Sendero Monte Ahumada-Puerto de la Cañada-Llanos del Juncal-El Palancar (Tarifa)

Precioso sendero realizado el 8 de junio de 2021, que ya habíamos hecho con anterioridad, pero en esta ocasión añadimos algunos tramos distintos.

Para iniciar el sendero nos dirigimos hacia el núcleo poblacional de El Cuartón, pedanía del municipio de Tarifa, en la carretera N-340 que comunica las poblaciones de Algeciras y Tarifa.

Una vez en El Cuartón, ascendimos por la calle El Pueblo, dejamos dos bocacalles a nuestra derecha y en la tercera bocacalle, plaza El Chaparral, giramos a la derecha. Atravesamos una cancela que estaba abierta y subimos hasta un descampado situado en el monte Ahumada. Aquí, junto a una caseta abandonada, aparcamos nuestro vehículo.

En este descampado se produce la confluencia de cinco pistas forestales: la que se dirige a El Cuartón, por donde llegamos; justo al lado de esta, la que se dirige al acuartelamiento militar de El Bujeo; a la izquierda la que se dirige al puerto del Cabrito; a la derecha, la del puerto de El Bujeo; y frente a nosotros, la que seguimos para subir a los llanos del Juncal y al tajo de las Escobas.

Comenzamos la caminata ascendiendo por el monte Ahumada, por el tramo conocido como El Torero, contemplando unas bellas imágenes del Estrecho de Gibraltar, de la costa africana con la cordillera del Rif y el monte Jebel Musa, de la isla de Las Palomas en Tarifa, de los parques de antenas situados en la Sierra de Luna y en el tajo de las Escobas y del radar perteneciente al acuartelamiento militar del Bujeo, uno de los brazos extensores que el Regimiento de Artillería de Costa, (RACTA-4), con base en la Unidad de Camposoto en San Fernando, mantiene operativo en el término municipal de Tarifa junto al de Punta Camarinal.

Alcanzamos una cancela con un cartel que prohíbe el acceso a los vehículos y en continuo ascenso, rodeados de abundantes alcornoques llegamos a una angarilla, abierta al paso.

Seguimos subiendo, ahora por una zona de pinos en algunos de los cuales es posible, todavía, observar las huellas del incendio que sufrió esta zona hace unos años.

Durante el recorrido, nos topamos con cientos de “lagartas peludas”, orugas parecidas a las procesionarias; tantas que en algunos tramos del recorrido oíamos el sonido que hacen al devorar los árboles, como si de verdaderas carcomas se tratara y, además, curiosamente, se concentraban en los árboles más defoliados, lo cual nos hizo pensar que son estas las causantes de que estos mueran. Así, lo hemos constatado al leer sobre el tema.

La Lymantria dispar, más conocida como “lagarta peluda”, es un lepidóptero cuya distribución natural abarca gran parte de Europa, norte de África y Oriente Medio, habiendo sido introducido en la costa este de América del Norte en el año 1869. En España es considerado como el segundo defoliador más importante en masas forestales, causando un considerable daño en bosques de alcornoques, encinas, quejigos, castaños, pinos…, aunque su carácter polífago hace que en caso de plaga y falta de comida defolie el matorral que acompaña a esas masas.

Llegamos a la primera entrada o salida al Bosque de Niebla; continuamos el ascenso y al kilómetro trescientos metros, aproximadamente, de esta, encontramos la segunda cancela de entrada o salida de dicho bosque, ya en los Llanos del Juncal.

Continuamos subiendo y encontramos un cruce de caminos, donde hicimos una parada para contemplar y fotografiar unas extraordinarias panorámicas de la bahía de Algeciras, del Peñón de Gibraltar y de algunas de las poblaciones del Campo de Gibraltar.

En el cruce de caminos, giramos por el de la derecha, pues el de la izquierda acaba en el tajo de las Escobas, lugar que ya hemos visitado en varias ocasiones.

Caminando por un terreno excesivamente pedregoso, atravesamos el cerro de la Hiedra y alcanzamos el puerto de la Cañada, desde donde divisamos parte de las playas de Tarifa y, a lo lejos, en el otro lado del estrecho, el cabo Espartel, en la costa africana.

