San Vicente del Monte - Cambera de los Moros - Monte Castillo (circular)

Realizamos esta ruta el 25 de febrero de 2017. Desde Los Corrales de Buelna, cogemos la A-67 dirección Torrelavega y después, la A-8 dirección Oviedo. A la altura de Treceño, nos salimos de la autovía y entramos en la CA-135 y, después, en la N-634. En el Barrio Hualle nos salimos de ella y continuamos por la CA-581. Pasamos el Barrio la Herrería y continuamos durante 4,5 kilómetros hasta San Vicente del Monte donde, en la misma entrada, encontramos un espacio muy amplio para aparcar.

Nos adentramos en un entramado de bonitas casas de piedra y callejeamos un poco hacia el extremo suroeste del pueblo. Allí, encontramos la primera señal que nos indica el comienzo de la ruta. Descendemos por un camino embarrado y a 300 metros encontramos el primer desvío. El camino se ensancha pero, si estamos atentos, encontraremos a la primera una señal que nos indica en qué dirección se encuentra El Fendedal, que es hacia donde nos tenemos que dirigir.

Sin salirnos en ningún momento del camino, después de andar un kilómetro, llegamos hasta un caserío. Allí, de nuevo, encontramos una señal que nos indica que el camino discurre entre varias fincas. Hay un par de portillas que tendremos que cruzar y quizás nos dé la sensación que estamos atravesando fincas privadas, pero en teoría tienen que dejarnos paso. No está de más, sin embargo, ser lo más cívico posible: cerrar siempre las portillas, no dejar nunca basura y no pisar toda la finca y mucho menos si está pa’ segao’.

Continuamos caminando otros 800 metros por el mismo camino hasta llegar a una carretera asfaltada. Ascendemos por ella hasta llegar a un nuevo cartel informativo que marca el inicio de la Cambera de los Moros. Este tramo es quizás el más duro de la ruta porque se suben unos 500 m de desnivel en apenas 2,5 kilómetros. Sin embargo, es también el más bonito y el más interesante ya que estamos transitando por antiguos caminos que, con total seguridad, guardan infinidad de historias. Por otra parte, podemos encontrar dos grandes árboles autóctonos que han sobrevivido al paso del tiempo y al impacto humano en las montañas: son un haya de gran tamaño y un acebo (ambos señalizados).

Prácticamente en el kilómetro 5, la cambera empieza a difuminarse en la ladera norte por la que estamos ascendiendo. Sin embargo, ya hemos ascendido mucho y es fácil orientarse. Nos dirigimos hacia el collado que separa el Monte El Castillo y el Cueto de Herranz García. Hacemos aquí un descanso breve para contemplar las impresionantes vistas. Desde la vertiente norte, de este a oeste, podemos observar las antenas de Ibio, Cabezón de la Sal, todos los praos con sus caseríos, la costa del Cantábrico, la ría de San Vicente, la sierra del Cuera… Desde la vertiente sur, también de este a oeste, podemos observar el Castru Valnera, el Pico Jano, la Braña del Moral, el Parque Natural Saja-Besaya, Ruente, Puente Nansa, la Sierra de Peña Sagra, Los Picos de Europa… En fin, todo un espectáculo que nos hace valorar un poco más este pedacito de tierra que tantas alegrías nos da.

Después de haber disfrutado largo y tendido, continuamos por la cresta de la Sierra del Escudo en dirección este durante unos 3 kilómetros. Pasamos tres cimas secundarias. La primera es el Cueto de Herranz García (en el que también se encuentra un panel informativo), en la segunda nos encontramos una escalera hacia ninguna parte (suponemos que fuera un pararrayos) y, en la tercera, una cruz. Después de esta última, iniciamos el descenso. El punto exacto para comenzar a bajar no está señalizado. Sin embargo, nosotros tomamos como referencia una finca bastante grande con un caserío en medio que se veían desde la cruz. Estaban bastante próximas al pueblo y veíamos una pista que unía ambos puntos.

Según bajábamos, fuimos viendo indicaciones de un PR (dos líneas paralelas amarillas y blancas). Las fuimos siguiendo, evidentemente, hasta la misma finca que habíamos visto desde arriba. Después, recorrimos su estacado hacia el noroeste, donde encontramos un nuevo caserío un una pista empedrada. Esta desembocaba en una carretera bien asfaltada que nos devolvió sanos y salvos a San Vicente del Monte.

Todas las fotos en: www.enbuscadelvindio.wordpress.com