SENDA RIBERA DE PISUERGA - CABEZÓN DE PISUERGA

SENDA RIBERA DE PISUERGA

Longitud: 7 km
Dificultad: Baja
Tiempo estimado: 2.5 horas
Desnivel: 0 m

La ruta comienza en el km. 12 de la carretera VA-113 que viene de Valladolid.

La primera parte del recorrido transcurre paralelo a esta carretera, tomando dirección Valladolid. El sendero está asfaltado hasta el cementerio municipal donde reza la tradición que se ubicó una iglesia templaria. Este camino transcurre entre campos de cultivos en los que, en distintas prospecciones arqueológicas, han aparecido restos de cerámica vaccea y otros de los primeros tiempos de la ocupación romana tales como tégulas, mármoles, vidrios, y piezas de terra sigilata.

Son muchos los indicios arqueológicos que aseveran que estas tierras han sido pobladas desde antiguo. En las fiestas patronales de agosto, Cabezón recupera su pasado más remoto con la Fiesta Vaccea de Lugnasad, una fiel representación de la forma de vida vaccea y un medio excepcional de divulgación de esta milenaria civilización. El camino continúa paralelo a la carretera, ya sin asfaltar y con un trazado más serpenteante y de continuos toboganes. Este tramo tiene una longitud aproximada de 2 km y se va alejando paulatinamente de la carretera comarcal para acercarse a la ribera del río y al Canal del Duero.

Este canal es una infraestructura hidráulica diseñada para suministrar aguas de riego a las explotaciones agrarias. Su recorrido principal se desarrolla a lo largo del Duero y desemboca en el Pisuerga a su paso por Cabezón. A pesar de que las aguas del canal son escasas en este último tramo, resulta un paraje de especial singularidad y atractivo como lugar de descanso y recreo, al contar con una frondosa vegetación. Junto al río, podemos encontrar ranúnculos, aneas, salicarias y adefillas además de chopos, álamos y algún fresno.

Y para los amantes de las aves, petirrojos, mirlos comunes, currucas capirotadas, papamoscas cerrojillos, aves acuáticas como la polla de agua, la focha común y el ánade real. También anidan garzas reales y martinetes. Una vez alcanzado este se plantea el camino de vuelta sobre el mismo trazado andado.

Atravesando varias calles del pueblo en dirección al cerro, llegaremos hasta la zona de las bodegas.

Durante aproximadamente dos kilómetros, se carminará por un nivel intermedio de la ladera del páramo de Valdecastro, siguiendo un camino bien definido pero muy estrecho donde se entremezclan especies de pinos, algunas encianas, enebros y otras especies típicas de las formaciones de bosque de ribera: álamos, alisos, chopos, etc. Se trata de un camino con continuas ondulaciones, pero de pendiente muy reducida.

El transcurso por esta zona de vegetación variada y frondosa termina coincidiendo con la desaparición de este tipo de formaciones arbóreas, lo que servirá de referente a la hora de cambiar la dirección de la marcha, tomando el sendero que aparece a la izquierda que enlaza con el final del camino conocidos en el municipio con el de vecilla denominación que recibe el terreno correspondiente al lóbulo del meandro que dibuja el Pisuerga a su paso por esta zona).

Se trata de un camino rural de acceso a las tierras de cultivo colindantes. Por esta pista se llega sin pérdida al puente de Cabezón.

Una vez en el casco urbano, tomaremos la travesía del pueblo dirección sur y, tras pasar un parque de juego, descenderemos hacia el río para alcanzar una paseo habilitado en la ladera. Desde allí se puede descender sin problemas hasta la misma orilla del Pisuerga y tomar un respiro bajo los enormes chopos que lo franquean.

La senda finaliza llegando nuevamente a la iglesia, siendo sencillo reconocer su esbelta torre sobre los tejados del pueblo.