Sendero del Gollizno (variante por vereda) - Moclín

Fecha de realización: 08/04/18

Sin duda es este uno de los senderos más famosos de la provincia de Granada y no le falta motivo. Por un lado es un sendero de una gran belleza, con agua en abundancia si se va en fechas primaverales especialmente. El entorno que lo rodea es montañoso y abrupto, con algunos parajes realmente bellos. El pueblo de Moclín es también un buen aliciente por ser un pueblo pequeño y con encanto, con un castillo en su parte alta y situado en un lugar privilegiado. Y por último es un sendero asequible a muchos públicos.

Ojo, como con todo es necesario tener algo de experiencia y hay cuestas que se pueden hacer algo pesadas si no se tiene costumbre. Y en el caso de la variante por vereda que describiré más adelante hay algunos pasos algo estrechos que pueden dar vértigo si se tiene. Pero en general se puede decir que es un sendero fácil y muy disfrutable.

El recorrido está basado por un lado en el sendero homologado PR-A 084 de la F.A.M. (https://www.fedamon.com/senderos/prs/archivospdf/granada/PR-A%20084_infosenderos_web.pdf) y por otro lado en la ruta "Puente colgante del río Velillos - 9-10-2011" colgada en wikiloc por Antonio Aguilera (al que le doy las gracias por compartir) que introduce una interesante variante que en mi opinión lo hace algo más ameno.

En esta ocasión, tras aparcar el coche a la entrada el pueblo, nos dirigimos a la Plaza de España en la que se encuentra el Ayuntamiento de la localidad para bajar después a la calle Esperanza a cuyo fin encontramos un cartel explicativo del sendero y comienza a la derecha una pista de tierra en acusado descenso. Pasaremos por un par de miradores con estupendas vistas al pueblo de Olivares y al Tajo de la Hoz. Seguimos bajando por esta pista y a escasos 100 metros desde el segundo mirador, justa antes de tomar una fuerte curva a nuestra derecha, abandonamos la pista principal siguiendo de frente por una nueva pista secundaria entre pinos. Desde aquí comienza la principal variante al sendero oficial PA-A 84.

Continuamos en cómodo descenso por esta pista ganando cada vez más vistas de los Tajos, con el Río Velillos en el fondo del barranco, con su sonido cada vez más cercano y con una fina capa de lluvia - que amenaza pero al final se disipó-, hasta que llegamos a un campo de cultivo junto a unas ruinas de una antigua nave o pabellón. Aquí se acaba la pista y hemos de buscar la vereda que nos llevará hasta el mismo cauce del río.

El inicio de la vereda es muy discreto y en el momento en que nosotros fuimos estaba marcado por una tabla de madera que hay que cruzar para continuar el camino. Esta bonita vereda nos hará descender poco a poco atravesando bonitos parajes, con gran cantidad de exuberante vegetación en esta fechas, pasando además por algún pequeño huerto. Hemos de estar atentos al gps puesto que si bien la mayor parte del camino la vereda está bien clara, en alguna ocasión es más fina o sutil o hay que hay que cruzar un huerto y la vereda se pierde por un momento para retomarla más adelante. Ya en el último tramo de la vereda en que vemos la carretera que conduce al cauce del río, el camino es estrecho en alguna ocasión y habrá que ir con cuidado puesto que hay una altura significante a nuestra izquierda. Nada difícil en cualquier caso. En este tramo tendremos espectaculares vistas del río Velillos, con un gran caudal fruto de las persistentes lluvias caídas en el mes de Marzo.

Una vez llegamos a la carretera, terminamos la variante al sendero oficial, a la altura del barrio del Cerro Alto del pueblo de Olivares. Iremos en dirección contraria a este y descendemos al cauce del río Velillos que ahora ya sí lo contemplamos a escasos metros, con el agua desbordando la acequia contigua y un dique formando una pequeña cascada. El asfalto por el que caminábamos momentáneamente se torna pista de tierra nuevamente, en llano, con el río a nuestra derecha y algún campo de olivos a nuestra izquierda.

Tras una pausa para el bocata retomamos la marcha y llegamos a la altura de la central hidroeléctrica "Salto del Diablillo", en funcionamiento de nuevo desde 2016, donde el agua cae a presión desde una acequia superior y vuelve a salir con fuerza al río desde la caseta de la central. Que cunda el ejemplo, energía limpia y renovable.

