Serranía de Abarán - PR-MU 56 y PR-MU 58

Las posibilidades senderistas del valle de Ricote son muchísimas, sobre todo si buscas aventuras e indagar por aquí y por allá. Para los que busquen rutas convencionales y más "masticadas", la página institucional http://www.murcianatural.carm.es/senderos/ está bastante bien surtida. De hecho, y a pesar de que en wikiloc puedes encontrar ciento y la madre de sugerencias, en esta ocasión me he nutrido de la información y tracks (muy fiables) de la web mencionada.
Me apetecía tocar la sierra de Abarán y hacer el PR-MU 56 "Mirador de la cruz" y el PR-MU 58 " Sendero de los forestales", aunque cada uno por su lado me parecían un poco cortos; así que le eché valor y los uní en un solo track, a ver qué pasaba. El experimento me vino un pelín grande, no por dificultad técnica (ninguna) sino por la distancia final y que el sendero del mirador es pura subida en toda su longitud. Este último, por sí solo, no es muy preocupante, pero si lo unimos al PR 58 y que los calores de Murcia no se han ido del todo, pues eso...Ah, y el ir solo, que acompañado siempre cunde más la cosa.
En cualquier caso, son dos sendas preciosas que hay que hacer alguna vez, incluso con niños, si están cuajadicos.

La salidas oficiales para ambos senderos están muy cercanas entre sí: albergue juvenil y santuario de la Virgen del oro. Pero visto que yo iba a hacer algo diferente, opté por dejar el coche en Cuesta alta, final oficial del PR-MU 58 y territorio ricoteño por pocos metros, y es que, a partir de ahí, el recorrido transcurre casi al 100% por término municipal de Abarán.
Comentario aparte merece el aparcamiento: la cosa está jodida. Donde yo lo dejé, apenas cabe otro coche, no más, si no quieres entorpecer la entrada a una finca privada. Incluso más abajo, en la misma carretera, apenas caben dos o tres sin bloquear el camino, así que no parece buen punto de partida para una caravana de 30 excursionistas.

Bien, iniciamos el camino, monteando tranquilamente y disfrutando de una umbría con un verde y un frescor sorprendentes, que uno no se esperaba unos minutos antes. Mucha paz. Hondonadas y lomas salpicadas cada poco de ruinas de casas y/o rediles, aterrazamientos para antiguos cultivos, y todo ello atravesado por nuestro camino, esa senda con una labor impresionante de mampostería que hay que saborear sí o sí. Labor jodidilla -lo de saborearla- en algunos puntos por algún "despiedre" y trochas con la marca inequívoca de motocicletas, y no pequeñas. En fin.
Por cierto, es buen momento para recordar que la señalización de los dos senderos es muy buena, buen marcado blanqui-amarillo y estacas identificativas en los cruces conflictivos (que casi ni los hay). O sea, que esta ruta podría hacerse perfectamente sin GPS.
Llegamos a la bonita rambla de Benito, donde hay cartel explicativo para visitar una muy cercana antigua fábrica de esparto. La dejé para la vuelta, si había fuerzas.
Entramos ya en campo de Abarán y falda de la sierra del Oro, sendeamos junto a las alambradas de las casas de veraneo (sin perros asesinos que te ladran a dos palmos, qué alivio) y llegamos en seguida al albergue juvenil. Ahí terminaría (empezaría) el PR-MU 58, pero sigo el asfalto unos 100 metros hasta llegar al Santuario de la virgen del oro, donde empieza el PR 56. A partir de ahí, sendero de montaña, cuesta arriba todo el tiempo, pero con unas vistas cada vez más preciosas: hacia el oeste, de la sierra de Ricote, la sierra del cuchillo (impresionantes sus aristas desde esta perspectiva) y el llano de Vite; y hacia el este, de Abarán y todo el valle del Segura.
Llegada al mirador de la cruz, punto más alto del recorrido, 644 metros. Merecido almuerzo con vistas fabulosas, a pesar de que la neblina cubre alguna parte. Tras el descanso, vuelta atrás y, esta vez sí, visita a la fábrica de Esparto en la unión de la rambla de Benito con el barranco de la Sabina. A las ruinas se llega por un precioso camino empedrado en cantos rodados, junto a las trazas de la antigua canalización que llevaba el agua para accionar el molino que estrujaba el esparto.
Empieza a pasar factura el kilometraje, las cuestas y mis pies de bailarina (una "bailarina" de 192 centímetros y 120 kilos de peso) y, para más INRI, fotografiando las pisadas de los jabalíes en las charcas de la rambla, me pego un resbalón de órdago que me desuella antebrazo y muslo izquierdos. Ha funcionado la ecuación Rambla (barro + suelo de roca húmeda) = Zapatazo que te crío. Ni suela VIBRAM ni leches.
Arrastrando mi maltrecho cuerpo, recorro los últimos kilómetros y llego al coche.
A pesar de este final raro, me ha encantado la ruta y la recomiendo, si estás medianamente fuertecito.
Buen calzado, bastones y agua, please.
Alguna información más en las fotos, como siempre.