San Nicolás del Puerto: cascadas del Huéznar y Vía Verde hasta el Batán de las Monjas
near San Nicolás del Puerto, Andalucía (España)
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Itinerary description
Aparcamos junto a la playa fluvial que forma la represa del río Galindón, tras atravesar el pueblo de San Nicolás del Puerto por la SE-7102. OJO!: todo el aparcamiento en ambas márgenes del río es zona azul y funciona como tal los fines de semana a partir de las 12 del mediodía, hasta ahí todo perfecto; pero los parquímetros están cerrados hasta bien avanzada la mañana, impidiendo hacer el pago si lógicamente quieres hacer una actividad senderista aprovechando la mañana, en lugar de estar de plantón esperando que tengan a bien abrirlos...y luego te ves obligado a pagar el doble por la anulación de la denuncia.
Dicho esto, la ruta la comenzamos pasando junto a un bonito puente romano (ya que por aquí pasaba la calzada que unía Hispalis -Sevilla- con Emérita Augusta -Mérida), aunque modificado en el medievo; seguimos por el arcén de la SE-7101, carretera que va a la estación Cazalla-Constantina, que dejamos en cuanto vemos un hueco entre las zarzas (tras recolectar una buena cantidad de moras, la otra actividad alternativa de la jornada). Al poco alcanzamos el arroyo de los Parrales: en un punto lo vadeamos, aunque, al vernos rodeados por una alambrada, lo recruzamos por el mismo lugar, continuando entre al arroyo y otra malla de alambre a nuestra derecha, hasta llegar al paraje de las cascadas del Huéznar, de gran belleza. Son una serie de saltos y pozas, originados por fallas y deslizamientos de bloques rocosos (el inferior sobre el superior, formando un escarpe), y travertinos debido a la riqueza de las aguas en carbonato cálcico, que precipita sobre la materia orgánica.
Tras recorrer los senderitos que unen las cascadas, llegamos al área recreativa del Martinete (hasta el fondo, a una zona habilitada como aparcamiento); retornamos buscando un vado en el Huéznar para pasar al otro lado y dirigirnos en busca de la Vereda de las Moreras. Antes nos topamos con el arroyo de los Parrales, que atravesamos por una parte bastante profunda de su cauce (aquí seco), saliendo del mismo por una estrecha y empinada senda; ya arriba nos encontramos con un muro de piedra no muy alto, pero con alambrada encima; rodeándolo, se sortea ésta fácilmente (entonces vemos un lugar más accesible para el paso del arroyo). Continuando junto a la alambrada por una estrecha sendita entre ésta y el arroyo (abajo) llegamos rápidamente a la ancha Vereda de las Moreras (aunque primero bajamos al arroyo para hacer un descanso junto al mismo en un hermoso lugar).
A partir de aquí la ruta no reviste ninguna dificultad (salvo la inclemencia meteorológica asociada a un día corriente de agosto). La Vereda de las Moreras se cruza varias veces con la Vía Verde de la Sierra Norte, que va sobre el trazado de la antigua línea férrea Zafra-Sevilla; seguimos por la última en el siguiente cruce, pasando entre profundas trincheras de pizarra y junto a las ruinas de construcciones asociadas al ferrocarril: viviendas del personal, edificios para viajeros y oficinas o almacenes... también encontramos bancos de madera para reponer fuerzas.
Una señal de madera nos indica el desvío a la derecha para llegar al Batán de las Monjas, complejo formado por cabañas, camping y restaurante junto al Huéznar (los batanes, posteriores a los molinos y en uso hasta el siglo XIX, se ubicaban junto a un curso de agua, que represada y conducida por un canal impactaba en las cucharas de una rueda hidráulica, moviendo un eje y activando los mazos que golpeaban las mantas, lanas u otros tejidos para compactarlos). Comemos en el restaurante para afrontar la vuelta a San Nicolás, primero por un tramo de la Vereda de las Moreras, que pasa junto al Batán, subiendo hasta conectar con la Vía Verde, que ya no abandonamos prácticamente hasta los alrededores del pueblo (aunque en algún momento caminamos junto al arroyo de los Parrales y nos desviamos para ver las ruinas de una noria junto a éste); dejaremos entonces la Vía por una senda a su izquierda, que va junto al Huéznar y lleva a su nacimiento: una surgencia del acuífero, que sale a la superficie a través de una falla vertical. Salimos del área recreativa para continuar por la calle Real de vuelta a la playa fluvial, donde refrescarnos (tras el religioso pago de la anulación de la denuncia).
