Sendero Venta Patrite a Rancho de los Fernández por el Collado del Cerrovín (Alcalá de los Gazules)
near Alcalá de los Gazules, Andalucía (España)
Viewed 562 times, downloaded 29 times
Trail photos
Itinerary description
Sendero realizado el 12 de diciembre de 2021.
Antes de realizar un breve relato del sendero, debemos hacer referencia a dos aspectos del mismo que, creemos, deberíais tener en cuenta si pensáis recorrerlo. En primer lugar, la ruta es excesivamente pedregosa, por lo que dificulta la caminata y enlentece bastante la marcha; así que hay que tomárselo con calma. En segundo lugar, recomendamos que, en el camino de vuelta, una vez pasado el río del Montero, se siga el mismo recorrido que en la ida, pues nosotros nos desviamos del mismo para curiosear las ruinas de un antiguo molino (molino de Castro de Abajo) y, además de que la visita no mereció la pena, acabamos llenos de arañazos y pinchazos, pues dichas ruinas están rodeadas de abundante matorral alto, zarzas y mucho pincho.
Para iniciar el sendero nos trasladamos a la localidad de Alcalá de los Gazules, continuamos por la carretera A-2304, dejamos a nuestra izquierda la CA-6200, que conduce a Ubrique y a Paterna de la Rivera, y seguimos por la CA-6201 que nos condujo hasta la Venta Patrite o Patriste, lugar donde aparcamos nuestro vehículo.
Comenzamos la caminata andando un tramo de asfalto por la mencionada carretera hasta que este desapareció convirtiéndose en una vereda ancha, pero con mucha piedra.
Atravesamos una cancela y continuamos por la antigua Vereda Patrite-Jimena o Vereda de los Quintos, dejando a nuestra derecha unas cortijadas correspondientes a los Caserones de Corona con sus dos molinos, Nogal y Acebuchal, y andados unos metros llegamos a un primer tramo de formaciones rocosas de arenisca.
Pasada esa zona de rocas, alcanzamos un gran prado donde encontramos un enorme pino que sobresalía del resto de la vegetación. Cruzamos esta zona de caminos algo difuminados y, nuevamente, accedimos a una encajonada vereda de tramos empedrados alternantes con otros de suelos arcillosos y de rocas de arenisca.
Pasamos por un cartel con información sobre el mantenimiento de los caminos y sobre la importancia que este, el que realizábamos, tuvo en el pasado. Según pudimos leer, era una vía pecuaria que utilizaban los pastores de la zona, la “Vereda de Patrite y Jimena”. Unía las poblaciones de Alcalá de los Gazules y Jimena de la Frontera, por lo que también era utilizada por los ciudadanos que querían desplazarse entre ambas poblaciones. Este camino se llamó de los “Quintos”, pues los jóvenes de Jimena iban a inscribirse a Cádiz para el servicio militar, para lo que invertían dos días de camino. También fue vía de comunicación entre las poblaciones de Patrite y la Sauceda y, además, era muy transitada cuando estaban en funcionamiento todos los molinos que jalonaban el río. Casi en su totalidad, la vereda está acompañada por acebuches, lentiscos, aulagas, gamones, algunos eucaliptos, algunos madroños y, fundamentalmente, vegetación de ribera (fresnos, adelfas, enredaderas, etc.).
Llegamos a un descampado, especie de mirador natural, y nos desviamos a la izquierda para iniciar un ligero ascenso, a través de unas rocas arcillosas con bastante desgaste, a las que, al caminar sobre ellas, tuvimos que prestar algo de atención. Subimos a una de las rocas para utilizarla como mirador y desde aquí pudimos contemplar todo el camino andado hasta ese momento, el prado donde se encontraba el enorme pino y, frente a nosotros, las lajas del Tajo Amarillo y las formaciones rocosas conocidas como los “Tallones” (formaciones rocosas en forma de agujas).
