Sendero del Nacimiento del Rio Darro. Huétor Santillán. Granada
near Huétor Santillán, Andalucía (España)
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Para los habitantes de Huétor Santillán, el Darro se inicia en un paraje conocido como el Nacimiento, cerca de la localidad en dirección hacia la sierra, pero aunque ese es el punto en el que el cauce se enriquece con el agua de otros manantiales, es más arriba, en la Fuente de la Teja, en pleno corazón del parque natural, donde se encuentra el primer aporte de agua a la cuenca del Darro.
La permeabilidad de las rocas calizas de esa zona de las montañas hace que el agua de la lluvia discurra por el interior de la tierra. Cuando encuentra espacios por los que no puede filtrarse, aprovecha y busca la superficie para reaparecer en forma de manantiales y fuentes. Es lo que ocurre en la Teja, el lugar considerado como el verdadero nacimiento del río de oro.
Junto a las especies no autóctonas, el entorno del Nacimiento está cargado de vegetación original de bosque mediterráneo, con un encinar que se complementa con espacios de matorral con rascaviejas en puntos más altos y batidos por el viento, pequeños bosquetes de robles y la gran masa forestal de pinos de repoblación. En el curso del río, que baja hacia Huétor Santillán, alamedas y mimbreras, riberas donde las zarzamoras y rosales crean marañas espinosos impenetrables, y en las umbrías, algunas especies de orquídeas ibéricas difíciles de encontrar en otros puntos, como la Cephalantera longifolia y Dactylorhiza insularis. Durante el verano la vegetación se refugia en las umbrías y en el otoño, las setas proliferan entre las hojarascas de los álamos, junto a los troncos de las arboledas y en los prados húmedos.
Las umbrías dominan el paisaje. El agua aún cristalina, recién surgida de la tierra, forma pequeñísimos torrentes entre cantos rodados y rocas de aluvión con capas de color amarillo, impregnadas por los minerales que el agua deposita sobre ellas. Es el color del arroyo dorado que los romanos bautizaron como Dauro, el río que «da oro», y los árabes como AhDarro, aunque esa tonalidad que las piedras adquieren en los inicios de su cauce se debe a mineral de hierro y cobre y no a la presencia del preciado metal amarillo. Arboledas, piedras y agua, hacen del nacimiento un lugar propicio para las leyendas y el misterio, especial para contar historias y recordar a quienes disfrutaron de él, desde hace más de un milenio.
Comenzamos en la Plaza de la Fortaleza o Fuentecilla. Cruzamos la carretera de Murcia, donde se encuentra La Ermita Virgen de los Dolores y una basa y jamba de origen romano (S. I, Piedra de Sierra Elvira) y ascendemos la Cuesta de la Era, que hace honor a su nombre ya que a pocos metros encontramos la Era Grande de Huetor Santillán.
Posteriormente pasaremos el campo de futbol y seguidamente nos toparemos con un depósito de agua. A continuación, en el margen derecho del camino encontramos La Cueva del Señor. En este punto se separan dos senderos. Nosotros seguiremos en sendero del Nacimiento.
El sendero del Nacimiento continua por el carril que se bifurca dando opción de visitar La Cueva de los Huesos. El Nacimiento destaca por contener dos de las principales fuentes o nacimientos que dan origen al Rio Darro: Fuente Grande y Fuente de los Porqueros. Aunque se trata de un rio pequeño, es y ha sido de vital importancia para la provincia de Granada, ya que el Darro fue el elemento vertebrador de la Granada musulmana. Es el rio que ofrece sus aguas a la Alhambra, dando vida a sus jardines.
Estos nacimientos se abren en un macizo montañoso formado por calizas permeables de origen Kárstico, rodeados de vegetación característica del bosque de Ribera. La trayectoria del rio es tanto visita como subterránea, con caídas a lo largo de su trayecto.
