Sendero Ruta del Gollizno - PR-A 84. Puente colgante y pasarelas de las angosturas del Río Velillos. Pinturas Rupestres.

La Ruta del Gollizno (“Gollizno“, es un término utilizado para referirse a las angosturas o cerradas de un río, en este caso particular, del río Velillos) es una ruta circular con inicio y fin en Moclín. Una ruta corta pero preciosa e intensa. Desnivel acumulado de subida: 404 m. – Desnivel acumulado de bajada: 404 m.

Realizaremos el Sendero Ruta del Gollizno – PR-A 84 comenzando en la calle Real, junto a la Cruz de Piedra; para descender por la calle Esperanza y la Plaza del Ayuntamiento hasta el final del pueblo.

Durante el recorrido se puede apreciar la belleza del paisaje desde sus cuatro miradores, cruzar el Río Velillos por el puente colgante y la pasarela peatonal recientemente restaurados, visitar las pinturas rupestres cercanas a la Fuente Corcuela, o divisar el incomparable patrimonio histórico de Moclín, reflejo de su situación estratégica y de la importancia de esta zona en el pasado, donde son protagonistas, el Castillo de Moclín, una de las mejores estructuras defensivas de la época nazarí y las Torres Vigías, diseminadas estratégicamente en los puntos más altos entorno al castillo.

Una pista nos llevará, en descenso, hasta el Barrio del Cerro Alto; parte alta del pueblo de Olivares (uno de los varios pueblos anejos a Moclín).

En esta bajada inicial, de poco más de 3 km, pasaremos por el Cortijo del Higueral, por dos miradores y por la Ermita de Ntra. Sra. de las Angustias. Al llegar a un Área recreativa aparecerá ante nosotros todo el valle del río Velillos entre un mar de almendros en flor y olivos.

Llegaremos a la frondosa ribera del Río Velillos, acompañados por el canturreo de numerosos pajarillos que sobrevuelan nuestras cabezas: Mirlos acuáticos, Martín pescador, Lavandera y Garza común.

Aquí se encuentra el Molino de Aguas Blanquillas y un poco más adelante una gran poza con una cascada preciosa; sin mucha altura pero muy ancha. No podemos resistir la tentación de cruzar el Río para sacar una foto, para que se pueda apreciar el tamaño.

Al llegar a la antigua “Fábrica de la Luz“, el puente, construido para que el caminante pueda seguir disfrutando del paseo, nos dejará junto a una pequeña alameda, donde podremos descansar y refrescarnos.

Junto al puente colgante, antes de llegar a la “Presa de la Luz“, aparece un desvío a la derecha que toma el antiguo Camino de Granada que conduce al pueblo de Tózar (otro de los pueblos anejos a Moclín), alternativa para aquellos que quieran recordar las andanzas por las veredas y cuevas del Bandolero “Parrón“, narradas por Pedro Antonio de Alarcón.

A lo largo del recorrido nos encontraremos distintas comunidades vegetales asociadas a los cauces fluviales, es la llamada vegetación riparia, componente fundamental del ecosistema de ribera, representada por: Álamo Negro, mimbrera, álamo blanco o peralejo y fresno.

También, en las laderas del monte que acompañan al rio, podemos observar por un lado, el matorral mediterráneo que ha surgido como consecuencia de la degradación del encinar que en su momento debió existir, y por otro la repoblación de pino carrasco, realizada para proteger el suelo del monte.

Desde el punto de vista geológico, aunque predominen los depósitos fluviales con gravas, arcillas y limos, destacan por su espectacularidad y por su influencia en el paisaje algunas formaciones debidas al carácter calizo de la roca. Estos fenómenos Kársticos son cuevas, tobas, etc... como la espectacular Toba del Bancal Alto, una de las más grandes de la provincia de Granada, que junto con la verticalidad de los imponentes tajos nos hacen disfrutar de un paisaje inigualable.

En suave ascenso por la ribera del rio Velillos llegaremos a la Fuente de Buenaventura, con un agua fresquísima y un mirador donde hay un panel que nos infirma sobre la Leyenda de la Buenaventura.

Nos adentramos en los “Tajos de la Hoz“ y de "las Palomas", garganta natural excavada por el constante fluir de las aguas. Ascenderemos por el sendero hasta toparnos con un cruce, en el que un panel informativo nos indica un sendero que va a Tozar, que posee un Parque Arqueológico, y que posponemos su visita para otro día.

