Sant Sebastià de Montmajor-Pic del Vent (100 cimas de FEEC-816 m de altitud)

Sant Sebastià de Montmajor es un pueblo de seis habitantes en el municipio de Caldes de Montbui al Vallès Oriental . Está situado entre las montañas de Gallifa y el Farell.
Del pueblo hay constancia desde 1065 , y formaba parte de la larga lista de sitios que dependían del Monasterio de Sant Cugat , justamente fue una decisión de la abadía levantar la iglesia románica donde se honraba y se honra a San Sebastián en forma de acopio anual. En ocasión de la exposición Universal de 1828-1929, y formando parte del llamado Pueblo Español, se reprodujo este singular templo.

Después de esta culturilla sacada de Wikipedia paso a explicar el recorrido.

Dejamos el coche en uno de los parkings que hay junto a la iglesia de San Sebastián de Montmajor.
Cogemos una pista de tierra que si la siguiésemos iríamos hasta el pueblo de Gallifa a 4,5 km. Nosotros nos desviamos a los pocos metros y cogemos sendero hacia la izquierda.
Vamos siguiendo a tramos discontinuos el PR-C 9 y el PR-C 48. Al empezar en la subida nos encontramos con la Torre del Reloj: Una construcción de cinco metros de altura, donada por Caldes de Montbui en el año 1903 a Sant Sebastià de Montmajor, para que sus habitantes pudieran ver y oir tocar las horas.
La dejamos a nuestra derecha para coger un sendero que sale frente a ella. A la vuelta volveremos por la bajada de tierra roja que hay junto a la Torre.
El sendero que cogemos nos lleva hasta el Coll de Farell y a una pista ancha que cogemos hacia la izquierda. Avanzamos y más adelante nos encontramos con un sendero a la derecha que es el que cogemos, para subir hasta otra pista ancha, donde giramos a la izquierda hasta el cruce con otra pista donde tenemos el palo señalizador que nos indica un sendero de frente que es el PR-C 9.2 que nos llevará al Pic del Vent. Subida pronunciada pero sencilla, nosotros subimos con cuidado porque había llovido y el suelo estaba un poco resbaladizo.
Coronamos por fin el Pic del Vent, que como dije pertenece al reto de las 100 cimas de FEEC. Con una altura de 815 metros. Hay una bandera de la senyera catalana, una bonita rosa de los vientos dónde nos señaliza todas las montañas de alrededor y todos los vientos. Y un doble banco con doble vista y con una visera de madera protectora para el sol. (Bonito detalle).
Dejamos el pico y vamos siguiendo el PR-C 9.2, pasamos con unas antenas de telecomunicaciones y hay bordeamos para salir a la pista ancha qué es donde se junta con el PR-C 9 y 48. Pasamos por el Coll de la Bassa Roja, nos encontramos a nuestra derecha una balsa de agua para los bomberos y continuamos por la Serra Llisa. Vamos siguiendo la pista ancha todo el rato hasta llegar nuevamente al camino que hicimos de subida, dónde hay un cruce con una encina preciosa en media. Tomamos a la izquierda y cuando llegamos nuevamente al Coll de Farell, en vez de coger el sendero a la derecha que subimos tiramos pista ancha hacia la izquierda dirección al Bosc del Monner. Avanzamos hasta encontrarnos una pequeña pista a la derecha que es la que cogemos de vuelta. Pista que se va estrechando y cada vez es más mala y pedregosa. Está nos lleva a junto a la torre del reloj. Y de ahí al coche estamos en 5 minutos.
Por hoy ya podemos decir que tenemos un bonito: !!!Reto Conseguido!!!

La leyenda de Mas Farell:

Dice la historia que en las inmediaciones de Caldes de Montbui, había una masía llamada el Farell, en la que habitaba un gigante de singulares proporciones. Entregado a las labores del campo, exhibía una gran fuerza y todos en la zona le conocían por el nombre de “Farellás”. Y como quiera que en toda leyenda siempre hay “un buen día” este no se hizo esperar. Y fue así que un buen día otro gigante que andaba de paso, asombrado por la fortaleza física del bueno de farellás, le propuso viajar hasta Barcelona a fin de rescatar a la bella Gisla cautiva de un gigante moro.
El gigante payés aceptó el reto en un gesto que todavía le honra y por el camino tomó un pino de un frondoso bosque para emplearlo como bastón y también para saltar la muralla que rodeaba Barcelona por aquel entonces. En resumidas cuentas, el bueno de Farellás resultó vencedor y por haber llegado a la ciudad condal en compañía de la conífera, adoptaría en lo sucesivo el nombre del “Gegant del Pi” que, a su vez, da título a la canción popular catalana que todos conocemos.

Acabado con su cometido, nuestro gigante tomó el camino de regreso a casa, pero como quiera que estaba exhausto, poco antes de llegar decidió tenderse a descansar para reanudar la marcha más tarde. Sucedió, que mientras el ahora Gegant de Pi dormía bajo un árbol, le sorprendió un inmenso aguacero acompañado de granizo que cubrió el cuerpo del gigante en toda su extensión. Se dice que nunca más despertó, pero sobre él se formó la montaña que hoy conocemos como Farell.

¡Pobre Farellás! sin duda no merecía dicho final pero de este modo la historia adquirió tintes un tanto más épicos que son en definitiva el camino más corto hacía la inmortalidad.

En cualquier caso, las leyendas, leyendas son y todo lugar que se precie dispone de las suyas propias. Aquí no aparecen dragones, ni caballeros, ni tampoco princesas… sólo gigantes que bailan alegremente por el camino y nos contagian a todos con su dicha. Pero tras este breve paréntesis folklórico-popular que nos ayuda a esclarecer aspectos toponímicos y etimológicos, cabe decir, que si observamos la montaña desde la distancia se aprecia claramente la silueta de un gigante yaciente en cuyo pecho descansa la masía que nos ocupa: Mas Farell, un ramillete de flores depositado sólo allí donde a los justos se les desea el sueño eterno, o si se prefiere; un gigante arquitectónico de mil años de edad.