por un precioso hayedo, la cosa cambia radicalmente. En un cruce donde se haya una caseta, avanzo por un ancho sendero de piedras y tierra, en suave descenso.
Poco después, dejo dicho sendero para ir por otro, en suave y cómodo ascenso, pasando de nuevo por otro denso y precioso bosque. De aquí en adelante, casi hasta llegar a la primera de las cimas de la ruta, el Balankaleku, no me encuentro con ninguna zona donde haya barro, es más, incluso aunque lloviera, se podría ir rápida y cómodamente por este sendero, es de una calidad excelente.

A mitad de ascenso, veo por la derecha una especie de fuente natural, donde cae un pequeño chorro de agua fresca y buena. Además, viene incorporado con un vaso a modo de chupito, pero de tamaño XXL, que permite tomar unos buenos tragos.

El ascenso es largo pero tan sencillo, tan llevadero, que se hace bastante corto. En un visto y no visto, alcanzo un cruce, y giro a la derecha para ascender ya los últimos metros hasta la cima del monte Balankaleku. Ésta última parte no iba a ser tan sencilla, había que esforzarse y sudar un poco. Las rampas son bastante elevadas y el terreno, herboso pero con de maleza en la parte final.

Pronto alcanzo la cima del Balankaleku (985m), el monte mas elevado de éste sector de la sierra de Altzania. Las vistas son algo limitadas por la presencia de arboleda, pero lo que deja ver tiene bastante interés. Se puede observar cumbres y sierras de montaña como el Aratz, Aizkorri, Aloña, Anboto, Aralar (hoy cubierto de nubes altas) y alguna cumbre perteneciente a la provincia de Navarra, como es el Beriain o San Donato. También hay un geodésico, unos metros más adelante entre la maleza, pero no merece la pena ir hasta allí salvo porque es el único lugar donde se puede ver el Beriain con nitidez.

Tras las fotos de rigor, paso al otro lado de la valla, es decir, por el lado izquierdo, y continúo recto siempre tomando como referencia la propia valla. A ratos me alejo de él, otros me acerco, pero siempre voy cerca y a la par de la valla.

Desciendo unos metros por un bonito hayedo en fuerte pendiente. El problema es que aquí hay un montón de tierra blanda que hay que intentar evitar pisar, porque sino hundes la zapatilla casi por completo.

Luego vuelvo a ascender, esta vez por senda herbosa y de tierra, hasta alcanzar la segunda cumbre del día, el Izozkogañe (937m), de nulo interés. Aquí hay otra bonita vista del Aratz, Aizkorri, Egiroeta, Anboto y Udalatx, pero nada más... bueno si, un montón de mierda esparcida por el suelo.

Abandono el lugar rápidamente y en apenas 2 min llego al ¿dolmen? De Praalata. Yo tenía otro concepto de lo que era un dolmen, porque aquí desde luego no hay ni eso ni nada de nada, o al menos no me lo pareció.

Ahora viene la parte que más me costó de toda la ruta. Toca descender para ir rumbo a la tercera y última cumbre del recorrido, el Egiroeta. Para ello hay que llegar hasta el collado herboso de Unanabi, pero no me resultó nada sencillo encontrar un camino para bajar. De echo es que no llegué a verlo, tiré de GPS en la línea que tenía trazada, e intenté seguirla como pude, sorteando diferentes obstáculos. Al final acabé encontrando un sendero en condiciones, aunque de nuevo tenía bastante tierra blanda por el medio. Es posible que no haya realizado el giro descendente correctamente, quizás me haya adelantado y tenía que haberme desviado más adelante y dar con éste sendero.

Ahora si, avanzo cómodamente por senda herbosa y tengo a la vista la loma cimera del Egiroeta (893m). El ascenso es corto pero cañero, con rampas bastante exigentes. Pocos segundos me quedé en la cima, porque no tiene ningún interés, solo se aprecia algún monte de la zona, siempre repleto de árboles, y abajo, mi siguiente objetivo, el puerto de Etxegarate.

De llegar a saber lo que me encontraría, probablemente hubiera evitado pasar por estas 2 últimas cimas, y hubiera bajado directamente a Etxegarate desde el Balankaleku, pero bueno, al menos puedo apuntar otras 2 cumbres a mi lista.

Afortunadamente, el descenso resulta igual de cómodo y sencillo que el ascenso al Balankaleku, y en no demasiado tiempo, consigo llegar al puerto de Etxegarate (realmente habría que caminar varios cientos de metros para llegar al puerto sin cruzar la carretera, pero no tenía ganas de andar inútilmente, cuando podía atravesarlo y llegar en 5 segundos). Éste es un lugar de importancia, estratégico, ya que se sitúa casi en la mitad del recorrido y me ofrece la posibilidad de parar para comer, beber, descansar e incluso ir al baño.

Tras un pequeño parón, reanudo la marcha, yendo por un sendero señalizado con marcas GR roja y blanca. En esta segunda mitad de la ruta ocurre un poco lo mismo que en la primera. Al inicio el sendero está algo sucio, embarrado, pero luego lo abandono y sigo por otro mucho más ancho, cómodo y sencillo, que si lloviera no daría ninguna complicación. Hay que seguir éste GR durante varios km hasta que alcanzo un cruce, donde pierdo de vista dicho GR.

Ahora, continúo en semillano por otro cómodo sendero natural, con preciosas vistas a la sierra de Aralar y al Txindoki en algún tramo.
De nuevo, más pegas. Durante varios km el sendero pierde algo de calidad, y el firme se encuentra un poco roto y repleto de charcos. Hoy he podido evitar pisar dichos charcos yendo por los laterales, pero habiendo llovido lo más seguro es que en alguno que otro os lo tengáis que comer con patatas y mancharos el calzado.

Ésto no finaliza hasta que llego a una zona con magníficas vistas a la sierra de Aizkorri-Aratz y mi destino, el pueblo de Zegama. Aquí el camino mejora y desciendo de forma constante hasta dar con una pista asfaltada.

Se acabaron las preocupaciones, ahora camino rápidamente haciendo amplios zig-zags, paso al lado de unas pocas casas pertenecientes al barrio de Olanaldea, y finalmente llego hasta la localidad de Zegama, donde pongo punto y final a esta larga pero interesante ruta.