62. Sierra de Carazo desde Contreras
near Contreras, Castilla y León (España)
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Itinerary description
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 81 (para Senderismo): dificultad 'Dura' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 812 metros (superior al que estima Wikiloc).
Realizamos esta ruta el 11 de junio de 2021 (subida a la Web de Wikiloc el 5 de marzo de 2022). Para la excursión, tratamos de combinar dos ‘Sendas de Burgos’. Por un lado, la del Alto de Mirandilla desde Contreras (https://sendasdeburgos.blogspot.com/2019/07/alto-de-mirandilla-desde-contreras.html); por otro, la de Peña Carazo desde Ahedo de la Sierra (http://sendasdeburgos.blogspot.com/2014/07/pena-carazo-desde-ahedo-de-la-sierra.html). Obtuvimos con nuestra fusión selectiva una buena muestra de esa prominente y bella sierra, con un perfil bicéfalo inconfundible y un collado en medio.
Hicimos la combinación de un modo bastante liberal, tomando más partes de la primera que de la segunda ruta. Completar ambas habría supuesto un recorrido largo en exceso. En cualquier caso, sea que uno se permita licencias y variaciones sobre las versiones originales de ‘Sendas de Burgos’, es importante respetar algunos puntos críticos en el ascenso y el descenso. Primero, la pendiente es muy fuerte y el suelo pedregoso en el ascenso final a Mirandilla. Segundo, quizá haya sólo un resquicio seguro para descender después al collado (lo llaman de La Rasa) entre Mirandilla y Peña Carazo. Y tercero, acceder a ésta también exige identificar un punto débil entre las rocas, una angosta brecha en su extremo noroccidental.
En esos puntos nos acomodamos a la guía de ‘Sendas de Burgos’, y todo fue bien. Pero, en realidad, podemos añadir un cuarto punto crítico que, de modo engañoso, puede no parecerlo. De hecho, nosotros, confiados al haber superado satisfactoriamente las dificultades previas, y con la lógica euforia por una estupenda excursión, no le prestamos atención; …y sufrimos las consecuencias. Me refiero al descenso del escalón final bajando desde el collado entre Mirandilla y Carazo, ya iniciado el regreso (en torno al km 11 en nuestro itinerario). Caímos en una zona “sucia”: pedregosa, de suelo áspero e incómodo, y seguido por una espesa maleza. Para salir de ésta última, no quedó otro remedio que dar un rodeo de unos 2 km.
Iniciamos la excursión en el pueblo de Contreras. Enseguida comienza el ascenso al alto de Mirandilla por su cabecera noroccidental. Tiene unas fuertes rampas finales inevitables, en las que tuvimos que ir (en algún trecho) ‘a cuatro patas’. Si se tiene vértigo por las alturas, mejor abstenerse de mirar hacia abajo; habrá tiempo suficiente para ello una vez en suelo horizontal, arriba. Luego recorremos la meseta de Mirandilla de noroeste a sureste, principalmente por su lado sur, aunque interesándonos también por el centro; todo está a la vista; sólo hay vegetación de escasa altura. Se camina cómodamente por ella. El suelo es relativamente liso y llano, en claro contraste con Peña Carazo, después.
Llegados al extremo suroriental del alto de Mirandilla, localizamos el punto de descenso al collado que le une con la Peña Carazo. Haraganeamos remolones en el collado; tanta era la vistosidad del floreado primaveral. Llegados al pie de Peña Carazo, continuamos un trecho por su falda sur, sin ascender aún a ella. Viendo que no había aberturas de paso, regresamos al punto seguro, pero escondido. En su extremo noroccidental hay un resquicio que nos permite acceder fácilmente, pero ‘en fila india’, entre altas lajas rocosas. Caminamos algo, no mucho, por la meseta de Carazo. El suelo está muy cuarteado, además de inclinado; es abrupto, con un grueso lapiaz, acanaladuras, y grietas. Resulta más amistosa la meseta de Mirandilla.
