Sevilla:De Avenida de las Palmeras a Triana(Circular). ..... (^ -)
near Sector Sur-La Palmera-Reina Mercedes, Andalucía (España)
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El parque de María Luisa es el primer parque urbano de Sevilla (Andalucía, España) y uno de sus pulmones verdes. En 1983 fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Jardín Histórico.[3] Se inauguró el 18 de abril de 1914 como parque urbano Infanta María Luisa Fernanda.
Estos espacios, que en principio formaban parte de los jardines privados del palacio de San Telmo, fueron donados en 1893 por la infanta María Luisa Fernanda de Borbón, esposa del duque de Montpensier, a la ciudad.[4] Las plazas de España y de América, construidas para la Exposición Iberoamericana de 1929, están integradas en el parque[5] como en un jardín público y constituyen uno de los principales atractivos.
En 1848, el duque de Montpensier Antonio de Orleans y su esposa, la infanta María Luisa Fernanda de Borbón, establecieron su residencia en Sevilla y adquirieron en 1850 el palacio de San Telmo. Para acondicionarlas para sus jardines compraron dos fincas la Isabela y la de San Diego, esta última contenía los restos del antiguo convento franciscano de San Diego. Los duques escogieron al jardinero francés André Lecolant para el diseño de los jardines de su palacio.
El terreno se encajaba en un recinto acotado entre el antiguo camino de Dos Hermanas, junto al Prado de San Sebastián, y de los paseos del río y de las Delicias; quedando limitada al norte por los jardines de Cristina y al sur por los huertos de la Mariana.[6] De esta etapa data el kiosco de la Isleta de los Pájaros (hoy conocido como pabellón de Alfonso XII).
El 19 de junio de 1893,[7] María Luisa, ya viuda, cedió a la ciudad una parte importante de los jardines de San Telmo.
Hasta 1910 no se realizaron grandes obras en esta área. Solo es destacable la construcción en 1893 del Costurero de la Reina, obra del arquitecto Juan Talavera y de la Vega, y de un invernadero con una estructura metálica.[8]
En 1909 se planeó realizar en el sur de la ciudad una exposición iberoamericana, que tuvo lugar en 1929. El parque estuvo inserto en el recinto. En enero de 1911, el Comité Ejecutivo de la exposición inició los trámites para la reforma del parque para el evento, eligiéndose a Aníbal González como director de la arquitectura de la muestra y a Jean-Claude Nicolas Forestier, paisajista francés que ejercía como conservador del Bosque de Boulogne de París, para las obras de jardinería.
Forestier realizó cuatro proyectos en Andalucía: el parque de María Luisa, el jardín del Colegio Mayor de Santa María del Buen Aire en Castilleja de Guzmán, el jardín del palacio de Moratalla de Hornachuelos y los jardines del palacio del Rey Moro de Ronda.[9]
El arquitecto francés transformó lo que eran unos jardines palaciegos, ya dotados de algunas estructuras decorativas, en un remozado parque público con más espacios monumentales y de esparcimiento. Forestier no impuso el clasicismo francés en su trabajo y adaptó su obra al clima y al paisaje de la ciudad. De sus viajes por el país, reflejó en el parque influencias de la Alhambra de Granada, del Generalife, del parque del Retiro madrileño y, dentro de la propia ciudad, del Alcázar de Sevilla y de algunas casas nobles sevillanas, manteniendo el respeto de la arboleda ya existente.[10]
Forestier trabajó con las grandes masas arboladas creando varios ejes sobre los que articularía las rotondas. En un eje principal situaría la fuente de los Leones, la de las Ranas y el estanque de los Lotos. Luego crearía dos ejes, las avenidas de Hernán Cortés y de Pizarro, cruzadas por varias vías y caminos transversales, a los que se añadieron glorietas. El aire sevillano se obtuvo mediante el uso de los azulejos y el agua, que se convirtió en un elemento muy presente para aumentar la frescura del entorno.[11]
Las obras más importantes se acometieron de 1912 a 1922,[11] aunque ya desde el 18 de abril de 1914 los sevillanos pudieron acceder al parque,[11] coincidiendo con la feria de ese año.[12]
Para la Exposición Iberoamericana se realizaron obras en la plaza de América desde la década de 1910, para poder construir el pabellón de Bellas Artes (actual Museo Arqueológico), el pabellón Mudéjar (actual Museo de Artes y Costumbres) y el pabellón Real (actualmente oficinas municipales). En 1914 se inició la construcción de la plaza de España, en otra zona más al norte, junto al mismo parque.
