Santoña - Monte Buciero y Faro del Caballo + Playa de Berria [Monte y playa]

Segunda ruta de la serie Monte y Playa

Con el pronostico de tiempo muy soleado y calor, en julio, quedaba claro que era un día de playa más que de monte, pero como a uno le tira más el monte que la playa, decidí repetir un poco la formula de la semana pasada de hacer monte por el entorno de una zona de playa o costera, y terminar la ruta dándome un baño en una playa cercana. Me parece un plan perfecto para el verano; llamemos a esto plan de "Monte y playa". Y de este modo además, llegando a las 8 de la mañana a la playa, nunca hay problemas de aparcamiento.

El lugar elegido finalmente fue el Monte Buciero de Santoña, y su muy famoso Faro del caballo.

Comienzo
Llegué pronto al parking del cementerio pegado a la playa de Berria y aparco directamente. A las 8.30 el parking está vacío.
Desde el parking y siguiendo el muro de la cárcel del Dueso avanzo hacia la zona boscosa por el camino asfaltado. Empiezo a subir, primero por un zigzag y luego por un cómodo camino de ligera pendiente ascendente. Este camino recorre el camino hasta el primer faro.

Camino a los faros
A mitad de camino, se observan una ruinas en la ladera, y las vistas del mar son magnificas. Justo antes de llegar al primer faro, toca abandonar el asfalto para pasar a una senda que asciende primero ligeramente y durante unos metros de forma bastante pronunciada. La subida pronunciada dispone de cuerdas para ayudarse, que no son imprescindibles.
Una vez subida, sigo el camino por la ladera durante un buen tramo hasta llegar al cruce del faro del caballo, donde me encamino hacia las escaleras de bajada al faro.

Faro del caballo
Algunos la llamarían la escalera hacia el infierno, pero no es para tanto. La escalera tiene 763 escalones y tiene una fuerte inclinación, que hace que sobre todo durante la bajada haya que tener cuidado de no tropezar. Tiene una cuerda en todo su recorrido que permite agarrarse para más seguridad.
Al llegar abajo veo el modesto faro, que está situado en un entorno precioso; merece la pena bajar hasta aquí. Si hemos venido en traje de baño, podemos incluso bajar hasta nivel de mar y darnos un chapuzón, aunque las autoridades lo prohíben, pero sin mucho éxito.
La subida por las escaleras es más fácil, pero el esfuerzo es mucho mayor. Con paciencia y haciendo unas cuantas paradas, se llega arriba.

Monte Buciero
Una vez de vuelta arriba, sigo aproximadamente 1km hasta abandonar el camino por la derecha cogiendo el sendero de subida al monte Buciero. El sendero es claro, marcado como PR (marcas amarillas) y con múltiples cairns que indican por donde seguir. El terreno es karstico pero sin complicación alguna. Casi arriba, se abre un claro desde donde se ven muy buenas vistas de todo Laredo y Colindres; lugar para foto. Sigo hacia arriba y en 10 min ya estoy sentado en la cima del monte, pegado a la cruz que está situada en la zona más prominente. Desde aquí hay vistas de todo Santoña y la bahía. A lo lejos se intuye Noja, Isla, etc. La cima no tiene ni buzón ni marca alguna de ningún tipo, al menos que yo vea.
Desde la cima se ve perfectamente la cima del pico cercano Ganzo con su cruz.

Bajada hacia Santoña
Bajo por el mismo sendero hasta el camino del que salí antes, y comienzo la bajada hacia Santoña. El camino es ancho y pedregoso, y está muy concurrido. El buen tiempo y el fin de semana anima a mucha gente a llegar hasta el faro del caballo desde Santoña.
Al llegar casi a Santoña se puede ver a la izquierda el Fuerte San Carlos y la estatua de la Virgen.

Vuelta por el Dueso
Sin entrar en Santoña, me desvío subiendo unas escaleras para coger el camino que lleva al barrio del Dueso. Asfalto y pendiente ascendente ligera. Unos kilómetros más adelante, ya en el Dueso, tengo una perspectiva de la cárcel del mismo nombre. Finalmente, alcanzo sus muros, y estoy de vuelta en el parking del que salí 4 horas atrás.

Playa de Berria
Tras el esfuerzo, llega el refresco en la playa. Esta playa de buen tamaño, de arena fina y clara, es ideal para un buen baño. Tan solo tener cuidado de que la playa tiene unas cuantas rocas dispersas en el fondo, algunas un poco traicioneras.

Nos vemos por el monte.