Dicho esto, la ruta la comenzamos pasando junto a un bonito puente romano (ya que por aquí pasaba la calzada que unía Hispalis -Sevilla- con Emérita Augusta -Mérida), aunque modificado en el medievo; seguimos por el arcén de la SE-7101, carretera que va a la estación Cazalla-Constantina, que dejamos en cuanto vemos un hueco entre las zarzas (tras recolectar una buena cantidad de moras, la otra actividad alternativa de la jornada). Al poco alcanzamos el arroyo de los Parrales: en un punto lo vadeamos, aunque, al vernos rodeados por una alambrada, lo recruzamos por el mismo lugar, continuando entre al arroyo y otra malla de alambre a nuestra derecha, hasta llegar al paraje de las cascadas del Huéznar, de gran belleza. Son una serie de saltos y pozas, originados por fallas y deslizamientos de bloques rocosos (el inferior sobre el superior, formando un escarpe), y travertinos debido a la riqueza de las aguas en carbonato cálcico, que precipita sobre la materia orgánica.
Tras recorrer los senderitos que unen las cascadas, llegamos al área recreativa del Martinete (hasta el fondo, a una zona habilitada como aparcamiento); retornamos buscando un vado en el Huéznar para pasar al otro lado y dirigirnos en busca de la Vereda de las Moreras. Antes nos topamos con el arroyo de los Parrales, que atravesamos por una parte bastante profunda de su cauce (aquí seco), saliendo del mismo por una estrecha y empinada senda; ya arriba nos encontramos con un muro de piedra no muy alto, pero con alambrada encima; rodeándolo, se sortea ésta fácilmente (entonces vemos un lugar más accesible para el paso del arroyo). Continuando junto a la alambrada por una estrecha sendita entre ésta y el arroyo (abajo) llegamos rápidamente a la ancha Vereda de las Moreras (aunque primero bajamos al arroyo para hacer un descanso junto al mismo en un hermoso lugar).
A partir de aquí la ruta no reviste ninguna dificultad (salvo la inclemencia meteorológica asociada a un día corriente de agosto). La Vereda de las Moreras se cruza varias veces con la Vía Verde de la Sierra Norte, que va sobre el trazado de la antigua línea férrea Zafra-Sevilla; seguimos por la última en el siguiente cruce, pasando entre profundas trincheras de pizarra y junto a las ruinas de construcciones asociadas al ferrocarril: viviendas del personal, edificios para viajeros y oficinas o almacenes... también encontramos bancos de madera para reponer fuerzas.
Una señal de madera nos indica el desvío a la derecha para llegar al Batán de las Monjas, complejo formado por cabañas, camping y restaurante junto al Huéznar (los batanes, posteriores a los molinos y en uso hasta el siglo XIX, se ubicaban junto a un curso de agua, que represada y conducida por un canal impactaba en las cucharas de una rueda hidráulica, moviendo un eje y activando los mazos que golpeaban las mantas, lanas u otros tejidos para compactarlos). Comemos en el restaurante para afrontar la vuelta a San Nicolás, primero por un tramo de la Vereda de las Moreras, que pasa junto al Batán, subiendo hasta conectar con la Vía Verde, que ya no abandonamos prácticamente hasta los alrededores del pueblo (aunque en algún momento caminamos junto al arroyo de los Parrales y nos desviamos para ver las ruinas de una noria junto a éste); dejaremos entonces la Vía por una senda a su izquierda, que va junto al Huéznar y lleva a su nacimiento: una surgencia del acuífero, que sale a la superficie a través de una falla vertical. Salimos del área recreativa para continuar por la calle Real de vuelta a la playa fluvial, donde refrescarnos (tras el religioso pago de la anulación de la denuncia).
Waypoints
Comments (3)
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Bonita ruta.
Maravillosa ruta con la familia al completo.
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Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Buena ruta, la hemos hecho en el primer fin de semana de Septiembre, y se agradecía las zonas con agua, fuera de ahí el calor apretaba muchísimo, sobre todo en las vías verdes. Hay tramos en el que el tracking se vuelve loco, pero siguiendo el sentido común se puede ver por donde hay que seguir.