Sendero de la Herrería de Compludo

Esta ruta de senderismo circular transcurre por el Valle de Compludo. Uno de los seis pueblos que formaban parte del antiguo Valle de la Abadía de Compludo es Espinoso, localidad que se asienta sobre uno de los cerros que salpican el valle proporcionando unas vistas impresionantes.

Paisajes tapizados de árboles centenarios y hábitat natural de especies como el jabalí, el corzo, el lobo, el zorro, la garduña y la perdiz. Durante la ruta visitaremos restos arqueológicos sumamente importantes y la cercana población de Compludo.

Iniciamos la marcha abandonando Espinoso para llegar junto al Aro de la Miédula, antigua balsa de agua que se utilizaba para el lavado del oro en época romana y que data de la misma época que el conocido yacimiento de Las Médulas. En este punto había tres canales que abastecían de agua los lavaderos.

Continuamos la marcha descendiendo por el Valle del Meruelo y lo hacemos por un camino flanqueado a ambos lados por un extenso bosque de robles, que comparte espacio con plantas de monte bajo y helechos y que nos lleva al paraje de Santa Eulalia, lugar donde se ubicaba uno de los dos campamentos romanos de la zona y el único catalogado. Y muy cerca, el arroyo de Fontanillas que abastecía de agua a dicho campamento.

Nuestro destino es la Herrería de Compludo, declarada Monumento Nacional en 1968. El paraje donde se encuentra ubicada ya es por si solo reclamo suficiente para acercarse hasta ella, ver en marcha esta obra de la ingeniería hidráulica es una experiencia única.

El sendero continua paralelo a los ríos Meruelo y Miera, un agradable paseo con el ruido del agua como único compañero de viaje, hasta llegar a un pequeño puente de madera, que cruzaremos para continuar por la senda marcada hasta el pueblo de Compludo.

Compleutica para los celtas, Complutum para los romanos y posteriormente Complugo, la primera datación nos lleva hasta el siglo I y fue el lugar elegido por San Fructuoso en el año 614 para fundar el primer monasterio visigodo dedicado a los Santos Justo y Pastor, como se señala en el monumento conmemorativo que nos recibe a la entrada del pueblo.

Nos encontramos sin duda en la Cuna del Monacato y de la llamada Tebaida Leonesa o Berciana como ya dejó claro el padre Flórez en el siglo XVIII.

La ruta llega a su fin y lo hace por el antiguo camino de caballerizas que nos conducirá nuevamente hasta el punto de partida.