Sendero de los Álamos Centenarios- P.N. Sierra de Baza
near Güitamarín, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Este recorrido tiene su inicio en el Km 24 de la carretera GR-8101 que une las localidades de Abla (Almería) y Caniles (Granada). Se puede acceder desde cualquiera de las dos poblaciones; nosotros legamos desde Abla y nos fuimos por Caniles.
En este recorrido podrás comprobar como el agua es la fuente de vida que ha traído al hombre que vivió asentado en este Valle del Aguardentero hasta los años 60. Ejemplo de ello son los cortijos y aldeas ribereñas a ambos lados del Arroyo del Bodurria: Cortijo de la Fraguilla, Cortijada de los Mellizos con su era y cementerio, Cortijo de Orrivali en ruinas y Casas de Santaolalla también en ruinas.
Habitantes muy antiguos de esta zona son los impresionantes álamos negros cuyos huecos son el hogar de insectos, aves y pequeños mamíferos. El álamo negro, del latín Populus nigra, recibe este nombre por las costillas negruzcas que se forman en su corteza con el paso de los años.
Estos álamos cuyas arrugas muestran los efectos del sol, el viento y la nieve, flanquean en arroyo Bodurria desde hace unos 300 años. Su aspecto retorcido y curvo parece ser el que los salvó de ser talados ya que no eran áptos ni para el aprovechamiento maderero ni para la construcción; gracias a lo cual podemos disfrutar de ellos.
Estos grandes árboles pueden permitirse el lujo de perder la hoja en otoño ya que disponen de agua suficiente para formar otra nueva, tiñendo en paisaje antes antes de que estas caigan de tonos amarillos. El olor característico de los álamos impregna intensamente el ambiente.
Una reliquia de tiempos más fríos es el bosque te de Álamos Temblones que se encuentra junto a la Cortijada de Los Mellizos. En el lugar donde la cuenca se ensancha vive un Castaño, de los pocos que quedan en la Sierra de Baza, también centenario.
Se recomienda realizar este recorrido en otoño por el bello paisaje que ofrece la vegetación de ribera con los tonos rojizos y amarillentos de sus hojas y esencialmente por la huella humana observable en todo el recorrido por la cuenca alta del Arroyo Bodurria, pero en especial en la Cortijada de los Mellizos, ahora en ruina y observable desde el sendero, en la que se ha colocado un hito explicativo.
Se trata de un sendero lineal muy atractivo, cómodo y de alto valor natural, con abundante sombra y agua. Sin duda, un hermoso valle para disfrutar andando en cualquier época del año dada la peculiaridad del clima del mismo, ya que al encontrarse rodeado de altas cimas por todos sus lados, presenta un tiempo cálido en los fríos días de invierno y un clima fresco en los calurosos días de verano.
La primera parte del sendero trascurre por una pista forestal entre pinos de repoblación muy fácil de andar, y una vez que llegamos al Arroyo Bodurria todo el paisaje cambia.
El camino se convierte en una vereda que avanza paralela al curso de agua, hasta conducirnos a antiguas aldeas abandonadas.
Las huellas del pasado reciente están presentes en las antiguas huertas, las acequias de riego, los viejos cortijos y sobre todo en Los Mellizos, lugar central de reunión entre los vecinos. Esta aldea fue uno de los núcleos de población más importantes de la Sierra de Baza. Contaba con iglesia y cementerio propio, celebraba sus fiestas en septiembre, y dos veces al mes organizaba su mercado. Desde los años sesenta está completamente deshabitada.
Algunos tramos del sendero, aún conservan los rasgos de los viejos caminos de herradura, por la que transitaban los vecinos entre cortijos y aldeas y para acceder a las lejanas poblaciones, situadas a más de cinco horas de pesado y lento caminar.
Si a esto añadimos lo riguroso del clima, a más de 1.700 metros de altitud, lo que se traduce en inviernos fríos y con nevadas abundantes, comprenderemos los duros esfuerzos de sus habitantes por sobrevivir en éstas áreas de alta montaña, donde la ganadería y una agricultura escasa y de subsistencia, debido al corto verano, fueron las bases del sustento.