En 1915, Forestier diseñó su proyecto para la ampliación del parque en los terrenos colindantes a la plaza de España. Hasta la inauguración de la exposición de 1929 se fueron construyendo también distintas glorietas con rememoranzas literarias y culturales.
Entre 1931 y 1972 se añadieron al parque algunas glorietas y monumentos. En 1956 se hizo una importante renovación de la vegetación del parque, sustituyendo las plantas que estaban más deterioradas por otras iguales.[13]
Editar
La Plaza de España es un conjunto arquitectónico enclavado en el parque de María Luisa de la ciudad de Sevilla (España). Fue proyectada por el arquitecto Aníbal González. Se levantó entre 1914 y 1929 como una de las construcciones principales de la Exposición Iberoamericana de 1929. Constituye el edificio más grande de todos los que se levantaron en la ciudad durante el siglo XX, comparable a las otras dos construcciones históricas destacadas de los extramuros de la ciudad, que son el hospital de las Cinco Llagas (siglo XVI) y la Real Fábrica de Tabacos (siglo XVIII).[1]
Triana es un clásico barrio sevillano situado a otro lado del río Guadalquivir. Se extiende desde la Cartuja al norte hasta el barrio de los Remedios al sur.
De carácter marinero y de gran tradición sevillana, es cuna de toreros y artistas y atrae a muchos visitantes seducidos por sus tapas, sus vistas al río, su típico mercado y sus pequeños negocios de azulejos sevillanos.
La Capilla de los Marineros es un templo culto católico localizado en el barrio de Triana, en la ciudad de Sevilla, Andalucía, España. Es la sede de la Hermandad de la Esperanza de Triana.
En 1758 la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza tomó a tributo una parcela en la que había un par de casas de una capellanía vacante de la Parroquia de Santa Ana que había sido fundada por Sebastián Bernal. En el contrato se comprometieron a invertir en la parcela 10 000 reales en la construcción de su capilla y a pagar un tributo de tres reales anuales.[1] Fue concluida en 1815. En su interior había cuatro retablos. En el retablo mayor se encontraba Jesús flanqueado por San Juan Evangelista y María Magdalena. En el lado de la epístola estaba Nuestra Señora de Guía y una Santa Cruz. También contaba con una Virgen en sus misterios dolorosos y una pequeña escultura de Jesús atado a la columna.[2]
Tras la revolución liberal de 1868 la capilla fue incautada por el Estado. Las imágenes fueron llevadas a la cercana Iglesia de San Jacinto. En 1873 la capilla fue adquirida en subasta pública por los ingleses Francisco Augusto Bevan y Lewen Street Tugwell.[3] Fue hecha iglesia anglicana, pasando luego por diversos usos, como teatro, cabaret, cine, almacén de corcho y de carbones.[3] En 1917 fue vendida a Carlos Jorge Welton Niño, que el 8 de octubre de 1940 se la vendió a la Hermandad de la Esperanza de Triana por una cantidad simbólica.[3]
En 1959 comenzaron las obras de reparación con un proyecto de Aurelio Gómez Millán. La bendición tuvo lugar en 1962 y el Viernes Santo de ese año la cofradía terminó su estación penitencial en su nueva sede.[4]
En el año 2010 se iniciaron obras de ampliación, según proyecto arquitectónico de José Ramón Rodríguez Gautier, y gracias a la compra por parte de la hermandad de fincas adyacentes a la capilla. En la reforma integral del templo se incluyen dos nuevos retablos y modernos sistemas de seguridad para las imágenes. Tras las obras, el 29 de abril de 2010, la capilla fue bendecida por Juan José Asenjo Pelegrina, arzobispo de Sevilla.
