Sierra de Aizkorri desde Zegama

Salimos de la localidad Guipuzkoana de Zegama para ascender al techo del País Vasco. Existe una clara controversia sobre cuál es la verdadera cota más alta de la CAPV, clásicamente siempre se ha considerado el Aizkorri: 1548 m, mientras que la topografía del IGN sitúa la cota más alta a una cima próxima, a tan sólo 90 m de distancia y que parece tener 3 metros más, el Aketegi: 1551 m, sin embargo el vértice geodésico se sitúa sobre el Aizkorri y para mayor confusión el IGN marca dos cimas con el nombre de Aizkorri. En otros documentos sitúan la cima más alta en el también próximo Aitxuri: 1550 m. Al margen del confusionismo, emprendemos el ascenso a la Sierra de Aizkorri desde Zegama que constituye en si misma una barrera geográfica que separa las vertientes cantábrica y mediterránea, además de separar los territorios históricos de Álava y Guipuzkoa. La mayor parte del sustrato está formado por calizas urgonianas cuya erosión da lugar a espectaculares fenómenos kársticos: crestas, dolinas, torcas, lapiaces, barrancos, entre ellos el túnel de San Adrián que veremos a lo lejos. Se trata de una cueva natural, situada en el corazón del Parque Natural Aizkorri-Arratz, que ha sido ocupada por el ser humano desde la prehistoria. Así lo atestiguan piezas de cerámica de la Edad del Bronce (3.500 a.C.). También a través de excavaciones arqueológicas se han identificado construcciones relacionadas con el carácter defensivo que fue adquiriendo este importante paso en la época medieval que sirvió como arteria principal entre el Reino de Castilla y Europa. Por la gruta transitaron reyes, peregrinos, mercaderes y viajeros a los que su entorno causaba gran impresión, describiendo el lugar como "la boca del infierno" o "la montaña más alta del mundo". En cuanto a la flora se conservan magníficas y extensas representaciones de bosque autóctono como hayedos, robledales y en las zonas más altas se pasa a la vegetación de matorral: brezales, argomales, etc. En algunas laderas las plantaciones de coníferas llegan a ocupar extensiones notables. Al salir de Zegama, caminamos paralelos al río Oría, encontrando las ruinas de una antigua central hidroeléctrica del año 1925. Emprendemos el ascenso suave pero progresivo a través de una pista, a lo largo de la cual vamos encontrando bonitas bordas y pasando por hayedos y laderas de pinos, hasta llegar a la Ermita del Sancti Espiritu, un punto de inflexión desde donde observamos a lo lejos el túnel de San Adrián y comienza un duro ascenso que alterna hayedo con calveras. Desde este punto la panorámica del Valle ya es espectacular, resaltando dos cimas principales en la lejanía el Txindoki a la izquierda y San Donato a la derecha. Por fin alcanzamos la Ermita del Santo Kristo, situada junto a un refugio con doble puerta metálica consistente que se encuentra en muy buenas condiciones. Junto a la Ermita hay un balcón desde el que poder disfrutar de la maravillosa panorámica que nos ofrece estar en este lugar. A escasos metros se sitúa el buzón cimero junto a una cruz que supuestamente marca el Aizkorri. En la vertiente alavesa, podemos observar dolinas perfectamente dibujadas en zonas desprovistas de vegetación. Ante nosotros se extiende todo el cresterío de la Sierra por la que deberemos avanzar lentamente y extremando las precauciones por tratarse de una zona de lapiaz muy acusada, con autenticas agujas calcáreas verticales. Seguimos la senda marcada con círculos amarillos por donde se desarrolla la famosa carrera de trail running de Zegama-Aizkorri, pasamos próximos al Aitxuri: 1507 m y alcanzamos la siguiente cima, de nuevo el Aizkorri, y un buzón cimero que marca el Aketegi: 1549 m. Continuamos y llegamos a un nuevo buzón cimero, que marca 1551 m, también con el nombre de Aketegi, aunque uno está borrado, y a escasos metros el vértice geodésico que no corresponde con el marcado en el mapa del IGN como Aizkorri. Seguimos nuestro periplo por la cresta hasta llegar a un nueva cima, el Arbelaitz: 1525 m, atravesamos una zona relativamente compleja de lapiaz donde hay que estar atentos a las marcas amarillas para no salirse del track y coronamos la última cima, el Andreaitz: 1405 m, con un bonito buzón cimero en forma de cohete que en ese preciso momento con los últimos rayos de luz del día nos dirige hacia una luna en fase creciente. Damos por concluida la tremenda confusión, en cuanto a cimas se refiere de la citada sierra y comenzamos un descenso acelerado a través del collado, pasando por una fuente y atravesando diversas zonas de arbolado hasta llegar al punto de partida.