Sendero Costero Puerto de Morás-Playa de Esteiro. Xove. LUGO

Sendero costero de Xove: PUERTO DE MORÁS- PLAYA DE ESTEIRO (LUGO)
Dificultad: Media.( Largo recorrido con subidas y bajadas por pistas y asfalto)
Distancia: 17 km.
Duración: 6 h.
Para llegar al Portiño de Morás debemos desviarnos de la carretera general N-642 Ribadeo-Viveiro en dirección a la aldea de Lago y Punta Morás. Aparcamos al lado de la playa de Morás, donde recientemente han acondicionado un área de esparcimiento
El Sendero Costero de Xove recorre un tramo del litoral de la Mariña lucense. Realizamos la ruta lineal desde el Portiño de Morás hasta la Playa de Esteiro pasando por Punta Arxente, Punta Roncadoira y Punta da Mansa (esta punta se recortó) en un recorrido con permanentes vistas al mar, teniendo ocasión de sentarnos en el “banco más bonito del mundo”.
Caminaremos por el sendero que han acondicionado y señalizado impecablemente en Xove y pasaremos por playas, acantilados, cabos, con continuas vistas al Mar Cantábrico y a varios islotes que conforman el litoral de Xove.
Desde el Puerto de Morás nos encaminamos a Punta Morás. Resulta un poco extraño el paraje compuesto por bloques de hormigón tumbados, “dolos”, sobrantes de la construcción del puerto de la fábrica de aluminios de San Ciprián. Merece la pena asomarse a Punta Morás, conocida como los “Acantilados de Papel”: rocas cortadas verticalmente por el viento y la fuerza de las olas, a semejanza de esas figuras de papel para las que no se emplean tijeras ni pegamento.
Bordeando acantilados alcanzamos el Mirador do Alto do Cabalo, punto panorámico que nos ofrece vistas a Punta Morás al este y a Punta Arxente y el islote de Sarón al oeste.
Un breve descenso nos conduce a Punta Arxente, otro lugar con fantásticas vistas costeras, divisando enfrente la Isla de Sarón y los islotes As Salseiras. La isla tiene una extensión de 10 has. Y 83 m de altura. Sobrevuelan gaviotas y cormoranes y entre sus rocas se encuentran los percebes probablemente de más alta clase de Galicia.
Comenzamos a partir de entonces la subida al punto más alto de la ruta, Coto da Vela, donde nos maravilla el paisaje y el color turquesa del agua en la ensenada de Sucastro. Bordeamos la playa para alcanzar el Mirador de Sucastro.
El sendero, amplio, limpio y bien marcado, continúa todo el tiempo pegado al mar, y así llegamos al siguiente punto que nos hace detenernos prolongados momentos para admirar el panorama. Se trata de Punta Merixe, otra belleza de paisaje, entre Punta Arxente y Punta Roncadoira.
Llega entonces el turno de dejar por unos instantes los acantilados para dirigirnos a Portocelo. Un pueblo de casas muy bien construidas, muy tranquilo y con una playa de arena blanca. Un lugar privilegiado para la pesca y el submarinismo. Lo único que lamenta el lugareño que nos saluda a la puerta de su casa es que no haya ningún bar donde refrescar la garganta o comer algo. Lástima.
Continuamos un rato por la carretera que nos guía a la Ermita de San Tirso. Sus ruinas frente al mar nos recuerdan que en el siglo VIII se edificó un monasterio en este lugar. Fue dedicado a San Tirso, con el fin de cristianizar este lugar donde antiguamente existía un castro prerromano. En el s. XVII se levantó una ermita que llegó a ser hasta 1929 la iglesia parroquial de San Tirso de Portocelo. Hoy solo son ruinas y en la única nave que se sostiene hay arcos cegados de medio punto de piedra labrada
Emprendemos una nueva subida hacia el Monte do Castelo por un tramo de sendero nuevo que se ha abierto recientemente. El contenido esfuerzo tiene premio, porque nos permite alcanzar los dos miradores con bancos que ahora existen sobre el acantilado. El primero es el Mirador de Naciente, apodado por algunos como “el banco más bonito del mundo”, abarcando desde Punta Roncadoira a Punta Arxente y la Isla de Sarón, que aquí cede protagonismo a la más cercana Isla da Sal. Un buen lugar para hacernos una foto.
Todavía tenemos que subir un poco más para alcanzar el Mirador de Poniente, también con banco, que en este caso mira hacia Punta Roncadoira y Estaca de Bares.
Desde el Monte do Castelo descendemos por el sendero hasta la carretera que conduce al Faro Roncadoira, para desviarnos unos metros después por el sendero señalizado que se dirige a la Playa do Coído, otro excepcional paisaje. El faro recién pintado y rodeado de una barandilla de granito llama la atención. Fue construido en 1984 por los frecuentes naufragios que se producían en la zona.
Y en cuanto giramos de perspectiva la vista alcanza la Ensenada de Regodola y Punta Meitón, lugares que recorremos antes de llegar a la Playa de Muiñelos. Desde aquí ya está cerca la Playa de Esteiro, recién urbanizada con mesas y bancos para dejar un rato la mochila y descansar. Las casas de piedra se reparten por este entorno. A esta playa acuden los surfistas cada verano y así lo recuerda una gran anuncio que llama la atención. En los paneles explicativos que abundan por toda la ruta se da noticia de la “caldera del vapor Juan Urazain”, que aparecía y desaparecía con las mareas. Una curiosidad que merece un vistazo.