Senda del cartero - Biamón - Camín de Tobera - Sedo Vibolines - Casielles (Asturias) 15-08-2020 (marcha) O

Hoy nos damos un buen madrugón para llegar desde Santander al Desfiladero de los Beyos (Asturias) para realizar una atractiva pero complicada ruta en algunos tramos. Antes de iniciar la descripción de la ruta quiero RESALTAR que esta ruta NO es APTA para cualquier excursionista. Se debe tener experiencia en caminar por montaña y buenas condiciones físicas para atravesar ciertos tramos, especialmente el Sedo Vibolines.
En la carretera N 625 que va desde Cangas de Onís a Sajambre, una vez pasado Puente Vidosa, nos llegamos hasta Puente Verganza. Aquí hay sitio para dos o tres coches. Aparcamos aquí porque es el lugar más cercano de la carretera donde terminaremos la ruta. Consideramos que es mejor andar el tramo de inicio por el desfiladero de los Beyos hasta el arranque de la Senda del cartero a primera hora sin tráfico que tener que hacerlo cuando termínenos la marcha. Es 1,300 Kms, poca distancia realmente, pero la carretera es muy estrecha y peligrosa. De hecho, a las 8,10 h que empezamos a caminar no nos cruzamos ni un solo coche. Llegamos al arranque de la senda del cartero que está señalizada con un letrero que ya indica que se trata de una ruta de "alta dificultad". La senda tiene marcas PR blancas y amarillas y se sigue sin ningún problema. Al llegar a una pedrera hay que atravesarla y no subir por ella. Poco a poco dejaremos el desfiladero a nuestros pies. Llegaremos al pueblo de Biamón donde su abandono es notorio. Nos paramos a charlar con el único vecino que vive en el pueblo y que está dedicado a cortar leña para preparar el invierno. La vida de estas gentes nunca dejará de sorprendernos. Continuamos nuestro camino siguiendo hacia arriba para alcanzar el Collado Nochandi. A partir de Biamón el sendero está muy cerrado, se hace incómodo caminar entre helechos y zarzas. Algún jito nos guía en la subida. Llegaremos al collado donde pastan un par de caballos y hay una majada. Frente a nosostros se sitúan los picos de la Peña de Calemayor y Les Piqueres. Hay que girar a la izquierda siguiendo junto a unos árboles hasta encontrar un helechal incómodo y casi sin senda que debemos atravesar. Mas adelante encontraremos una gran roca que servirá de referencia para saber que vamos bien orientados. A partir de aquí mejora el sendero porque atravesaremos un tramo de bonito bosque hasta llegar a una cueva que deberemos atravesar para retomar el sendero. Debemos ver un arco de piedra que nos servirá de referencia para saber por donde debemos continuar. Al salir de esta zona hay un pequeño descenso un tanto aéreo que requiere atención. Es un tramo muy ensombrado y seguramente siempre húmedo. El siguiente tramo de recorrido vuelve a ser un poco incómodo. Los helechos hacen de nuevo su aparición y cierran la senda. Estamos bajo la mole caliza de Peña Salón de la que vimos caer una gran piedra coincidiendo (casualidad o no que nunca sabremos) con el estallido de un petardo probablemente lanzado desde un pueblo cercano por las fiestas de la Virgen.
Llegaremos a Víboli, pero antes de alcanzar la parte alta del pueblo nos llamó la atención dónde se encuentra situado el cementerio: 400 metros más arriba del pueblo subiendo hoy día por una pista hormigonada que no existiría hace años con una pendiente considerable. Pasado el cementerio hay una fea fuente hecha con una nevera vieja donde cargamos agua. En Vibuli hay al menos tres hórreos, uno de ellos "beyusco" que se caracteriza por tener tejado a dos aguas en vez de a cuatro aguas. Saldremos del pueblo junto a la iglesia hasta alcanzar una portilla metálica que hay que atravesar. Veremos una senda muy poco marcada que discurre por un bosque (encinar). Hay tramos que cuesta encontrarla. Más adelante se sale a zona más abierta hasta encontrarnos con el paredón del "Sedu Vibolines". Nos encontramos, sin duda, en la zona mas delicada de la ruta y NO APTA para cualquier senderista. Es un paso que, pese a tener anclada una cadena de agarre, es delicado y sin posibilidad de error. Al inicio de la misma hay una placa en recuerdo de una persona que debía ser el hermano del cartero que en el año 1968 del pasado siglo se mató en este lugar. Durante el recorrido del Sedu se llega a una cueva que debe servir como refugio ganadero. Un poco más adelante se sale a una senda abierta donde veremos un par de majadas derruidas. Estamos el Llacia y decidimos que es el sitio ideal para "reservar" mesa "Covid-free" y sentarnos a comer nuestra ensaladilla, tortilla y cecina. Homenaje en toda regla. Mientras comemos continuamos sorprendidos por el paso del Sedo. Una vez repuestas fuerzas nos dirigimos a Casielles. Deberemos subir a la parte alta del pueblo donde se encuentra la antigua escuela y la iglesia. Unos amables vecinos nos indican por donde debemos continuar nuestra marcha y tomamos una pista hormigonada hasta un desvío que descenderemos por la derecha pasando por un senderín junto a la parte alta de una casa de piedra restaurada. Nos adentramos de nuevo en una senda emboscada. Mucho más limpia que otros tramos por los que hemos caminado y encontraremos el abandonado pueblo de La Caviella. Se trata de un recóndito lugar en el que resulta difícilmente explicable que se pudiera vivir. Continuaremos por el sendero de bajada siguiendo como referencia los postes del tendido telefónico hasta salir a la carretera. Desde aquí al punto donde dejamos el coche tenemos que andar 200 metros escasos. Son las 14,00 horas y hay más tráfico. La decisión de aparcar en este punto y no tener que recorrer el tramo de desfiladero nos hace pensar que tomamos una buena decisión.

AVISO. Las rutas descritas en WIKILOC así como los tracks para GPS son meramente orientativos. Queda bajo la RESPONSABILIDAD de quien las realice, las medidas de seguridad apropiadas para cada itinerario, que dependerán de las condiciones climatológicas, así como la preparación tanto técnica como física y mental de quienes realicen la ruta. Quede bien claro que todo lo indicado (track y comentarios) es meramente informativo, eximiéndose el autor de responsabilidad alguna, ante cualquier percance que pudiera sufrir quien por voluntad propia o inducida realice la ruta.