Selva de Yosa Sobremón

En el barranco de Arás al oeste de Biescas se ubican tres bonitos pueblos de montaña, Aso, Yosa y Betés de Sobremón. Lugares rodeados de montes, frondosos bosques y prados, custodiados por las moles pétreas de Sierra Partacua al norte de este pequeño valle.
En Yosa, el pueblo más al sur de los tres parte un sendero que de recorrido circular se adentra en la selva de nombre homónimo al lugar del que parte. Está selva, como se denomina a un bosque de entidad importante en Aragón, está compuesto principalmente de pino royo, a veces se ejemplares de gran tamaño con una zona considerable de hayedo puro con zonas donde el hayedo es joven con otras donde los árboles debido al gran tamaño y altura de sus ejemplares forman un bosque maduro de gran belleza. De manera esporádica se ven arces, cerezos, acebo...
La ruta la hicimos en sentido contrario a las agujas del reloj, saliendo por una pista cementada en la misma entrada del pueblo. A los pocos metros desaparece el cemento y pisando ya tierra, también en poco tiempo, aparece un sendero que por bosque evita la ascensión por la pista, lo cual siempre agradece un senderista. Toda la ascensión es de pendiente llevadera y cómoda salvo ya al final un par de repechos cortos de buena pendiente. Se podría evitar el segundo repecho que lleva al Puntal Pueyo pero dado que desde ahí se puede ver una buena panorámica de 360°, merece la pena ese pequeño esfuerzo. Se puede ver las caras sur de las sierras de La Partacua y de Tendeñera ,el pico Erata , Oturia, Oroel, sierra de Guara y todas las sierras de menor entidad hacia el sur de Sabiñánigo.
Para bajar de vuelta ya, tomamos desde el Puntal Pueyo un sendero que nos lleva a Plana Vaqueriza que es el punto donde si quieres, puedes evitar el segundo repecho que lleva al Puntal. Desde aquí, ahora, lo que en la ascensión era bosque de pino royo, poco a poco se va transformando en un frondoso y fresco bosque de hayas donde el descenso hace las delicias de los amantes de las frondosas. En la zona inferior de bosque, ya unos cientos de metros antes de regresar al punto de partida, los prados y campos de labor van ganando terreno formando un precioso paisaje.