Senda de la Tejeda de Tartalés de Cilla

La Red Secundaria de Senderos del Parque Natural es una serie de sendas y caminos de menor entidad pero de marcado interés natural y paisajístico. Aunque, en principio, no son sujeto de apertura, marcaje o mantenimiento, dada la relevancia de esta que nos ocupa, sí ha sido señalizada. Las sendas secundarias se identifican con dos bandas moradas paralelas, o cruzadas en caso de dirección equivocada.

Si bien la zona de los tejos es conocida por muchos senderistas, el recorrido que os vamos a ofrecer no lo es tanto. Hemos convertido la senda en circular, al incorporar a la misma otro valle (Vallorca la Honda) que discurre paralelo al de los tejos (Valdosa). La senda por ambos valles es, en origen, una sucesión de antiguas carboneras.

Hemos conseguido iniciar la senda desde el mismo apartadero de la carretera, eliminando el tramo que, tradicionalmente se hacía a lo largo de aquella, el cual no dejaba de revestir peligro y deslucía la experiencia.

En las zonas de mayor riesgo de erosión hemos colocado en el terreno una serie de rollizos de madera con varios objetivos:
- Conducir el sendero lo más alejado posible de las raíces superficiales de los tejos,
evitando que sean pisadas por los visitantes.
- Marcar el sendero en zonas donde podía no quedar claro.
- Desviar las aguas de lluvia y deshielos de la senda.

Al ser circular, disponemos de dos opciones para su realización:
a) Desde La Horadada, junto al río Ebro. Podemos dejar el vehículo en el apartadero de
la N-629. Ya no hay que andar un tramo por el arcén de esta carretera, ya que la
senda sale del mismo apartadero.
b) Desde Panizares. Deberemos andar los 4km de pista que separan esta localidad de
la Fuente de Vallorca, donde nos incorporamos a la senda.

En el caso de acceder en bicicleta a la zona de Vallorca, hemos instalado un aparcabicis donde es posible dejar candada nuestra amiga de dos ruedas mientras bajamos a ver los tejos. El acceso con la bicicleta a la senda está prohibido debido a los daños que ocasionan los golpes de las ruedas en las raíces y los rollizos del camino, y a que son vaguadas con una fuerte pendiente donde las roderas reconducen el agua provocando una fuerte erosión y daños en el camino. Sólo necesitamos llevar nuestro propio candado, el resto de la instalación es fija y segura.

Debido a las fuertes pendientes que caracterizan estos valles agrestes, os recomendamos que realicéis la senda en el sentido que os mostramos tanto aquí como en las señales in situ. Es por esto que clasificamos la senda como difícil, a pesar de ser relativamente corta, estimando que hay que tener un estado aceptable de forma para acometerla.

Esta es una zona que podríamos calificar de “Santuario”, dentro del Parque Natural. Por esto os pedimos un respeto escrupuloso a las normas y recomendaciones que se hacen. Evitad pisar las raíces de los tejos; evitad saliros del recorrido; por supuesto no os subáis a los árboles, etc.

Dicho esto, que no es poco, vamos allá con el itinerario.
Salimos del apartadero de la carretera en La Horadada hacia la izquierda (oeste), donde el sendero está perfectamente marcado y enseguida empieza a picar hacia arriba.
Entramos en una zona de bosque entre encinas y quejigos y llegamos a un claro, a cuya izquierda accedemos al Portillo de La Cruz Negra. Lo cruzamos, y a pocos metros de bajada enlazamos con lo que era la senda antigua.

Continuamos a la izquierda, subiendo, para, a menos de 100m, encontrar el cruce que marca el inicio de la senda circular. Los tejos quedan en el camino de la derecha (Valdosa), pero como os hemos dicho, recomendamos ahora coger el de la izquierda (Vallorca la Honda), con una pendiente algo menor, dejando el premio de los tejos para la bajada.

Vallorca la Honda es un valle menos cerrado y, por lo tanto, que recibe más luz. En consonancia, la vegetación que encontramos es más de tipo mediterránea, con abundancia de encina y otras especies acompañantes. Si sabemos mirar, puede que encontremos alguna otra curiosidad. Por ejemplo, empezaremos a intuir carboneras, que, al fin y al cabo, son el origen de todas estas sendas: enlaces entre carboneras.

La senda no tiene más complicación que la continua cuesta, unos 800 metros, pero para de vez en cuando a ver el paisaje no sólo nos ayuda a tomar aire, sino que nos anima a continuar hacia lo que queda por ver y descubrir.

Terminaremos por llegar a una puerta que nos permite cruzar el alambre que marca el límite entre Tartalés de Cilla y Panizares (municipios, repectivamente, de Trespaderne y Valle de Valdivielso). Ahora podemos disfrutar del primer tramo llano en toda la senda.
Pronto alcanzamos la Fuente de Vallorca. Esta está captada en un punto de agua para el aprovisionamiento de helicópteros en caso de incendio, y su sobrante alimenta un abrevadero para el ganado.

Es este un buen momento para refrescarnos y dar cuenta del almuerzo, aprovechando que hemos convertido este punto en un área de descanso, con mesa y bancos. Hemos llegado también al enlace hacia Panizares, como nos indica la señal.

Tras el tentempié, seguimos adelante rumbo norte. Nos encontraremos el aparca-bicis, utilizado por quienes, aprovechando que pasan en dos ruedas por la zona, quieren bajar a visitar los tejos y dejar sus bicicletas con seguridad (con ellas no se puede recorrer el resto de la senda). Aquí comienza la última subida del recorrido. Es corta, unos 350 metros, pero, como todas, nos hace sentir de nuevo el sudor en nuestras espaldas.
Tras la breve pero notoria cuesta, volvemos a llanear unos 500 metros y ya la senda toma rumbo este, hacia nuestro punto de partida: el dulce postre está ya más cerca.

Poco después de comenzar a bajar, entramos en la zona de la Tejeda. Encontraremos allí algún cartel explicativo que vuelve a insistir en la necesidad de respetar el entorno único en que nos hallamos.

Es este un lugar para la contemplación, para ir sin prisa y en silencio, disfrutando de todas y cada una de las presencias que irán saliendo a nuestro paso conforme avanzamos los 200 metros que separan el primero del último tejo. Cada tejo tiene una forma peculiar y antigua, retorcido o majestuoso, cada grupo de tejos tiene un carácter único e irrepetible.

Pero no olvidemos los tilos, compañeros inmemoriales de las tejedas, alguno de ellos de un porte monumental. Todo el conjunto florístico y geológico conforma un paisaje único.
Llegamos al límite inferior de la Tejeda, y ahora toca digerir lo experimentado.
Afortunadamente, es bajada todo lo que queda, con la mole de Peña Larra siempre enfrente, podremos reflexionar y comentar lo visto y vivido.

Podemos incluso reposar nuestras cargadas piernas en alguna de las múltiples carboneras que iremos dejando a un lado a nuestro paso y darnos cuenta de la dureza de la vida de aquellas gentes, cuando se nos hace duro el solo hecho de caminar por la senda limpia con un cómodo calzado de monte.

600 metros más abajo, regresamos al inicio de la senda circular, por lo que sólo queda desandar el camino por el Portillo de la Cruz Negra hacia La Horadada.

Según cuál sea nuestro punto de origen, podremos hacer una alto en Oña, Trespaderne, Frías, Tobalina… y completar el día de las mejor manera posible.