Continuamos y tras pasar por una gran roca, dispuesta en forma de cobijo, llegamos hasta la cancela que, en alguna que otra ocasión, habíamos atravesado para llegar hasta la cascada del Espino. Ahora una gruesa cadena y un respetable candado la mantienen cerrada al paso de los amantes de la Naturaleza; imaginamos que por antojo y capricho del dueño y señor de esas tierras que querrá la cascada para él sólo. Al parecer, leyendo a los compañeros Andarines Gaditanos, el dueño de la finca se dirigió a ellos para que retirasen esta ruta de wikiloc; pues, según él, este tipo de publicaciones estaban provocando que se intensificara la entrada de personas a la zona sin ningún control y, como consecuencia de ello, se estaba produciendo un importante deterioro de la flora de la misma y que, además, suponía un importante riesgo para las personas al ser un coto privado de caza mayor y existir ganado bravo.
Nosotros, de las cuatro veces que hemos visitado la Cascada del Espino, tan sólo una vez hemos visto vacas retintas, sin ánimo alguno de envestirnos, y jamás hemos oído un disparo de cazadores.
Cruzamos el arroyo de la Garganta del Espino, con muy poca agua, y alcanzamos las faldas de los Tallones y de la laja del Tajo Amarillo, donde nos entretuvimos para deleitarnos y fotografiar a algunos buitres leonados de los muchos que habitan y anidan en las buitreras de estas rocas.
Seguimos, pero nos encontramos una barrera que prohibía el paso; por lo tanto, nos desviamos a la derecha para continuar por la vereda Patrite-Jimena.
Llegamos a los restos del molino conocido como los Espartidores o Repartidores del que únicamente quedan algunas piedras amontonadas y, tras franquear una cancela abierta, alcanzamos el Río del Montero. Dicho río, considerado Reserva Natural Fluvial, nace en la Sierra del Aljibe y, más abajo, se une al río Rocinejo cuyas aguas desembocan en el río Barbate.
Cruzamos el río saltando de piedra en piedra, pero sin dificultad alguna; atravesamos otra cancela y, en paralelo a una valla alambrada, caminamos por el tramo de los Espejillos Bajos.
Nos topamos con otra cancela por la que creímos que continuaba el camino. Una vez que nos hubimos percatado de que no era así (motivo por el que en la fotografía veréis que hemos puesto una cruz), continuamos recto.
Atravesamos una nueva cancela y giramos a la derecha por una vereda difuminada en la que encontramos algunas setas blancas; dicha vereda nos condujo hasta un pequeño bosquete repleto de acebuches.
En continuo ascenso, pasamos una angarilla, caminamos por una umbría con numerosas setas y algunos árboles en cuyos troncos pudimos contemplar la presencia de abundante musgo, indicándonos donde se encuentra el Norte.
Llegamos al Puerto del Higuerón y a una zona con numerosas mallas metálicas circulares, en cuyo interior se suponía debería existir algún árbol sembrado; incluso tenían distribuidas su sistema de riego. Pero árboles creciendo no vimos ninguno. ¡¡Lástima de dinero tirado!! Lo que sí pudimos observar fue un gran número de hongos “Coprimus Conatus”, una seta comestible que también se conoce con los nombres de seta de tinta, apagavelas, barbuda, chipirón de monte…
Salimos a un tramo de pista de grava que cruzamos e iniciamos un descenso por otra estrecha vereda con el pico del Montero y la enorme bola del sistema de radar del Escuadrón de Vigilancia Aérea núm. 11 (E.V.A. 11) frente a nosotros. Por esta zona, también encontramos un gran número de setas de distintos tipos.
Seguimos descendiendo y alcanzamos un tramo tan pedregoso que pensamos que no podían caber en él más piedras. ¡¡Exagerado!! Aquí tuvimos que prestar mucha atención y cuidado por riesgo de caídas y/o torceduras de tobillos.
Una vez pasado el calvario de las dichosas piedras, nos incorporamos a la pista de grava compactada Picacho-Peguera.
Caminando en ocasiones por algunos tramos de la mencionada pista y en otras, trochando por el monte para evitar el zigzagueo de la misma, alcanzamos el tentadero de la Breñuela. Visitamos parte de sus instalaciones, algo deterioradas por el desuso, y continuamos hacia el Tajo de Sancho que desde el tentadero tiene unas vistas impresionantes.