El sacerdote José Sebastián y Bandarán, que recibió la Medalla de Oro de la hermandad en 1967 y que fue director espiritual de la hermandad,[5] fue enterrado en esta capilla en 1987.[6]
Estos espacios, que en principio formaban parte de los jardines privados del palacio de San Telmo, fueron donados en 1893 por la infanta María Luisa Fernanda de Borbón, esposa del duque de Montpensier, a la ciudad.[4] Las plazas de España y de América, construidas para la Exposición Iberoamericana de 1929, están integradas en el parque[5] como en un jardín público y constituyen uno de los principales atractivos.
En 1848, el duque de Montpensier Antonio de Orleans y su esposa, la infanta María Luisa Fernanda de Borbón, establecieron su residencia en Sevilla y adquirieron en 1850 el palacio de San Telmo. Para acondicionarlas para sus jardines compraron dos fincas la Isabela y la de San Diego, esta última contenía los restos del antiguo convento franciscano de San Diego. Los duques escogieron al jardinero francés André Lecolant para el diseño de los jardines de su palacio.
El terreno se encajaba en un recinto acotado entre el antiguo camino de Dos Hermanas, junto al Prado de San Sebastián, y de los paseos del río y de las Delicias; quedando limitada al norte por los jardines de Cristina y al sur por los huertos de la Mariana.[6] De esta etapa data el kiosco de la Isleta de los Pájaros (hoy conocido como pabellón de Alfonso XII).
El 19 de junio de 1893,[7] María Luisa, ya viuda, cedió a la ciudad una parte importante de los jardines de San Telmo.
Hasta 1910 no se realizaron grandes obras en esta área. Solo es destacable la construcción en 1893 del Costurero de la Reina, obra del arquitecto Juan Talavera y de la Vega, y de un invernadero con una estructura metálica.[8]
En 1909 se planeó realizar en el sur de la ciudad una exposición iberoamericana, que tuvo lugar en 1929. El parque estuvo inserto en el recinto. En enero de 1911, el Comité Ejecutivo de la exposición inició los trámites para la reforma del parque para el evento, eligiéndose a Aníbal González como director de la arquitectura de la muestra y a Jean-Claude Nicolas Forestier, paisajista francés que ejercía como conservador del Bosque de Boulogne de París, para las obras de jardinería.
Forestier realizó cuatro proyectos en Andalucía: el parque de María Luisa, el jardín del Colegio Mayor de Santa María del Buen Aire en Castilleja de Guzmán, el jardín del palacio de Moratalla de Hornachuelos y los jardines del palacio del Rey Moro de Ronda.[9]
El arquitecto francés transformó lo que eran unos jardines palaciegos, ya dotados de algunas estructuras decorativas, en un remozado parque público con más espacios monumentales y de esparcimiento. Forestier no impuso el clasicismo francés en su trabajo y adaptó su obra al clima y al paisaje de la ciudad. De sus viajes por el país, reflejó en el parque influencias de la Alhambra de Granada, del Generalife, del parque del Retiro madrileño y, dentro de la propia ciudad, del Alcázar de Sevilla y de algunas casas nobles sevillanas, manteniendo el respeto de la arboleda ya existente.[10]
Forestier trabajó con las grandes masas arboladas creando varios ejes sobre los que articularía las rotondas. En un eje principal situaría la fuente de los Leones, la de las Ranas y el estanque de los Lotos. Luego crearía dos ejes, las avenidas de Hernán Cortés y de Pizarro, cruzadas por varias vías y caminos transversales, a los que se añadieron glorietas. El aire sevillano se obtuvo mediante el uso de los azulejos y el agua, que se convirtió en un elemento muy presente para aumentar la frescura del entorno.[11]
Las obras más importantes se acometieron de 1912 a 1922,[11] aunque ya desde el 18 de abril de 1914 los sevillanos pudieron acceder al parque,[11] coincidiendo con la feria de ese año.[12]
Para la Exposición Iberoamericana se realizaron obras en la plaza de América desde la década de 1910, para poder construir el pabellón de Bellas Artes (actual Museo Arqueológico), el pabellón Mudéjar (actual Museo de Artes y Costumbres) y el pabellón Real (actualmente oficinas municipales). En 1914 se inició la construcción de la plaza de España, en otra zona más al norte, junto al mismo parque.