El topónimo del rio se relaciona con la existencia de oro en su cauce. Fue llamado Dauro que derivaba de Dat Aurum; da oro.
Podemos disfrutar de las sombras que nos ofrecen los árboles de ribera, del agua rica en minerales y de las formaciones calizas (barrancos, agujas, cuevas) que rodean el paraje.
Con respecto a La Era Grande de Huétor Santillán, es un espacio comunal donde se desarrollaron hasta tiempos recientes los últimos procesos de recolección de cereales (trigo, cebada, garbanzos, etc.) por el procedimiento del trillado. El origen de su primera construcción quizás se remonte a la Edad Media, coincidiendo con el primer poblamiento musulmán; el empedrado actual, a base de cantos rodados, es original del siglo XIX, aunque continuamente remodelado. Parte del pavimento original ha sufrido deterioro en los últimos años a consecuencia de las obras. La Era tiene una superficie bastante considerable (próxima a mil metros cuadrados), de manera que permitía acoger la trilla de casi una decena de parvas al mismo tiempo.
El trillado de los cereales suponía el proceso final de los trabajos relacionados con este cultivo. Huétor Santillán, por su orografía serrana, no ha sido un pueblo muy cerealista, pero con sus zonas de cultivo casi llegaba a autoabastecer a su población. El trigo y la cebada se sembraban en El Panderón, Corral de los Olivos, Los Propios y en pequeñas hazas y huertos como los que aún quedan. Igual ocurría con los garbanzos.
Hacia primeros del mes de junio llegaba la siega de la cebada, trigo y garbanzos, por este orden. La mies era agrupada en haces, atados con una cuerda o “ataero”, que se transportaban hasta la era cargados en mulas y burros. En la era se colocaban en hacinas y se procedía a coger turno para extender la parva. La parva consistía en un círculo de mies sobre el que se depositaba la trilla o el trillo para comenzar su triturado a base de dar vueltas sobre ella con una pareja de bestias como fuerza de arrastre; los animales eran vestidos con un horcate de madera o rollo de lona rellena de paja y cogido a su cuello. El triturado de una parva solía durar algo más de un día. La mies en proceso de trillado era volteada varias veces con un horcón o una bierga.
El trillo era el utensilio más habitual y antiguo utilizado para triturar la paja y extraer el cereal; su origen es egipcio. Consistía en una superficie de tablones, con cierta curvatura en su parte frontal, que era arrastrada por las bestias. En su base eran incrustadas cuchillas de acero y lajas de pedernal que cortaban las cañas del cereal. Los trillos aparecieron en el siglo XIX y consistían en las mismas tablas, pero bajo ellas se colocaban unas cuchillas circulares que hacían un efecto parecido. En ambos casos, el trillador iba subido sobre ellos para hacer presión y acelerar el proceso de trillado.
La parva era recogida mediante un palo de arrastre o simplemente con palas. Toda la superficie se barría con escobones de ramas. Seguía entonces el proceso de aventado con pala, a fin de separar la paja del trigo. Ese aventado se hacía con viento de Poniente, que en el caso de la Era de Huétor Santillán siempre soplaba seguro a partir de la media noche del verano. Del proceso de aventado se obtenían varios productos: el grano, la granza, la paja y el tamo. El grano se separaba finalmente de la granza mediante una criba y se envasaba en costales de lona; los costales solían tener capacidad de una fanega y eran envasados con una medida de madera llamada fanega; también se utilizaba la media fanega y la cuartilla. En el caso de venta de trigo en tiendas, se utilizaban el celemín y el cuartillo.
La paja se almacenaba en los pajares situados en las casas, habitualmente encima de las cuadras de los animales. Para esta actividad se utilizaban una especie de capachos llamados piles y también con sacas de lona. La granza y el tamo (la parte más molida de la paja) se utilizaban para cama de animales en invierno. El proceso de recolección del cereal, que había comenzado en junio, se daba por finalizado hacia mediados de agosto.