Retornamos al pasadizo y volvemos a disfrutar de la loma y la ladera del collado. Iniciamos el descenso con despreocupación (“si hemos superado lo anterior, lo que resta está chupado”, admitido sea decirlo coloquialmente). Pero no acertamos con la mejor vía y eso nos obligó a dar un rodeo, para finalmente llegar a la pista que une Ahedo de la Sierra con Contreras. Pero ‘no hay mal que por bien no venga’: la pista es cómoda y llana, bordeada por linderas exuberantes de flores y campos de verdes espigas; y, un poco más allá, a nuestra izquierda, nos escoltan las siluetas de las montañas que acabamos de recorrer, majestuosas.
Hay muchos aspectos de interés en la ruta. Destacan, obviamente, las panorámicas en 360 grados que se pueden contemplar desde esas alturas (1.500 metros), sin otro accidente geográfico de más altitud en muchos km. Brevemente, me atrevo a resaltar dos aspectos más, de distinta índole. Uno, en Mirandilla encontramos muy abundantes restos arqueológicos de antiguas fortificaciones de piedra, quizá de origen celtibérico, reutilizadas posteriormente. El otro, la efervescencia primaveral en el collado y la ladera norte, tupidos de fina hierba y delicadas flores; de un colorido deslumbrante; como una postal de valle alpino. Bueno, que sean tres (aspectos): algo más de una docena de ovejas nos siguieron tranquilas y curiosas en Mirandilla. Sí, eran ovejas, no montaraces cabras: “¿cómo habrían subido?”.
La ruta tiene caminos marcados sólo en el primer km y los últimos 4,5, la parte fácil. En lo demás, prácticamente, ni siquiera hay débiles senderos. A pesar de ello, la orientación no es difícil, excepto en los puntos críticos de ascenso y descenso ya mencionados antes. Por las cimas y el collado es muy fácil orientarse: los precipicios marcan los límites. En cuanto a los imperativos físicos, más de 17 km de longitud y más de 700 metros de desnivel acumulado conllevan, lógicamente, exigencia y preparación (aparte de calzado resistente). Nosotros acabamos cansados físicamente, pero pletóricos mental y emocionalmente. Paradoja frecuente en estos afanes senderistas.
Como complemento, resulta pertinente comentar que en el valle que ciñe a la sierra por el sur se filmaron partes significativas de una renombrada película en 1966: “El bueno, el feo y el malo”; un espagetti western’, de Sergio Leone como director y Clint Eastwood como protagonista. Reconozco que me gustó. En el valle (bajo Mirandilla) está el ‘cementerio de Sad Hill’ (con un loable y gran esfuerzo de recuperación del escenario por parte de una asociación cultural, recientemente). También allí, más hacia el este, ya cerca de Carazo, se halla otro escenario: el ‘campo de prisioneros de Betterville’. De éste, menos icónico que el cementerio, apenas quedan restos manifiestos.
Ninguno de los dos escenarios cinematográficos resulta muy distinguible desde arriba; en parte, debido a la frondosa vegetación del final de la primavera. Algo se aprecia del cementerio y del círculo donde se desarrolló el duelo final. Con independencia de su papel evocador, el largo valle meridional de esta sierra constituye en sí mismo un magnífico y bello enclave natural. El valle se ahonda longitudinalmente entre la Sierra de Carazo y la (algo más modesta en altitud) situada al norte de Santo Domingo de Silos, casi paralelas: como angarillas del lecho formado por el valle. Sin duda, éste merece también una visita sosegada a lo largo de sus casi 6 km de longitud y más de 1 km de ancho (esa ruta, ya realizada, será subida en breve a esta web).
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 81 (para Senderismo): dificultad 'Dura' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 812 metros (superior al que estima Wikiloc).
Realizamos esta ruta el 11 de junio de 2021 (subida a la Web de Wikiloc el 5 de marzo de 2022). Para la excursión, tratamos de combinar dos ‘Sendas de Burgos’. Por un lado, la del Alto de Mirandilla desde Contreras (https://sendasdeburgos.blogspot.com/2019/07/alto-de-mirandilla-desde-contreras.html); por otro, la de Peña Carazo desde Ahedo de la Sierra (http://sendasdeburgos.blogspot.com/2014/07/pena-carazo-desde-ahedo-de-la-sierra.html). Obtuvimos con nuestra fusión selectiva una buena muestra de esa prominente y bella sierra, con un perfil bicéfalo inconfundible y un collado en medio.
