Sendeiro do Río Ribadil + Pozo do Inferno

Nos vamos al concello de Crecente, muy cerca de  la orilla del  Miño, al que accedemos desde la Autovía das Rías Baixas, la cual dejamos a la altura de A Cañiza.
Se trata de una ruta circular que va a recorrer las Fragas del Río Ribadil, afluente del Miño y que nace en A Cañiza.
En primer lugar y antes de coger el sendero que recorre la orilla del Río Ribadil, vamos a acercarnos hasta una de las joyas de la comarca y que no es otro que el Pozo do Inferno, una fervenza impresionante a la que se accede por una pasarela y unas escaleras de madera, y que es uno de los puntos fuertes de toda la ruta.
Tras pasar por una serie de parroquias en las que predominan los campos de viñedos, volveremos a pasar por el lugar donde iniciamos la ruta para, ahora sí, seguir las aguas del Río Ribadil.
La ruta nos recibe con una playa fluvial, la Playa Fluvial de Mandelos y luego transcurre durante un buen tramo por el margen derecho del río, sorprendiéndonos con una vegetación colorida y con grandes helechos que decoran los márgenes del río, dando lugar a un espectacular paisaje de ribera. Toda esta zona se encuentra dentro de la Red Natura en los concellos de Crecente y A Cañiza.
Durante todo el recorrido nos vamos encontrando con multitud de molinos en estado ruinoso y con las  piedras cubiertas de musgo, lo que le da un aspecto de bosque encantado, mientras caminamos acompañados por el relajante sonido del agua de los rápidos, las fervenzas y los saltos de agua que se repiten durante toda esta parte de la ruta.
Por un suelo cubierto de hojas y algo resbaladizo, pues estamos en pleno invierno, llegamos al singular Ponte Noceifas, que data de los siglos XVII y XVIII.
Tras cruzar el puente, caminaremos ahora por el margen izquierdo del río Ribadil disfrutando otra vez de la espectacularidad de su paisaje de bosque ribereño y del murmullo del agua, pero ahora desde la otra orilla del río, hasta llegar de nuevo a la Playa Fluvial de Mandelos, donde cruzaremos el río por el puente que hace de presa.
Desde aquí ya solo nos quedan unos pocos metros para llegar al punto final del recorrido.
Decir que las condiciones de la ruta no son las mejores, ya que le vendría muy bien un mantenimiento retirando troncos caídos sobre el sendero y desbrozando maleza.
A pesar de esto, la ruta se puede hacer perfectamente sin mayor dificultad, con el pertinente cuidado si está mojado el suelo ya que tanto senderos como pasarelas pueden estar muy resbaladizos.