La permeabilidad de las rocas calizas de esa zona de las montañas hace que el agua de la lluvia discurra por el interior de la tierra. Cuando encuentra espacios por los que no puede filtrarse, aprovecha y busca la superficie para reaparecer en forma de manantiales y fuentes. Es lo que ocurre en la Teja, el lugar considerado como el verdadero nacimiento del río de oro.
Junto a las especies no autóctonas, el entorno del Nacimiento está cargado de vegetación original de bosque mediterráneo, con un encinar que se complementa con espacios de matorral con rascaviejas en puntos más altos y batidos por el viento, pequeños bosquetes de robles y la gran masa forestal de pinos de repoblación. En el curso del río, que baja hacia Huétor Santillán, alamedas y mimbreras, riberas donde las zarzamoras y rosales crean marañas espinosos impenetrables, y en las umbrías, algunas especies de orquídeas ibéricas difíciles de encontrar en otros puntos, como la Cephalantera longifolia y Dactylorhiza insularis. Durante el verano la vegetación se refugia en las umbrías y en el otoño, las setas proliferan entre las hojarascas de los álamos, junto a los troncos de las arboledas y en los prados húmedos.
Las umbrías dominan el paisaje. El agua aún cristalina, recién surgida de la tierra, forma pequeñísimos torrentes entre cantos rodados y rocas de aluvión con capas de color amarillo, impregnadas por los minerales que el agua deposita sobre ellas. Es el color del arroyo dorado que los romanos bautizaron como Dauro, el río que «da oro», y los árabes como AhDarro, aunque esa tonalidad que las piedras adquieren en los inicios de su cauce se debe a mineral de hierro y cobre y no a la presencia del preciado metal amarillo. Arboledas, piedras y agua, hacen del nacimiento un lugar propicio para las leyendas y el misterio, especial para contar historias y recordar a quienes disfrutaron de él, desde hace más de un milenio.
Comenzamos en la Plaza de la Fortaleza o Fuentecilla. Cruzamos la carretera de Murcia, donde se encuentra La Ermita Virgen de los Dolores y una basa y jamba de origen romano (S. I, Piedra de Sierra Elvira) y ascendemos la Cuesta de la Era, que hace honor a su nombre ya que a pocos metros encontramos la Era Grande de Huetor Santillán.
Posteriormente pasaremos el campo de futbol y seguidamente nos toparemos con un depósito de agua. A continuación, en el margen derecho del camino encontramos La Cueva del Señor. En este punto se separan dos senderos. Nosotros seguiremos en sendero del Nacimiento.
El sendero del Nacimiento continua por el carril que se bifurca dando opción de visitar La Cueva de los Huesos. El Nacimiento destaca por contener dos de las principales fuentes o nacimientos que dan origen al Rio Darro: Fuente Grande y Fuente de los Porqueros. Aunque se trata de un rio pequeño, es y ha sido de vital importancia para la provincia de Granada, ya que el Darro fue el elemento vertebrador de la Granada musulmana. Es el rio que ofrece sus aguas a la Alhambra, dando vida a sus jardines.
Estos nacimientos se abren en un macizo montañoso formado por calizas permeables de origen Kárstico, rodeados de vegetación característica del bosque de Ribera. La trayectoria del rio es tanto visita como subterránea, con caídas a lo largo de su trayecto.
El topónimo del rio se relaciona con la existencia de oro en su cauce. Fue llamado Dauro que derivaba de Dat Aurum; da oro.
Podemos disfrutar de las sombras que nos ofrecen los árboles de ribera, del agua rica en minerales y de las formaciones calizas (barrancos, agujas, cuevas) que rodean el paraje.
