SIERRA BERMEJA - Ruta anfibia Arroyo de la Cala
near Estepona, Andalucía (España)
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Itinerary description
Hoy nos vamos a Sierra Bermeja para recorrer por su cauce el arroyo de la Cala.
La red fluvial de esta sierra ha ido adaptándose a las líneas débiles del sistema de diaclasas y fallas, siendo frecuentes los tramos rectilíneos quebrados por bruscos codos, así como las cascadas y saltos de agua que salvan las rupturas de pendientes y que se activan en los meses más lluviosos.
Los ríos y arroyos forman un numeroso conjunto de valles casi paralelos, muy encajados por el efecto de la intensa erosión de las aguas, más fuerte en las laderas orientadas al Mediterráneo, dada la cercanía de la costa.
Los ríos que drenan Sierra Bermeja son cortos y de no mucho caudal, aunque muy torrenciales dado el desnivel extremado que acusan sus perfiles.
Al Genal desembocan, de norte a sur, el Seco, que nace en el contacto con los mármoles y dolomías de la Sierra de las Nieves, el Monardilla y el Almarchal, estos con caudal permanente.
Otras corrientes de menor entidad son los arroyos de La Hiedra, Guadarín, Reyerta, Garganta de la Fuente, y Garganta de la Cuesta.
Los ríos de la vertiente opuesta, por la obvia razón de la cercanía al mar, son aún más torrenciales. Destacan el Guadaiza, el Guadalmina, el Guadalmansa y el Padrón.
Otros arroyos bajan con características de rambla: Monterroso, Cala, Castor, Velerín, etc.
La denominación dada a esta Zona Especial de Conservación hace referencia al cauce del Río Cala, en el municipio de Estepona, al cual también se le conoce como Arroyo de la Cala. En realidad todo el recorrido que abarca este río se encuentra incluido dentro de alguna figura de protección de la Red Natura 2000, ya que inicialmente forma parte de la Z.E.C. Los Reales de Sierra Bermeja, donde nace al sur del Pico Los Reales, para pasar a continuación a discurrir por terrenos catalogados como Z.E.C. Sierras Bermeja y Real y finalizando más tarde en su propia Z.E.C., que alcanza hasta la misma desembocadura y comprende prácticamente el 70% de la longitud total del cauce. Su régimen hídrico es temporal con partes que se comportan como torrenciales o como zonas con rápidos, y está sujeto a un fuerte estiaje en verano que hace que en las áreas bajas el agua pueda llegar incluso a desaparecer, mientras en época de fuertes lluvias invernales su caudal aumenta considerablemente.
La protección de este ecosistema fluvial tiene como objetivo primordial el mantenimiento y la conservación de la población sedentaria de nutria asentada en la mayor parte de las corrientes superficiales que drenan Sierra Bermeja hacia el mar, y entre las cuales se establecen lazos genéticos. Pero no sólo la nutria justifica la protección dada a esta área cuyo eje lo constituye el río.
Cabe destacar en la Z.E.C. la existencia en una gran parte de sus riberas de bosques galería a base principalmente de sauces arbustivos en la primera banda de vegetación, más o menos densos y a veces mezclados con adelfas, juncales y zarzales, dando cobertura y abrigo a multitud de especies ligadas al medio hídrico. Son también relevantes las frecuentes formaciones, también en galería, originadas a base de matorrales ribereños termomediterráneos, en los que aparecen especies tanto arbustivas como herbáceas asociadas a adelfares con fuerte estiaje y tarajales muy dispersos con pastizal perenne.
La calidad de las riberas en esta Z.E.C. es variable. En su extremo norte puede ser clasificada como aceptable, siendo de mejor calidad la zona media al estar asimilada a un estado natural (riberas sin alteraciones) que no muestra perturbaciones y con un estado del cauce que se considera también bueno, destacando el uso forestal tanto arbolado como arbustivo con una buena cobertura media. Es la zona con mayor capacidad de acogida de biodiversidad y la de mayor interés ecológico. En el extremo final del río, cerca de la desembocadura, la calidad de ribera desciende debido a una notable degradación tanto del cauce como de la vegetación a él asociada, predominando las áreas con cultivos muy cercanas a las márgenes del río.
El Arroyo de la Cala, en sus tramos de aguas permanentes, da cobijo a otras especies por las que se aplican medidas de protección adicionales y se favoreció su inclusión en la Red Natura 2000. Entre ellas podemos citar al galápago leproso, un reptil común del sur peninsular que se acomoda en las zonas con aguas más profundas y mejor cubiertas de vegetación de ribera, aunque necesitan de áreas descubiertas donde es fácil observar ejemplares asoleándose. Otro vertebrado verdaderamente singular también tenido en cuenta por la Unión Europea en este territorio es el pez conocido como boga del Guadiana, cuya conservación va ligada a la de la propia nutria al servirle de alimento.
Y vayamos al recorrido que hemos hecho hoy. Aparcamos junto a la finca Shalimar y ascendemos por el camino hasta enlazar con la carrera MA - 8301. Andamos algo más de un kilómetro y medio hasta salirnos por la vereda de Camino de Genalguacil. Nos desviamos por un sendero pasando una cadena hasta llegar al punto donde nos metemos en el cauce.
A partir de aquí, una sucesión de pozas, cascadas y toboganes hacen este arroyo bastante entretenido y divertido. Los más valientes se lanzarán por los toboganes., los que no, los rodearán.
La distancia no debe causar equívoco, no es una ruta apta para todo el mundo, el trazado no es fácil y a veces hay que avanzar entre abundante vegetación apartando troncos, cañas y zarzas. Las rocas y toboganes son muy resbaladizos, es fácil perder el control. Para los más osados, un casco no vendría nada mal.