Llegamos a una cuadricular alberca situada en los pies del Tajo de Sancho y nos quedamos maravillados con la cantidad de buitres leonados que en dicho tajo habitan. Los vimos posados en las rocas, volando por encima de nuestras cabezas, en grupos, en solitario. ¡¡Un verdadero espectáculo!!
Una vez disfrutada la zona, abandonamos la pista de grava y giramos a la derecha para, monte a través, iniciar la subida por el collado del Cerrovín, entre la cima del cerro del mismo nombre y el Tajo de Sancho.
Alcanzamos la parte más elevada de todo nuestro recorrido (352 metros de altitud), con unas impresionantes vistas del valle de Patriste y la población de Alcalá de los Gazules a lo lejos.
Descendimos hasta llegar el antiguo Rancho de los Fernández, que nos hubiese gustado fotografiar, sobre todo su fuente, pero algunas vacas jóvenes que por allí pastaban se violentaron ante nuestra presencia, y decidimos desistir de la idea y abandonar el lugar.
Accedimos a la pista de grava, giramos a la izquierda y tras caminar por ella unos metros, nos dirigimos a la derecha para continuar por una pista forestal en el Paraje de Las Lagunetas.
Atravesamos una angarilla; dejamos a nuestra derecha unos cajones para colmenas de abejas, y, andados unos 500 metros, nos topamos con una cancela y una angarilla a su izquierda. Cruzamos la angarilla y alcanzamos el Cortijo del Carrovín.
Continuamos caminando en paralelo a una alambrada situada a nuestra izquierda; pasamos por el Abrevadero de los Gamos y por un tramo con abundantes restos óseos de animales; y llegamos, nuevamente, a la zona de los Espejillos Bajos. Desde aquí, emprendimos el camino de vuelta.
Una vez pasado el río del Montero, hicimos dos incursiones: la primera de ellas, muy corta, para conocer el estado en el que podría encontrarse una vereda que en algunas ocasiones utilizamos para llegar hasta la cascada del Espino, vereda que está perfectamente transitable; y la segunda para visitar los restos de los molinos a los que hacíamos alusión al inicio de este relato, que no recomendamos realizar; pues, como comentamos anteriormente, se encuentran en una zona de mucho matorral, zarzas y pinchos.
Os dejamos algunas fotografías para animaros a realizar esta ruta.
Y recuerda: deja el sendero como te gustaría encontrártelo.
PUNTO DE ÉNFASIS
La valoración que cada persona hace de una ruta después de realizada la misma es muy subjetiva, dado que esta depende de muchos factores: edad, preparación física, preparación técnica, equipo requerido, características del terreno, condiciones climáticas, etc.; por tanto, es necesario que hagamos constar que lo descrito en este relato y los parámetros que en él figuran (tiempo, distancia, grado de dificultad, tracks para GPS y waypoints) son meramente informativos / orientativos y, por ello, queda bajo la responsabilidad de quién quiera realizarla tomar las medidas oportunas.
OTRAS RUTAS QUE OS RECOMENDAMOS POR LOS ALREDEDORES DEL MUNICIPIO DE ALCALÁ DE LOS GAZULES
Sierra Murta, su Piedra 'Orá' y su Necrópolis (Los Barrios y Alcalá de los Gazules).
Sendero Pico Montañoso El Picacho (Alcalá de los Gazules-Jimena).
Sendero Embalse de Celemín-Puerto de la Loba (Benalup de Sidonia).
Sendero Garganta del Espino (Alcalá de los Gazules).
Sendero Arroyo de la Peguera-Necrópolis del Puerto La Zuela-Puerto del Membrillo-Loma de Baña (Alcalá de los Gazules).
Sendero Venta Patriste-Laguna de los Tejillos Colorados-Cascada del Espino (Alcalá de los Gazules).
Sendero Puerto de la Zuela y la Jota (Alcalá de los Gazules).