También puede iniciarse desde el carril que desde la carretera discurre hacia Charches
En este recorrido podrás comprobar como el agua es la fuente de vida que ha traído al hombre que vivió asentado en este Valle del Aguardentero hasta los años 60. Ejemplo de ello son los cortijos y aldeas ribereñas a ambos lados del Arroyo del Bodurria: Cortijo de la Fraguilla, Cortijada de los Mellizos con su era y cementerio, Cortijo de Orrivali en ruinas y Casas de Santaolalla también en ruinas.
Habitantes muy antiguos de esta zona son los impresionantes álamos negros cuyos huecos son el hogar de insectos, aves y pequeños mamíferos. El álamo negro, del latín Populus nigra, recibe este nombre por las costillas negruzcas que se forman en su corteza con el paso de los años.
Estos álamos cuyas arrugas muestran los efectos del sol, el viento y la nieve, flanquean en arroyo Bodurria desde hace unos 300 años. Su aspecto retorcido y curvo parece ser el que los salvó de ser talados ya que no eran áptos ni para el aprovechamiento maderero ni para la construcción; gracias a lo cual podemos disfrutar de ellos.
Estos grandes árboles pueden permitirse el lujo de perder la hoja en otoño ya que disponen de agua suficiente para formar otra nueva, tiñendo en paisaje antes antes de que estas caigan de tonos amarillos. El olor característico de los álamos impregna intensamente el ambiente.
Una reliquia de tiempos más fríos es el bosque te de Álamos Temblones que se encuentra junto a la Cortijada de Los Mellizos. En el lugar donde la cuenca se ensancha vive un Castaño, de los pocos que quedan en la Sierra de Baza, también centenario.
Se recomienda realizar este recorrido en otoño por el bello paisaje que ofrece la vegetación de ribera con los tonos rojizos y amarillentos de sus hojas y esencialmente por la huella humana observable en todo el recorrido por la cuenca alta del Arroyo Bodurria, pero en especial en la Cortijada de los Mellizos, ahora en ruina y observable desde el sendero, en la que se ha colocado un hito explicativo.
Se trata de un sendero lineal muy atractivo, cómodo y de alto valor natural, con abundante sombra y agua. Sin duda, un hermoso valle para disfrutar andando en cualquier época del año dada la peculiaridad del clima del mismo, ya que al encontrarse rodeado de altas cimas por todos sus lados, presenta un tiempo cálido en los fríos días de invierno y un clima fresco en los calurosos días de verano.
La primera parte del sendero trascurre por una pista forestal entre pinos de repoblación muy fácil de andar, y una vez que llegamos al Arroyo Bodurria todo el paisaje cambia.
El camino se convierte en una vereda que avanza paralela al curso de agua, hasta conducirnos a antiguas aldeas abandonadas.
Las huellas del pasado reciente están presentes en las antiguas huertas, las acequias de riego, los viejos cortijos y sobre todo en Los Mellizos, lugar central de reunión entre los vecinos. Esta aldea fue uno de los núcleos de población más importantes de la Sierra de Baza. Contaba con iglesia y cementerio propio, celebraba sus fiestas en septiembre, y dos veces al mes organizaba su mercado. Desde los años sesenta está completamente deshabitada.
Algunos tramos del sendero, aún conservan los rasgos de los viejos caminos de herradura, por la que transitaban los vecinos entre cortijos y aldeas y para acceder a las lejanas poblaciones, situadas a más de cinco horas de pesado y lento caminar.
Si a esto añadimos lo riguroso del clima, a más de 1.700 metros de altitud, lo que se traduce en inviernos fríos y con nevadas abundantes, comprenderemos los duros esfuerzos de sus habitantes por sobrevivir en éstas áreas de alta montaña, donde la ganadería y una agricultura escasa y de subsistencia, debido al corto verano, fueron las bases del sustento.
También puede iniciarse desde el carril que desde la carretera discurre hacia Charches
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