Senda de Monte Hijedo

La ruta de Monte Hijedo nos sumerge en uno de los bosques de roble albear más grandes de España. Es un verdadero baño de naturaleza. Una gran masa arborea, de más de 1500 hectareas, poblada por robles albares, pero acompañados de un ámplia variedad de árboles como hayas, tejos, avellanos, robles carvallos y acebos. Los tejos llaman la atención por sus retorcidas formas.
La historia de este paraje está documentada ya desde la alta Edad Media, cuando los monjes de San Millan de Cogolla recorrían el lugar para cristianizar a las poblaciones del norte peninsular. Pero, como tantos otros bosques, también es la historia de la deforestación. Primero la agricultura y la gandería y luego la tala para hacer carbón vegetal para las ferrerías y para extraer madera de calidad destinada a la construcción naval y otros usos. Hoy en día, hay una gestión de este espacio destinada a su conservación al estar considerado Lugar de Interés Comunitario (LIC).
Desde Santa Gadea de Alfoz (Burgos) cogemos la carretera BU-V-6423 con dirección Higon. En pocos metros, encontraremos indicadores que nos desvían a la derecha para llegar al parking que da entrada a la ruta.
Se trata de un recorrido circular. Desde el parking cogemos una pista que sale a nuestra izquierda hacia el sur. Estos primeros metros recorren una zona fuera del bosque, pero en menos de un kilómetro alcanzamos un lugar conocido como Cabaña de Hijedo. Se trata de un edificio que se construyó a principios del siglo XX y al parecer fue un capricho de sus propietarios, destinado al ocio. En breve alcanzamos una bifurcación. Continuamos por el ramal izquierdo entrando ya de lleno en el arbolado. Unos metros más adelante, un cartel indicador nos señala un mirador desde él se puede contemplar la extensión del bosque y su frondosidad.
La ruta continúa descendiendo (N) hacia la cuenca del arroyo de Hijedo. La frondosidad y la variedad arbórea es un espectáculo que nos entretiene y emociona. Así llegamos a una zona de pastos donde cambiamos de rumbo, dirigiéndonos de nuevo al sur para encontrarnos con el arroyo y con el bosque de nuevo. Poco más adelante, el camino comienza a empinarse. Si hasta ahora, el recorrido ha sido un cómodo descenso, a partir de aquí toca subir para recuperar los casi 300 metros de desnivel que hemos bajado. Pero seguimos envueltos en el encanto de los árboles y sin mucho esfuerzo nos situamos de nuevo en la bifurcación, al lado de la Cabaña de Hijedo. Ya solo nos queda volver por la pista del principio.
Toda la ruta está muy bien señalizada con marcas blancas y amarillas y mojones rojos de la confederación del Ebro.