Antes de realizar un breve relato del sendero, debemos hacer referencia a dos aspectos del mismo que, creemos, deberíais tener en cuenta si pensáis recorrerlo. En primer lugar, la ruta es excesivamente pedregosa, por lo que dificulta la caminata y enlentece bastante la marcha; así que hay que tomárselo con calma. En segundo lugar, recomendamos que, en el camino de vuelta, una vez pasado el río del Montero, se siga el mismo recorrido que en la ida, pues nosotros nos desviamos del mismo para curiosear las ruinas de un antiguo molino (molino de Castro de Abajo) y, además de que la visita no mereció la pena, acabamos llenos de arañazos y pinchazos, pues dichas ruinas están rodeadas de abundante matorral alto, zarzas y mucho pincho.
Para iniciar el sendero nos trasladamos a la localidad de Alcalá de los Gazules, continuamos por la carretera A-2304, dejamos a nuestra izquierda la CA-6200, que conduce a Ubrique y a Paterna de la Rivera, y seguimos por la CA-6201 que nos condujo hasta la Venta Patrite o Patriste, lugar donde aparcamos nuestro vehículo.
Comenzamos la caminata andando un tramo de asfalto por la mencionada carretera hasta que este desapareció convirtiéndose en una vereda ancha, pero con mucha piedra.
Atravesamos una cancela y continuamos por la antigua Vereda Patrite-Jimena o Vereda de los Quintos, dejando a nuestra derecha unas cortijadas correspondientes a los Caserones de Corona con sus dos molinos, Nogal y Acebuchal, y andados unos metros llegamos a un primer tramo de formaciones rocosas de arenisca.
Pasada esa zona de rocas, alcanzamos un gran prado donde encontramos un enorme pino que sobresalía del resto de la vegetación. Cruzamos esta zona de caminos algo difuminados y, nuevamente, accedimos a una encajonada vereda de tramos empedrados alternantes con otros de suelos arcillosos y de rocas de arenisca.
Pasamos por un cartel con información sobre el mantenimiento de los caminos y sobre la importancia que este, el que realizábamos, tuvo en el pasado. Según pudimos leer, era una vía pecuaria que utilizaban los pastores de la zona, la “Vereda de Patrite y Jimena”. Unía las poblaciones de Alcalá de los Gazules y Jimena de la Frontera, por lo que también era utilizada por los ciudadanos que querían desplazarse entre ambas poblaciones. Este camino se llamó de los “Quintos”, pues los jóvenes de Jimena iban a inscribirse a Cádiz para el servicio militar, para lo que invertían dos días de camino. También fue vía de comunicación entre las poblaciones de Patrite y la Sauceda y, además, era muy transitada cuando estaban en funcionamiento todos los molinos que jalonaban el río. Casi en su totalidad, la vereda está acompañada por acebuches, lentiscos, aulagas, gamones, algunos eucaliptos, algunos madroños y, fundamentalmente, vegetación de ribera (fresnos, adelfas, enredaderas, etc.).
Llegamos a un descampado, especie de mirador natural, y nos desviamos a la izquierda para iniciar un ligero ascenso, a través de unas rocas arcillosas con bastante desgaste, a las que, al caminar sobre ellas, tuvimos que prestar algo de atención. Subimos a una de las rocas para utilizarla como mirador y desde aquí pudimos contemplar todo el camino andado hasta ese momento, el prado donde se encontraba el enorme pino y, frente a nosotros, las lajas del Tajo Amarillo y las formaciones rocosas conocidas como los “Tallones” (formaciones rocosas en forma de agujas).
Continuamos y tras pasar por una gran roca, dispuesta en forma de cobijo, llegamos hasta la cancela que, en alguna que otra ocasión, habíamos atravesado para llegar hasta la cascada del Espino. Ahora una gruesa cadena y un respetable candado la mantienen cerrada al paso de los amantes de la Naturaleza; imaginamos que por antojo y capricho del dueño y señor de esas tierras que querrá la cascada para él sólo. Al parecer, leyendo a los compañeros Andarines Gaditanos, el dueño de la finca se dirigió a ellos para que retirasen esta ruta de wikiloc; pues, según él, este tipo de publicaciones estaban provocando que se intensificara la entrada de personas a la zona sin ningún control y, como consecuencia de ello, se estaba produciendo un importante deterioro de la flora de la misma y que, además, suponía un importante riesgo para las personas al ser un coto privado de caza mayor y existir ganado bravo.