El paseo prosigue aguas arriba, bajo la atenta vigilancia de los torreones de la fortaleza nazarí. En este tramo la fragancia de los hinojos es muy intensa; los hay por doquier al igual que los lirios silvestres y los nazarenos, ambos de intensos morados.

Llegamos a la parte más llamativa del recorrido, cruzaremos por el puente colgante y la pasarela sobre el Río Velillos, que se encuentra suspendida del Tajo de Las Palomas como si estuviera flotando. Enfrente, el Tajo de La Hoz.

Una zigzagueante y angosta vereda nos sacará de este paisaje de agua y belleza para llevarnos al mirador de Tozar, desde donde veremos, evidentemente, Tozar y su atalaya. Muy cerca se encuentra unos vestigios de la Guerra Civil y algo más arriba la “Fuente de Corcuela“.

La fuente original (todavía visible) consistía en una teja incrustada en un caos de bloques desprendidos de los tajos calizos cercanos y depositados en la vaguada, así que el agua procede de las infiltraciones del agua de lluvia en el relleno del valle. Hace pocos años el entorno ha sido reformado construyendo una pequeña pila semicircular adosada a la roca y alimentada por un tubo de PVC azul. Ésta vierte al suelo en una especie de surco con forma de doble espiral, con entrada y salida del agua, el cual da paso a una nueva fuente de fábrica con frontón rectangular, dos caños y abrevadero.

Llegamos a otra encrucijada de caminos cerca de las ruinas del Cortijo de Corcuela, en la que podemos optar por alargar la ruta hasta las cuevas de Malalmuerzo. Nosotros no vamos a las cuevas, ya las hemos visto.

Siguiendo la ruta hacia arriba, en los Tajos del Castillo, en el paraje conocido como los Agujerones se localizan las Pinturas Rupestres del Abrigo de Corcuela, de época neolítica. Pinturas esquemáticas realizadas con la técnica del trazado uniforme con fuerte aire naturalista. Representan una escena de caza con figuras humanas y animales (Capra Ibex).

Seguiremos por otra empinada ascensión, por la Cañada de Corcuela, por un pinar de repoblación, con la muralla inexpugnable del Castillo de Moclín cada vez más cercana y rodeada de numerosos almendros en flor; una panorámica espectacular.

Tras pasar el Collado de la Vereda, que posee algunas cuevas, llegaremos a la Ermita de San Antón, donde hay unas formidables vistas de la localidad de Moclín.

Después de pasar por otra Ermita, la de San Sebastián, con su leyenda de amoríos, llegamos a la Casa del Pósito del Pan del s. XVI. El pósito del pan de Moclín es un almacén medieval donde se fabricaba el pan que era repartido a los soldados que custodiaban la fortaleza tras la reconquista cristiana, mientras esta villa, fue frontera entre los reinos musulmanes y cristianos. Se encuentra en muy buen estado de conservación, y en su interior alberga una especie de museo con aperos y antiguas piezas de herrería; pero al ser una propiedad privada, es casi imposible entrar...

Posteriormente nos acercamos a la Oficina de Turismo; donde una eficaz y amabilísima chica nos informa detalladamente de todos los atractivos turísticos de Moclín y alrededores. Volveremos en más ocasiones para visitar lo que nos falta: visita guiada al Castillo ( sábados y domingos a las 12;30), La Bombarda (cañón de los Reyes Católicos), Parque prehistórico de Tozar, el museo, otras pinturas rupestres...

Después de ver el Santuario de la Encarnación, con su famoso Cristo del Paño, terminamos la ruta en la Plaza del Ayuntamiento, en el Bar Plaza, repleto de gente por la llegada de dos autobuses de turistas, pero donde somos muy bien atendidos y retomamos fuerzas con un lomo de chuparse los dedos. También compramos una caja de dulces típicos de la zona que están riquísimos.

Ruta muy recomendable.

El origen y la historia de Moclín corren paralelos al nacimiento del Reino Nazarí de Granada. Hisn al-Muklin, o fortaleza de las pupilas, se construyó sobre un escarpe para vigilar el paso hacia Granada y su vega.

Adquiere un papel relevante en la guerra de la Granada a raíz de la toma de Alcalá la Real por tropas de Alfonso XI en 1341.

Fue plaza importante en la defensa de la vega hasta su capitulación en 1486. En su solar, el Zagal infligió una severa derrota a las tropas cristianas poco antes de su caída.

La fortaleza de la Mora se erige en vigía de la población, y en los alrededores se pueden contemplar los restos del sistema de atalayas que comunicaban directamente con el castillo, y desde éste directamente con la población de Granada.