Senan-Montblanquet-Tossal Gros de Vallbona 100 Cims

Poco a poco amanece antes y el madrugón se hace menos duro. La amena charla parece acortar el viaje, futbolera delante y senderista detrás. Encontramos acomodo en el remozado aparcamiento de Senan (Tarragona), y dejando para la vuelta la visita al pueblo, enfilamos hacia Montblanquet (Lleida). El frio nos hace encorvar instintivamente los hombros. Las manos se congelan sin guantes, menos para el más friolero de nosotros, que aunque bajo varias capas de ropa, gorro y guantes, reniega del relente. Nada significativo se puede contar del recorrido hasta el vecino pueblo. Aunque a tramos deja ver sus heridas por la erosión, la pista es cómoda para caminar, y apenas notamos el desnivel mientras giramos y giramos enlazando caminos. A propósito hemos evitado seguir el GR-3, que saliendo por el otro extremo de la población, da un largo rodeo para acabar enlazando con nuestro track, ya convertido en PRC-65. Nos recibe a la entrada de Montblanquet la Font Vella, algo cubierta de moho y verdín, que aunque evidenciado haber vivido tiempos mejores, resiste el paso del tiempo bien cuidada y con dignidad. Recorriendo el pasillo adornado con rocas y flanqueado por enhiestos árboles, hacemos la entrada triunfal en el pueblo, con los ojos y la boca bien abiertos por la belleza que nos rodea. Rezumando humildad, sus empedradas calles y sus robustos edificos acorazados con muros de piedra, emanan sencillez y esplendor a la vez. Pocos lugares hay que visitar en su reducido perímetro, pero haciendo escala en su iglésia, nos deleitamos con las vistas y tomamos un frugal desayuno. No podemos evitar recordar cuando tiempo atrás, siendo más jóvenes y alocados, compartíamos un festín digno de reyes, lo hubieramos merecido o no. Bota de vino, bocatas de sardinas, frutas, dátiles y dulces, regándolo todo al final con aguardiente pacharán. Un par de mandarinas, algún plátano y una manzana, componen el alimento de estos terrenales dioses. Bromeamos al partir con el personal de las obras que hay al final de la calle. No con los obreros que manejan excavadora y camión (tres en total), sino con los seis o siete responsables, algunos con casco, otros con planos, que observan desde lo alto a los atareados subordinados. Sin ánimo de ofender, parece haber más foráneos (incluidos nosotros) que vecinos del pueblo en sus desiertas calles. Descartando visitar el Monasteri del Tallat, por problemas de horario, y , según consta en las crónicas, por problemas de acceso debido a que un labrador corta el camino con piedras y troncos, enlazamos ahora con el PRC-58, que nos conduce hasta el Camp Eòlic. Hermanos mayores de aquellos gigantes de Don Quijote, nos observan altaneros y poderosos desde sus 80 metros de altura. Nuestro ávido conocedor de secretos, consulta que rara vez están dotados de elevadores, obligando al personal de mantenimiento a escalar por su interior, sujetos a un arnés de seguridad, a base de fuerza y determinación. Acabada la hilera de aerogeneradores pisamos campo, con delicadeza, buscando el hueco entre la vegetación, que nos permita enlazar con el sendero que recorre el pinar hasta el Tossal Gros de Vallbona (Lleida). Nos regala hermosas panorámicas del valle y más allá a pesar de su modesta altura, y engalanado en su derredor con rústicos belénes, ofrendados por solemnes visitantes, cumple la función de estar incluido en la lista de 100 Cims como esencial. Tras hacerle fotos encaramado al vértex al más jugetón de nosotros, nos sacudimos la nostalgia de epopeyas anteriores e iniciamos la vuelta.Tramos de pista y senderos, especialmente empinados casi al final de recorrido, nos devuelven a Senan, donde nos recreamos recorriendo sus calles y haciendo las últimas fotos de recuerdo. Por no tener establecimientos de hostelería, recurrimos a la próxima población de L'Espluga de Francolí, donde para nuestra sorpresa, acabamos en Casa Nostra, lugar que nos acogió hace casi un año, cuando coronamos la Mola d'Estat. Tras una breve pausa en Montblanc para hacer acopio de galletas Rifacli, retornamos a la urbe.