Nosotros, de las cuatro veces que hemos visitado la Cascada del Espino, tan sólo una vez hemos visto vacas retintas, sin ánimo alguno de envestirnos, y jamás hemos oído un disparo de cazadores.
Cruzamos el arroyo de la Garganta del Espino, con muy poca agua, y alcanzamos las faldas de los Tallones y de la laja del Tajo Amarillo, donde nos entretuvimos para deleitarnos y fotografiar a algunos buitres leonados de los muchos que habitan y anidan en las buitreras de estas rocas.
Seguimos, pero nos encontramos una barrera que prohibía el paso; por lo tanto, nos desviamos a la derecha para continuar por la vereda Patrite-Jimena.
Llegamos a los restos del molino conocido como los Espartidores o Repartidores del que únicamente quedan algunas piedras amontonadas y, tras franquear una cancela abierta, alcanzamos el Río del Montero. Dicho río, considerado Reserva Natural Fluvial, nace en la Sierra del Aljibe y, más abajo, se une al río Rocinejo cuyas aguas desembocan en el río Barbate.
Cruzamos el río saltando de piedra en piedra, pero sin dificultad alguna; atravesamos otra cancela y, en paralelo a una valla alambrada, caminamos por el tramo de los Espejillos Bajos.
Nos topamos con otra cancela por la que creímos que continuaba el camino. Una vez que nos hubimos percatado de que no era así (motivo por el que en la fotografía veréis que hemos puesto una cruz), continuamos recto.
Atravesamos una nueva cancela y giramos a la derecha por una vereda difuminada en la que encontramos algunas setas blancas; dicha vereda nos condujo hasta un pequeño bosquete repleto de acebuches.
En continuo ascenso, pasamos una angarilla, caminamos por una umbría con numerosas setas y algunos árboles en cuyos troncos pudimos contemplar la presencia de abundante musgo, indicándonos donde se encuentra el Norte.
Llegamos al Puerto del Higuerón y a una zona con numerosas mallas metálicas circulares, en cuyo interior se suponía debería existir algún árbol sembrado; incluso tenían distribuidas su sistema de riego. Pero árboles creciendo no vimos ninguno. ¡¡Lástima de dinero tirado!! Lo que sí pudimos observar fue un gran número de hongos “Coprimus Conatus”, una seta comestible que también se conoce con los nombres de seta de tinta, apagavelas, barbuda, chipirón de monte…
Salimos a un tramo de pista de grava que cruzamos e iniciamos un descenso por otra estrecha vereda con el pico del Montero y la enorme bola del sistema de radar del Escuadrón de Vigilancia Aérea núm. 11 (E.V.A. 11) frente a nosotros. Por esta zona, también encontramos un gran número de setas de distintos tipos.
Seguimos descendiendo y alcanzamos un tramo tan pedregoso que pensamos que no podían caber en él más piedras. ¡¡Exagerado!! Aquí tuvimos que prestar mucha atención y cuidado por riesgo de caídas y/o torceduras de tobillos.
Una vez pasado el calvario de las dichosas piedras, nos incorporamos a la pista de grava compactada Picacho-Peguera.
Caminando en ocasiones por algunos tramos de la mencionada pista y en otras, trochando por el monte para evitar el zigzagueo de la misma, alcanzamos el tentadero de la Breñuela. Visitamos parte de sus instalaciones, algo deterioradas por el desuso, y continuamos hacia el Tajo de Sancho que desde el tentadero tiene unas vistas impresionantes.
Llegamos a una cuadricular alberca situada en los pies del Tajo de Sancho y nos quedamos maravillados con la cantidad de buitres leonados que en dicho tajo habitan. Los vimos posados en las rocas, volando por encima de nuestras cabezas, en grupos, en solitario. ¡¡Un verdadero espectáculo!!
