Sierra de Burete. Circular

Bonita ruta circular por la sierra de Burete que sale desde el albergue coto real de la marina.
Seguimos el track de Anthercas que siempre es una seguridad por lo bien explicaba y datadas.

Caminando por la Vida desde el Albergue Coto Real de la Marina, antigua casa forestal con capacidad para 30 personas distribuidas en cinco habitaciones. Su nombre proviene de que, en el siglo XVIII, la necesidad de construir muchos barcos, para que la Marina Española defendiera las fronteras marítimas del reino; la Marina, por orden del rey Fernando VI en 1748, pasaba a ser la propietaria de los bosques, en una franja de tierra de unos 130 Km desde el mar hacia el interior, siendo la Sierra de Burete, una de más diezmadas en madera de pino, para surtir los astilleros de Cartagena.

Alcanzamos el Collado del Charco (889 m) donde nace el Barranco de la Tortosilla; continuamos pisteando por la izquierda en ascenso bajo la Loma del Moñigal, el camino se halla obstaculizado de pinos abatidos por el viento o la nieve.

Las manchas de la nieve caída en días pasados, aún se conserva en las zonas de umbría a estas alturas; la pista acaba en las Solanas del Romero junto a un cortado; por sendero entre coscojas continuamos la marcha.

Comenzamos a descender desde la Morra de la Hoya Alta a 1000 m; continuamos por el sendero a la derecha del Collado Blanco (878 m), bajando junto a un ramblizo hasta la pista del Collado de las Hoyuelas (768 m); la seguimos por la izquierda bordeando el Cabezo Sillado (813 m); antes de llegar al cruce de pistas, atajamos por la izquierda, para rodear en largo ascenso la Morra del Sestero (909).

Enlazamos nuevamente con el Collado Blanco, seguimos subiendo hacia la Sierra de Burete por el Rincón de La Virgen; descendemos hacia un aljibe, para seguir la pista de abajo al Collado Garcia; aquí tomamos el Sendero de Clavillo entre madroños (Arbutus unedo), con sus frutos se preparan mermeladas, confituras y aguardiente.
Su nombre científico unedo, del latin “edo”: comer y del numeral “unus”: uno, viene a significar “comer uno solo”, recordando la fama que tiene de embriagar, tanto los pájaros que lo picotean, como a las personas que se atiborran con la dulzura de sus frutos maduros.
Los griegos clásicos hacían flautas con su madera; los pajareros en la España del siglo XVIII, usaban las semillas para coger pájaros en invierno; en Libia se usan las raíces para teñir de rojo las pieles; los romanos lo consideraban un árbol sagrado y su fruto figura en el Escudo de Madrid. La mejor fecha para degustarlos es la última semana de Octubre.

Llegamos al Barranco del Cojo y al Albergue.