Pero en definitiva, se trata de un arroyo muy coqueto y disfrutón.
La red fluvial de esta sierra ha ido adaptándose a las líneas débiles del sistema de diaclasas y fallas, siendo frecuentes los tramos rectilíneos quebrados por bruscos codos, así como las cascadas y saltos de agua que salvan las rupturas de pendientes y que se activan en los meses más lluviosos.
Los ríos y arroyos forman un numeroso conjunto de valles casi paralelos, muy encajados por el efecto de la intensa erosión de las aguas, más fuerte en las laderas orientadas al Mediterráneo, dada la cercanía de la costa.
Los ríos que drenan Sierra Bermeja son cortos y de no mucho caudal, aunque muy torrenciales dado el desnivel extremado que acusan sus perfiles.
Al Genal desembocan, de norte a sur, el Seco, que nace en el contacto con los mármoles y dolomías de la Sierra de las Nieves, el Monardilla y el Almarchal, estos con caudal permanente.
Otras corrientes de menor entidad son los arroyos de La Hiedra, Guadarín, Reyerta, Garganta de la Fuente, y Garganta de la Cuesta.
Los ríos de la vertiente opuesta, por la obvia razón de la cercanía al mar, son aún más torrenciales. Destacan el Guadaiza, el Guadalmina, el Guadalmansa y el Padrón.
Otros arroyos bajan con características de rambla: Monterroso, Cala, Castor, Velerín, etc.
La denominación dada a esta Zona Especial de Conservación hace referencia al cauce del Río Cala, en el municipio de Estepona, al cual también se le conoce como Arroyo de la Cala. En realidad todo el recorrido que abarca este río se encuentra incluido dentro de alguna figura de protección de la Red Natura 2000, ya que inicialmente forma parte de la Z.E.C. Los Reales de Sierra Bermeja, donde nace al sur del Pico Los Reales, para pasar a continuación a discurrir por terrenos catalogados como Z.E.C. Sierras Bermeja y Real y finalizando más tarde en su propia Z.E.C., que alcanza hasta la misma desembocadura y comprende prácticamente el 70% de la longitud total del cauce. Su régimen hídrico es temporal con partes que se comportan como torrenciales o como zonas con rápidos, y está sujeto a un fuerte estiaje en verano que hace que en las áreas bajas el agua pueda llegar incluso a desaparecer, mientras en época de fuertes lluvias invernales su caudal aumenta considerablemente.
La protección de este ecosistema fluvial tiene como objetivo primordial el mantenimiento y la conservación de la población sedentaria de nutria asentada en la mayor parte de las corrientes superficiales que drenan Sierra Bermeja hacia el mar, y entre las cuales se establecen lazos genéticos. Pero no sólo la nutria justifica la protección dada a esta área cuyo eje lo constituye el río.
Cabe destacar en la Z.E.C. la existencia en una gran parte de sus riberas de bosques galería a base principalmente de sauces arbustivos en la primera banda de vegetación, más o menos densos y a veces mezclados con adelfas, juncales y zarzales, dando cobertura y abrigo a multitud de especies ligadas al medio hídrico. Son también relevantes las frecuentes formaciones, también en galería, originadas a base de matorrales ribereños termomediterráneos, en los que aparecen especies tanto arbustivas como herbáceas asociadas a adelfares con fuerte estiaje y tarajales muy dispersos con pastizal perenne.
La calidad de las riberas en esta Z.E.C. es variable. En su extremo norte puede ser clasificada como aceptable, siendo de mejor calidad la zona media al estar asimilada a un estado natural (riberas sin alteraciones) que no muestra perturbaciones y con un estado del cauce que se considera también bueno, destacando el uso forestal tanto arbolado como arbustivo con una buena cobertura media. Es la zona con mayor capacidad de acogida de biodiversidad y la de mayor interés ecológico. En el extremo final del río, cerca de la desembocadura, la calidad de ribera desciende debido a una notable degradación tanto del cauce como de la vegetación a él asociada, predominando las áreas con cultivos muy cercanas a las márgenes del río.
El Arroyo de la Cala, en sus tramos de aguas permanentes, da cobijo a otras especies por las que se aplican medidas de protección adicionales y se favoreció su inclusión en la Red Natura 2000. Entre ellas podemos citar al galápago leproso, un reptil común del sur peninsular que se acomoda en las zonas con aguas más profundas y mejor cubiertas de vegetación de ribera, aunque necesitan de áreas descubiertas donde es fácil observar ejemplares asoleándose. Otro vertebrado verdaderamente singular también tenido en cuenta por la Unión Europea en este territorio es el pez conocido como boga del Guadiana, cuya conservación va ligada a la de la propia nutria al servirle de alimento.
Y vayamos al recorrido que hemos hecho hoy. Aparcamos junto a la finca Shalimar y ascendemos por el camino hasta enlazar con la carrera MA - 8301. Andamos algo más de un kilómetro y medio hasta salirnos por la vereda de Camino de Genalguacil. Nos desviamos por un sendero pasando una cadena hasta llegar al punto donde nos metemos en el cauce.
A partir de aquí, una sucesión de pozas, cascadas y toboganes hacen este arroyo bastante entretenido y divertido. Los más valientes se lanzarán por los toboganes., los que no, los rodearán.
La distancia no debe causar equívoco, no es una ruta apta para todo el mundo, el trazado no es fácil y a veces hay que avanzar entre abundante vegetación apartando troncos, cañas y zarzas. Las rocas y toboganes son muy resbaladizos, es fácil perder el control. Para los más osados, un casco no vendría nada mal.
Pero en definitiva, se trata de un arroyo muy coqueto y disfrutón.
Waypoints
River
653 ft
Cascada y poza
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