Sepúlveda: Cañón del Rio Duratón. Ruta larga (*)

Recorreremos la llamada ruta larga de las Hoces del Río Duratón, desde el puente de Talcano hasta el puente de Villaseca. En este último puente existe la posibilidad de coger un autobús que te permite volver sin necesidad de recorrer el mismo camino de vuelta, haciendo que la ruta pase a ser muy fácil y absolutamente apta para todos los públicos. Un divino paseo.

Por lo demás ruta sencilla sin desnivel apreciable. La he catalogado como moderada únicamente por lo largo del trazado, pudiéndose realizar por prácticamente cualquier persona, si no todo el recorrido, si una parte y dar la vuelta cuando se desee.

Debemos tener en cuanta que esta ruta necesita un permiso entre el 1 de enero y el 31 de julio.

Resulta un verdadero placer recorrer esta senda, disfrutar de un bosque de ribera con título de privilegio, entre parajes singulares al amparo del Duratón y maravillosos cantos de muchas de las 130 especies de aves que acompañan al paisanaje este estupendo lugar, tocado sin duda por la mano más sosegada de la naturaleza.

Te sentirás observado por los buitres y sus inseparables chovas, pertrechados entre cortados de rocas calizas que llegan a sobrepasar los 70 m de altura. Bandadas de abejarucos te indicarán por donde canta el cuco, veloces para pasar inadvertidos al águila real, al halcón peregrino o al alimoche.

En el río, anfíbios, reptiles y mamíferos tratan de llevar una apacible vida compartiendo sus aguas con carpas y barbos. Y es que en este lugar la tranquilidad y la harmonía de la naturaleza llenarán el espíritu. No dejes de maravillarte ni un momento. No hay desperdicio alguno a lo largo del recorrido.

Disfruta de un largo paseo, sin desnivel alguno, tranquilo, contemplando sauces, alisios y álamos. Olmos, fresnos y rosales silvestres. Zarzas, tomillares, sabinas, pinos resineros y salviares, con algún árbol frutal sin duda nacido al amparo de semejante ecosistema gracias a alguna pepita que el caminante abandonó a su suerte.

Siente la presencia humana en este paraje singular, que se remonta milenios atrás, donde su imaginación y gusto por el arte y lo desconocido dejaron pinturas en la edad del bronce; camina por calzadas y puentes romanos permitiéndote asomar a la espiritualidad que mana de los santuarios rupestres y al halo de misticismo de comunidades de eremitas asentadas en este paraíso desde que Recadero (año 586), encontrase la fe cristiana. La Cueva de los Siete Altares nos da buen ejemplo de ello.

Ven dispuesto a relajarte y disfrutar de un entorno único, ciertamente místico, donde la vida se echa a la calle en primavera y le cuesta volver a casa.