En 1915, Forestier diseñó su proyecto para la ampliación del parque en los terrenos colindantes a la plaza de España. Hasta la inauguración de la exposición de 1929 se fueron construyendo también distintas glorietas con rememoranzas literarias y culturales.
Entre 1931 y 1972 se añadieron al parque algunas glorietas y monumentos. En 1956 se hizo una importante renovación de la vegetación del parque, sustituyendo las plantas que estaban más deterioradas por otras iguales.[13]
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La Plaza de España es un conjunto arquitectónico enclavado en el parque de María Luisa de la ciudad de Sevilla (España). Fue proyectada por el arquitecto Aníbal González. Se levantó entre 1914 y 1929 como una de las construcciones principales de la Exposición Iberoamericana de 1929. Constituye el edificio más grande de todos los que se levantaron en la ciudad durante el siglo XX, comparable a las otras dos construcciones históricas destacadas de los extramuros de la ciudad, que son el hospital de las Cinco Llagas (siglo XVI) y la Real Fábrica de Tabacos (siglo XVIII).[1]
Triana es un clásico barrio sevillano situado a otro lado del río Guadalquivir. Se extiende desde la Cartuja al norte hasta el barrio de los Remedios al sur.
De carácter marinero y de gran tradición sevillana, es cuna de toreros y artistas y atrae a muchos visitantes seducidos por sus tapas, sus vistas al río, su típico mercado y sus pequeños negocios de azulejos sevillanos.
La Capilla de los Marineros es un templo culto católico localizado en el barrio de Triana, en la ciudad de Sevilla, Andalucía, España. Es la sede de la Hermandad de la Esperanza de Triana.
En 1758 la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza tomó a tributo una parcela en la que había un par de casas de una capellanía vacante de la Parroquia de Santa Ana que había sido fundada por Sebastián Bernal. En el contrato se comprometieron a invertir en la parcela 10 000 reales en la construcción de su capilla y a pagar un tributo de tres reales anuales.[1] Fue concluida en 1815. En su interior había cuatro retablos. En el retablo mayor se encontraba Jesús flanqueado por San Juan Evangelista y María Magdalena. En el lado de la epístola estaba Nuestra Señora de Guía y una Santa Cruz. También contaba con una Virgen en sus misterios dolorosos y una pequeña escultura de Jesús atado a la columna.[2]
Tras la revolución liberal de 1868 la capilla fue incautada por el Estado. Las imágenes fueron llevadas a la cercana Iglesia de San Jacinto. En 1873 la capilla fue adquirida en subasta pública por los ingleses Francisco Augusto Bevan y Lewen Street Tugwell.[3] Fue hecha iglesia anglicana, pasando luego por diversos usos, como teatro, cabaret, cine, almacén de corcho y de carbones.[3] En 1917 fue vendida a Carlos Jorge Welton Niño, que el 8 de octubre de 1940 se la vendió a la Hermandad de la Esperanza de Triana por una cantidad simbólica.[3]
En 1959 comenzaron las obras de reparación con un proyecto de Aurelio Gómez Millán. La bendición tuvo lugar en 1962 y el Viernes Santo de ese año la cofradía terminó su estación penitencial en su nueva sede.[4]
En el año 2010 se iniciaron obras de ampliación, según proyecto arquitectónico de José Ramón Rodríguez Gautier, y gracias a la compra por parte de la hermandad de fincas adyacentes a la capilla. En la reforma integral del templo se incluyen dos nuevos retablos y modernos sistemas de seguridad para las imágenes. Tras las obras, el 29 de abril de 2010, la capilla fue bendecida por Juan José Asenjo Pelegrina, arzobispo de Sevilla.
El sacerdote José Sebastián y Bandarán, que recibió la Medalla de Oro de la hermandad en 1967 y que fue director espiritual de la hermandad,[5] fue enterrado en esta capilla en 1987.[6]
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