Senda El Negral

Por ser una ruta circular, puede comenzarse en cualquier punto, pero lo normal sería iniciarla bien en San Miguel del Arroyo o bien en Santiago. El arroyo es el arroyo milagroso del Henar, así conocido en la comarca porque nace en ese santuario mariano donde la Virgen ha hecho muchos favores, a juzgar por los exvotos conservados. Pero hoy no lleva agua, lo cual no es de extrañar, dado que se han horadado pozos en su mismo cauce. Al subir al páramo desde San Miguel descubrimos que nos adentramos en un denso pinar de negrales. Algunos conservan señales de su antigua explotación resinera. Después de cruzar cerca del núcleo recreativo Los Castillejos -donde podemos descansar- la ruta nos introduce en un pinar con impresionantes arenales que incluso nos hacen difícil caminar. Podemos observar enormes dunas, provocadas por las arena y el viento hace miles de años. Y es muy posible que veamos ardillas, zorros, conejos e incluso algún corzo. Al aproximarnos al borde del páramo, la piedra caliza parece ganar terreno -o suelo- a la arena y ¡da gusto caminar! Además, como ahora abundan los robles, tenemos la sensación de pasear por una comarca montañosa. Descendemos a Santiago del Arroyo para descansar un poco en el agradable prado que nos recibe precisamente junto al arroyo. Ha sido recientemente recuperado, junto con la laguna. Continuaremos la marcha atravesando bajo la autovía. Si observamos a la derecha, podremos observar "el sabinar", único en la provincia. Continuaremos en un agradable paseo donde abundan los cultivos de regadío y, en las laderas, quedan los restos de antiguas minas de yeso. Volveremos a cruzar bajo la autovía para, a pocos metros, llegar a la Ermita del Humilladero, entrando ya en San Miguel del Arroyo. Antes de finalizar el recorrido y ya fuera de la propia ruta deberíamos acercarnos a un paraje mágico a kilómetro y medio aguas arriba de San Miguel: los restos de un antiguo monasterio cisterciense. Conserva una deliciosa fuentecilla, nogales e higueras protegidas por los murallones, y poco más. Hasta el siglo XVII o XVIII se veneraba aquí la Virgen de Fuenlabradilla. Tal vez la falta de datos documentales haya propiciado las leyendas sobre este lugar, que parece ocultar fuerzas nada corrientes. Preguntemos en el pueblo.