A esta altura cruzamos un elevado y solido puente para peatones y empieza la que para mí es la parte más bella del recorrido. Desde aquí caminaremos por vereda, entre nutrida vegetación y con espectaculares vistas del río. También tendremos vistas de las singulares formaciones rocosas de la "Mesa de Tavertino" a nuestra derecha, en las laderas de los Tajos de la Hoz.
Pasamos junto a la fuente de la “Buenaventura”, con un mirador que da al río y a la ladera opuesta por la que circula la acequia que va a la central, y desde la que esta vez no, pero en ocasiones anteriores se formaba una bonita cascada que si cabe, embellecía aún más las vistas.
Seguimos la marcha, con unas vistas a nuestro alrededor que son dignas de cuadro, especialmente las que dan al río Velillos, que desciende entre grandes rocas, formando pequeñas pozas de agua y descendiendo a la misma vez con fuerza. Tan sólo faltan los osos pescando para que el cuadro fuera perfecto.

A esta altura ignoramos el desvío por variante de Tozar, que nunca he hecho y esta vez volvemos a ignorar. En pocos metros llegamos a uno de los grandes atractivos de la ruta que es el puente colgante sobre el río Velillos, en un paraje una vez más colmado de agua que desborda la acequia en su punto de inicio y el dique en el cauce del río. Una vez cruzado el puente seguiremos caminando por una pasarela de madera encaramada en la pared rocosa en la margen izquierda del río según el sentido de nuestra marcha. Una vez finalizada la pasarela caminaremos por un bonito sendero junto al río rodeado de rebosante vegetación. Esta vereda se dirige hacia una subida algo pronunciada y en zigzag, con barandas que pueden venir bien para ayudarse.

Llegamos al tercer y más bonito de los miradores, nuevamente con el Velillos como protagonista, a su paso por unas bonitas angosturas previas al camino por el que hemos transitado. Seguimos caminando ya con una pendiente mucho más suave y tras pasar junto a una era, llegamos a la fuente de Corcuela, en un bonito paraje con mesas de pic-nic.

Seguimos la marcha y en el cruce inmediato tomamos el camino a la izquierda en dirección Moclín. Aquí comenzamos a subir nuevamente con una pendiente cada vez mayor, sin ser excesiva en ningún momento. En este primer tramo de subida serán frecuentes los cultivos de almendros. Entre estos caminaremos tras desviarnos momentáneamente para contemplar unas pinturas rupestres que decoran un pequeño abrigo o recoveco en la montaña con una gran cantidad de representaciones de figuras humanas y animales. Sin duda otro de los grandes atractivos de la ruta.

Tras contemplarlos volvemos al camino que habíamos abandonado y seguimos subiendo, pasando de los olivos a un rodal de pinos entre los que transcurre la zigzaguante senda. Una vez llegamos a un pequeño collado ya descubierto, en lugar de seguir el camino que asciende claramente a Moclín nos desviamos nuevamente para subir a la Peña de las Vereas, al norte, para lo cual veremos pequeñas sendas que conducen a su cima. Subir y bajar supones escasos 600 metros. Habremos de bordearla previamente por la izquierda o el este si se quiere ser preciso. En esta subida encontraremos un nutrido grupo de 10 ó 12 cabras monteses que hicieron más amena la subida. Las vistas desde lo alto son espectaculares con el pueblo de Moclín y su fortaleza, así como Olivares, los campos de ese mismo árbol que lo rodean, el valle del Velillos, así como Sierra Nevada, Harana y Sierra de Huétor si no las cubren las nubes como fue el caso.

Tocado el techo de la Peña, volvemos por nuestros pasos hasta el collado desde donde ahora ya sí, subimos cómodamente hasta Moclín. Dejamos a la ermita de San Antón a nuestra izquierda y nos vamos hacía la parte alta del pueblo, en los mismos pies del castillo y ya descendemos callejeando hasta la plaza del pueblo y después hasta el lugar donde dejamos el coche.

En definitiva, una ruta bien bonita, con gran cantidad de incentivos y que recomiendo visitar y revisitar como pocas si se tiene ocasión.