Sendero de las Salinas (Parque Natural Cabo de Gata - Níjar)

No hemos venido en el mejor momento. En lo visual nos ha tocado una mañana gris que no ofrecía la mejor cara del lugar, pero lo más importante viene de la degeneración sufrida por las salinas el pasado 2022.

Según nos han comentado, unas tormentas provocaron el desprendimiento de parte del canal de entrada de agua a las salinas. Esto hizo que se secasen y, evidentemente, murió la mayoría de sus habitantes. Así que las aves que se alimentaban de sus peces y moluscos, al dejar de tener comida, se han ido.

Hoy, unos meses después de esto, con el canal reparado y las salinas nuevamente llenas de agua, aún no han recuperado su fauna, por lo que las aves que vienen se pasean, pero no encuentran nada y se vuelven a ir.

De este modo, en esta época del año lo normal hubiera sido encontrar cientos (cuando no miles) de aves, y sin embargo estaba prácticamente vacía. Habrá que esperar un tiempo a que la naturaleza haga su labor de regeneración para que podamos disfrutar de este interesantes rincón, sobre todo para los aficionados a la ornitología.

La ruta en sí es un recorrido que rodea las salinas, y su interés estriba principalmente en la observación de aves, aunque también hay otros tres elementos muy interesantes:

1. La Torre de San Miguel. La ruta comienza y acaba en este imponente torreón a la salida del pueblo de Cabo de Gata, en la misma playa. El muro que la protege está derribado en un lateral, por lo que hoy es accesible e incluso hay intrépidos que han subido a la terraza.

2. Las playas. Tanto la de la Almadraba como la del Cabo de Gata (en realidad son la misma, sin solución de continuidad), formando una línea recta kilométrica.

3. La Iglesia de San Miguel Arcángel. Es sin duda uno de los emblemas visuales del parque natural, dada la singularidad de su porte, con esa torre interminable que se ve desde kilómetros y kilómetros.

En resumen, una ruta muy recomendable para hacer en primavera y en otoño, que es cuando hay mayor movimiento migratorio. Imprescindible traer prismáticos, agua y gorra, porque fuera de los cinco observatorios habilitados (y en muy buen estado, por cierto), no hay ninguna otra sombra.

Eso sí, habrá que darle tiempo a que se recupere por completo para disfrutarla plenamente.