Con respecto a La Era Grande de Huétor Santillán, es un espacio comunal donde se desarrollaron hasta tiempos recientes los últimos procesos de recolección de cereales (trigo, cebada, garbanzos, etc.) por el procedimiento del trillado. El origen de su primera construcción quizás se remonte a la Edad Media, coincidiendo con el primer poblamiento musulmán; el empedrado actual, a base de cantos rodados, es original del siglo XIX, aunque continuamente remodelado. Parte del pavimento original ha sufrido deterioro en los últimos años a consecuencia de las obras. La Era tiene una superficie bastante considerable (próxima a mil metros cuadrados), de manera que permitía acoger la trilla de casi una decena de parvas al mismo tiempo.
El trillado de los cereales suponía el proceso final de los trabajos relacionados con este cultivo. Huétor Santillán, por su orografía serrana, no ha sido un pueblo muy cerealista, pero con sus zonas de cultivo casi llegaba a autoabastecer a su población. El trigo y la cebada se sembraban en El Panderón, Corral de los Olivos, Los Propios y en pequeñas hazas y huertos como los que aún quedan. Igual ocurría con los garbanzos.
Hacia primeros del mes de junio llegaba la siega de la cebada, trigo y garbanzos, por este orden. La mies era agrupada en haces, atados con una cuerda o “ataero”, que se transportaban hasta la era cargados en mulas y burros. En la era se colocaban en hacinas y se procedía a coger turno para extender la parva. La parva consistía en un círculo de mies sobre el que se depositaba la trilla o el trillo para comenzar su triturado a base de dar vueltas sobre ella con una pareja de bestias como fuerza de arrastre; los animales eran vestidos con un horcate de madera o rollo de lona rellena de paja y cogido a su cuello. El triturado de una parva solía durar algo más de un día. La mies en proceso de trillado era volteada varias veces con un horcón o una bierga.
El trillo era el utensilio más habitual y antiguo utilizado para triturar la paja y extraer el cereal; su origen es egipcio. Consistía en una superficie de tablones, con cierta curvatura en su parte frontal, que era arrastrada por las bestias. En su base eran incrustadas cuchillas de acero y lajas de pedernal que cortaban las cañas del cereal. Los trillos aparecieron en el siglo XIX y consistían en las mismas tablas, pero bajo ellas se colocaban unas cuchillas circulares que hacían un efecto parecido. En ambos casos, el trillador iba subido sobre ellos para hacer presión y acelerar el proceso de trillado.
La parva era recogida mediante un palo de arrastre o simplemente con palas. Toda la superficie se barría con escobones de ramas. Seguía entonces el proceso de aventado con pala, a fin de separar la paja del trigo. Ese aventado se hacía con viento de Poniente, que en el caso de la Era de Huétor Santillán siempre soplaba seguro a partir de la media noche del verano. Del proceso de aventado se obtenían varios productos: el grano, la granza, la paja y el tamo. El grano se separaba finalmente de la granza mediante una criba y se envasaba en costales de lona; los costales solían tener capacidad de una fanega y eran envasados con una medida de madera llamada fanega; también se utilizaba la media fanega y la cuartilla. En el caso de venta de trigo en tiendas, se utilizaban el celemín y el cuartillo.
La paja se almacenaba en los pajares situados en las casas, habitualmente encima de las cuadras de los animales. Para esta actividad se utilizaban una especie de capachos llamados piles y también con sacas de lona. La granza y el tamo (la parte más molida de la paja) se utilizaban para cama de animales en invierno. El proceso de recolección del cereal, que había comenzado en junio, se daba por finalizado hacia mediados de agosto.
Waypoints
Waypoint
0 ft
Calle Calzadillas
Waypoint
3,611 ft
Calle Calzadilla
Waypoint
0 ft
Calle Cuesta de la Era
Waypoint
3,723 ft
Calle cuesta de las piedras
Waypoint
0 ft
Calle Molino Alto
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Easy to follow
Scenery
Easy
Es una ruta preciosa y muy fácil de hacer.
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Moderate
Todo bien
Gracias alyona1505 por tu valoración