Una vez disfrutada la zona, abandonamos la pista de grava y giramos a la derecha para, monte a través, iniciar la subida por el collado del Cerrovín, entre la cima del cerro del mismo nombre y el Tajo de Sancho.
Alcanzamos la parte más elevada de todo nuestro recorrido (352 metros de altitud), con unas impresionantes vistas del valle de Patriste y la población de Alcalá de los Gazules a lo lejos.
Descendimos hasta llegar el antiguo Rancho de los Fernández, que nos hubiese gustado fotografiar, sobre todo su fuente, pero algunas vacas jóvenes que por allí pastaban se violentaron ante nuestra presencia, y decidimos desistir de la idea y abandonar el lugar.
Accedimos a la pista de grava, giramos a la izquierda y tras caminar por ella unos metros, nos dirigimos a la derecha para continuar por una pista forestal en el Paraje de Las Lagunetas.
Atravesamos una angarilla; dejamos a nuestra derecha unos cajones para colmenas de abejas, y, andados unos 500 metros, nos topamos con una cancela y una angarilla a su izquierda. Cruzamos la angarilla y alcanzamos el Cortijo del Carrovín.
Continuamos caminando en paralelo a una alambrada situada a nuestra izquierda; pasamos por el Abrevadero de los Gamos y por un tramo con abundantes restos óseos de animales; y llegamos, nuevamente, a la zona de los Espejillos Bajos. Desde aquí, emprendimos el camino de vuelta.
Una vez pasado el río del Montero, hicimos dos incursiones: la primera de ellas, muy corta, para conocer el estado en el que podría encontrarse una vereda que en algunas ocasiones utilizamos para llegar hasta la cascada del Espino, vereda que está perfectamente transitable; y la segunda para visitar los restos de los molinos a los que hacíamos alusión al inicio de este relato, que no recomendamos realizar; pues, como comentamos anteriormente, se encuentran en una zona de mucho matorral, zarzas y pinchos.
Os dejamos algunas fotografías para animaros a realizar esta ruta.
Y recuerda: deja el sendero como te gustaría encontrártelo.
PUNTO DE ÉNFASIS
La valoración que cada persona hace de una ruta después de realizada la misma es muy subjetiva, dado que esta depende de muchos factores: edad, preparación física, preparación técnica, equipo requerido, características del terreno, condiciones climáticas, etc.; por tanto, es necesario que hagamos constar que lo descrito en este relato y los parámetros que en él figuran (tiempo, distancia, grado de dificultad, tracks para GPS y waypoints) son meramente informativos / orientativos y, por ello, queda bajo la responsabilidad de quién quiera realizarla tomar las medidas oportunas.
OTRAS RUTAS QUE OS RECOMENDAMOS POR LOS ALREDEDORES DEL MUNICIPIO DE ALCALÁ DE LOS GAZULES
Sierra Murta, su Piedra 'Orá' y su Necrópolis (Los Barrios y Alcalá de los Gazules).
Sendero Pico Montañoso El Picacho (Alcalá de los Gazules-Jimena).
Sendero Embalse de Celemín-Puerto de la Loba (Benalup de Sidonia).
Sendero Garganta del Espino (Alcalá de los Gazules).
Sendero Arroyo de la Peguera-Necrópolis del Puerto La Zuela-Puerto del Membrillo-Loma de Baña (Alcalá de los Gazules).
Sendero Venta Patriste-Laguna de los Tejillos Colorados-Cascada del Espino (Alcalá de los Gazules).
Sendero Puerto de la Zuela y la Jota (Alcalá de los Gazules).
Waypoints
Photo
492 ft
Cancela que prohíbe el paso a la Cascada del Espino. Vistas de las Buitreras de los Tallones
Comments (2)
You can add a comment or review this trail
I have followed this trail verified View more
Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Beautiful walk, all sorts of landscapes, crossing streams, the vultures so close. Very nice.
It is not an easy walk with the rocky paths and some steep uphill but definitely enjoyed this one. Thanks for registering this one!
Hello Blerkselmans. Thank you very much for your evaluation and comments. We are glad you liked it and enjoyed the route.
All the best.