Senda de la Tosquilla - Sendero observación de fauna del río Guadalhorce - GR 248 Villanueva del Rosario a Cortijo Platero.

Hay rutas que dependiendo del momento en que las hagas son intrascendentes o resultan espectaculares; pues bien, esta es una de ellas. Hemos tenido la suerte de haberla realizado en un instante de esplendor de la primavera, durante el cual la naturaleza muestra sus mejores galas en forma de una orgía de colores, que no pueden más que llevarnos todo el camino con una sonrisa puesta.

Hoy volví a caminar con el "club de jubiletas" y la verdad es que ni había mirado la ruta que proponían, lo que finalmente provocó una imperdonable descuido, que nos llevó a omitir el hito que explica la existencia de la senda de la Tosquilla, las termas romanas que aprovechaban un manantial de aguas sulfurosas con propiedades medicinales. De ellas sólo queda las ruinas de una gran alberca que se ha restaurado en las inmediaciones del cortijo de la Tosquilla y constituyen uno de los enclaves arqueológicos de mayor importancia de la comarca de Nororma.

La ruta comienza en la zona del Brosque, desde donde buscamos el sendero de la Tosquilla para bajar hacia uno de los valles que forma el río Guadalhorce en su tortuoso camino hacia el mar (entre su nacimiento y desembocadura hay una distancia de poco más de 30 km., pero para salvarlos hace un recorrido de más de 150), que aparece cerrado por la Sierra de las Buitreras. Paseando entre olivos llegamos al fondo del valle por donde discurre una de las más espectaculares gargantas del Guadalhorce y a lo largo de su ribera derecha una escondida senda dedicada a la observación de fauna; el sendero está bastante comido por la vegetación y en algunas zonas destrozado por las recientes riadas, pero se sigue sin mayores complicaciones. Añado una foto de un cartel informativo que encontramos en otro lugar de la ruta, en la que detalla la variedad de peces, reptiles y anfibios, así como los distintos mamíferos que pueblan este hábitat. Entre ellos destacan los venados, siendo uno de los pocos lugares de la provincia con presencia de esta especie (de los cuales Alfonso vio uno en las faldas del Alto de la Breña). Decir que todo el recorrido fue una sinfonía formado por el canto de las aves, mezclado con el sonido de las aguas, a veces atronador, a veces un mero murmullo; sin embargo, excepto una serie de esquivos galápagos que se tiraban al agua al menor ruido (y no es un grupo especialmente silencioso), no vimos mucha fauna más.

El sendero de observación de fauna es lineal y una vez completado el itinerario de ida y vuelta retomamos el sendero de la Tosquilla, acercándonos hasta el cortijo Platero donde conectamos con el GR 248, que nos recibe con una explosión de color, haciendo que la ruta circular sea una auténtica delicia en todo su recorrido, rematando en un carril asfaltado que atraviesa la pedanía de Carboneras y ya nos acompaña hasta volver a los coches.