Senda arqueológica de Herrán

El Parque Natural comienza a señalizar sus sendas con un color corporativo propio: morado y blanco. Estos nuevos colores irán sustituyendo a los amarillos y verdes que tenemos en otras sendas a medida que vayamos repasándolas en tareas de mantenimiento.

Esta nueva senda sustituye al antiguo SLC-BU 103, e intenta poner en valor tanto el fabuloso entorno natural y paisajístico de Herrán como su extenso patrimonio arqueológico, haciendo pasar la senda por ciertos parajes que conservan restos históricos por los que merece la pena pasar.

El perfil que aparece aquí es correcto, aunque, por algún motivo, aparece la ruta en otro sentido al que se narra en la descripción.

Comienza nuestro recorrido en el aparcamiento habilitado a la entrada del pueblo. No es extraño encontrarse con un buen número de vehículos aparcado cualquier día de la semana, ya que de aquí parte también la senda del Purón, que une nuestro Parque con el vecino de Valderejo.

Ambas sendas comparten parte de su itinerario (al principio y al final del nuestro de hoy). La senda del Purón está marcada con puntos amarillos y la arqueológica de Herrán con los colores corporativos del parque, morado y blanco.

Salimos, de este modo, remontando el río Purón, para abandonarlo 400m más adelante, punto donde comienza nuestra ruta circular. Nos desviamos cuesta arriba hacia la derecha en una corta subida que nos conduce hacia lo poco que queda del antiguo monasterio de San Martín de Ferrán, uno de los más antiguos de los que se tiene conocimiento en lo que fueron los principios de Castilla. Tras toparnos con un par de quejigos dignos de mención por su tamaño, tendremos que rebuscar entre las rocas para descubrir alguna tumba antropomorfa escavada en la misma y restos de los muros que formaron parte del monasterio.

Continuaremos rodeando el antiguo predio monasterial, del que apenas son perceptibles algunos indicios. Tendremos que salvar una pequeña loma que nos separa de nuestro próximo objetivo. Pasaremos antes cerca de una torre de alta tensión, que dejaremos a nuestra derecha para meternos entre encinas y llegar a la bajada por un pequeño pedregal. La bajada es corta y nos deposita en una pista ya más fácil de identificar. Es importante tener en cuenta que este primer segmento que hemos descrito no está muy definido en el suelo y hay que estar atento a la señalización (balizas y chapas); mejor aún llevando a mano este track.

La pista nos conduce al Pópilo. Este fue en origen un asentamiento prehistórico, aunque los que vemos actualmente son los restos de un templo y necrópolis altomedieval. El lugar es muy especial, y más con la roca excavada tanto en las paredes como en el suelo.
Seguimos adelante, rumbo este, caminando unos 300m por una pista-cortafuegos hasta llegar a otro cruce. En él vemos que, además de continuar la ruta, se nos ofrece la opción de acercarnos a los restos de lo que fue la ermita de la Virgen de la Mata. No esperemos encontrarnos con ninguna maravilla arquitectónica, son sólo los restos de la base de las paredes, pero es un bonito paseo de 150m por el bosque que merece la pena.

De vuelta al cruce continuamos ahora rumbo norte por un bonito sendero montañero que irá ascendiendo paulatinamente. Un primer tramo iremos por un precioso bosque mixto, que irá desapareciendo a medida que ganemos altura y se convierta en roquedo y canchal, por el que tendremos que poner atención a los posibles resbalones.

El roquedo nos conduce a un collado por el que cruzar esta línea de monte: el portillo de la Pared, donde haremos parada obligatoria para disfrutar de las tremendas vistas. Desde aquí, un rápido descenso nos conduce a una pista en la que viraremos el rumbo, esta vez hacia el oeste.

Existe, como en todos los cruces, otra opción fuera de ruta pero interesante. Si tomáramos la dirección opuesta llegaríamos a un collado desde el cual poder ascender al pico Revillallanos y la cumbrera de la Sierra de Árcena. Aún más, desde allí podríamos, por el denominado Cantiportillo, pasar a la otra vertiente y enlazar con la senda de Villafría de San Zadornil.

Pero esa es otra historia. Ahora nos toca bajar durante 1,5km, y será mejor que nos lo tomemos con calma, ya que la pendiente no es poca y conviene no castigar las rodillas innecesariamente ya que son muchas las sendas que hacer en el Parque.

La cuesta termina junto a unos depósitos de agua de donde sale la mayor parte del agua potable que abastece al Valle de Tobalina, y nos devuelve a la senda del Purón, al lado de unos merenderos que podemos aprovechar para hacer un alto en el camino y repostar si es necesario.

Antes de emprender la vuelta hacia Herrán nos acercaremos a ver el puente medieval (Las Puentes es el nombre de este término) y, cruzando este, los restos de la ermita de san Roque y San Felices, semi-incrustada en la roca.

Como ya indicamos anteriormente, la senda hacia el norte nos llevaría al vecino Parque de Valderejo. Nos dirigimos esta vez al sur, disfrutando del sonido y la vista del Purón aún indomado a estas alturas, por una pista cómoda y Llana que nos lleva a la entrada del pueblo de Herrán. Si bien la senda lo bordea, no estará de más recorrer sus calles de sabor medieval y disfrutar de la vista de sus edificaciones, antiguas y aún de buen ver.

Por uno u otro lado, retornaremos al aparcamiento, de donde partiremos con un buen recuerdo de esta senda donde naturaleza e historia se dan la mano.