Una vez disfrutada la zona, emprendimos el descenso hacia la cancela de entrada al Bosque de Niebla, en los Llanos del Juncal. Llegados a este punto, debemos recordaros que dado que es una zona de especial protección es necesario solicitar un permiso, con unos quince días de antelación, a la oficina del Parque Natural de los Alcornocales (pnalcornocales.dtca.cagpds@juntadeandalucia.es), para visitarla.

El Bosque de Niebla es uno de los tesoros más preciados del Parque de los Alcornocales, la última selva mediterránea del sur de Europa. Es una selva tropical formada por las nubes que frena la sierra y que dejan tanta humedad que los quejigos están todos cubiertos de líquenes que forman las denominadas barbas de fraile.

Una de las características más destacadas de este tipo de bosques es su gran capacidad para captar el agua que se condensa sobre la vegetación. La niebla precipita en forma de humedad creando este bosque con las especies principales que podemos encontrarnos: madroños, ojaranzos, avellanillos, el laurel, la hiedra, alcornoques, quejigos, musgos, líquenes, entre otras muchas especies. Destaca la gran presencia de helechos y de rododendros.

También, durante su recorrido, pudimos oír los sonidos del mirlo acuático, el hábil martín pescador, las currucas o pinzones, que se esconden entre los helechos y de algunas crías de pájaro carpintero en sus nidos en el interior de los troncos de los árboles.

En el bosque habitan las cabras montesas, los ciervos, que tuvimos la oportunidad de verlos en dos ocasiones, jabalíes, que pudimos fotografiar y numerosas aves rapaces, destacando el buitre leonado, alimoche, águila perdicera, búho real y halcón peregrino, pero nosotros tan sólo pudimos disfrutar de algunos buitres leonados.

También nos encontramos, nuevamente, muchísimas lagartas peludas, colgando de los alcornoques a través de unos finos hilos de seda pegajosos, desplazándose con el viento a un lado y a otro y, en algún que otro tronco de árbol, el fuligo séptica que es una especie muy común de moho mucilaginoso, de color amarillento.

Descendimos y llegamos a un precioso paraje, rodeados de rododendros y helechos, en el que nos encontrarnos con el río Guadalmesí; lo cruzamos y continuamos hasta llegar a una angarilla.

Abandonamos el Bosque de Niebla y continuamos por una zona de alcornoques y quejigos hasta llegar a un descampado.

Descendimos, siguiendo la pintura verde de unos puntos marcados en las rocas que nos indicaban el camino a seguir y llegamos a la pista del Palancar.

Giramos a la derecha, pasamos por el puente del Palancar, por debajo del cual pasa el río Guadalmesí, que en este tiempo ya lleva menos caudal que otras veces; atravesamos la zona conocida como Casas del Palancar y alcanzamos nuestro vehículo, dando por finalizado el sendero.

Os dejamos algunas fotografías para animaros a realizar esta ruta.

Y recuerda: deja el sendero como te gustaría encontrártelo.

NOTA: Para el relato de este sendero nos hemos apoyado en la web http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/site/portalweb/menuitem.7e1cf46ddf59bb227a9ebe205510e1ca/?vgnextoid=007c5bf7426d6510VgnVCM2000000624e50aRCRD&vgnextchannel=d9cfe6f1563d6510VgnVCM1000001325e50aRCRD, a quienes deseamos transmitirles nuestro más sincero agradecimiento.

PUNTO DE ÉNFASIS

La valoración que cada persona hace de una ruta después de realizada la misma es muy subjetiva, dado que esta depende de muchos factores: edad, preparación física, preparación técnica, equipo requerido, características del terreno, condiciones climáticas, etc.; por tanto, es necesario que hagamos constar que lo descrito en este relato y los parámetros que en él figuran (tiempo, distancia, grado de dificultad, tracks para GPS y waypoints) son meramente informativos / orientativos y, por ello, queda bajo la responsabilidad de quien quiera realizarla tomar las medidas oportunas.

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