Hicimos la combinación de un modo bastante liberal, tomando más partes de la primera que de la segunda ruta. Completar ambas habría supuesto un recorrido largo en exceso. En cualquier caso, sea que uno se permita licencias y variaciones sobre las versiones originales de ‘Sendas de Burgos’, es importante respetar algunos puntos críticos en el ascenso y el descenso. Primero, la pendiente es muy fuerte y el suelo pedregoso en el ascenso final a Mirandilla. Segundo, quizá haya sólo un resquicio seguro para descender después al collado (lo llaman de La Rasa) entre Mirandilla y Peña Carazo. Y tercero, acceder a ésta también exige identificar un punto débil entre las rocas, una angosta brecha en su extremo noroccidental.
En esos puntos nos acomodamos a la guía de ‘Sendas de Burgos’, y todo fue bien. Pero, en realidad, podemos añadir un cuarto punto crítico que, de modo engañoso, puede no parecerlo. De hecho, nosotros, confiados al haber superado satisfactoriamente las dificultades previas, y con la lógica euforia por una estupenda excursión, no le prestamos atención; …y sufrimos las consecuencias. Me refiero al descenso del escalón final bajando desde el collado entre Mirandilla y Carazo, ya iniciado el regreso (en torno al km 11 en nuestro itinerario). Caímos en una zona “sucia”: pedregosa, de suelo áspero e incómodo, y seguido por una espesa maleza. Para salir de ésta última, no quedó otro remedio que dar un rodeo de unos 2 km.
Iniciamos la excursión en el pueblo de Contreras. Enseguida comienza el ascenso al alto de Mirandilla por su cabecera noroccidental. Tiene unas fuertes rampas finales inevitables, en las que tuvimos que ir (en algún trecho) ‘a cuatro patas’. Si se tiene vértigo por las alturas, mejor abstenerse de mirar hacia abajo; habrá tiempo suficiente para ello una vez en suelo horizontal, arriba. Luego recorremos la meseta de Mirandilla de noroeste a sureste, principalmente por su lado sur, aunque interesándonos también por el centro; todo está a la vista; sólo hay vegetación de escasa altura. Se camina cómodamente por ella. El suelo es relativamente liso y llano, en claro contraste con Peña Carazo, después.
Llegados al extremo suroriental del alto de Mirandilla, localizamos el punto de descenso al collado que le une con la Peña Carazo. Haraganeamos remolones en el collado; tanta era la vistosidad del floreado primaveral. Llegados al pie de Peña Carazo, continuamos un trecho por su falda sur, sin ascender aún a ella. Viendo que no había aberturas de paso, regresamos al punto seguro, pero escondido. En su extremo noroccidental hay un resquicio que nos permite acceder fácilmente, pero ‘en fila india’, entre altas lajas rocosas. Caminamos algo, no mucho, por la meseta de Carazo. El suelo está muy cuarteado, además de inclinado; es abrupto, con un grueso lapiaz, acanaladuras, y grietas. Resulta más amistosa la meseta de Mirandilla.
Retornamos al pasadizo y volvemos a disfrutar de la loma y la ladera del collado. Iniciamos el descenso con despreocupación (“si hemos superado lo anterior, lo que resta está chupado”, admitido sea decirlo coloquialmente). Pero no acertamos con la mejor vía y eso nos obligó a dar un rodeo, para finalmente llegar a la pista que une Ahedo de la Sierra con Contreras. Pero ‘no hay mal que por bien no venga’: la pista es cómoda y llana, bordeada por linderas exuberantes de flores y campos de verdes espigas; y, un poco más allá, a nuestra izquierda, nos escoltan las siluetas de las montañas que acabamos de recorrer, majestuosas.
Hay muchos aspectos de interés en la ruta. Destacan, obviamente, las panorámicas en 360 grados que se pueden contemplar desde esas alturas (1.500 metros), sin otro accidente geográfico de más altitud en muchos km. Brevemente, me atrevo a resaltar dos aspectos más, de distinta índole. Uno, en Mirandilla encontramos muy abundantes restos arqueológicos de antiguas fortificaciones de piedra, quizá de origen celtibérico, reutilizadas posteriormente. El otro, la efervescencia primaveral en el collado y la ladera norte, tupidos de fina hierba y delicadas flores; de un colorido deslumbrante; como una postal de valle alpino. Bueno, que sean tres (aspectos): algo más de una docena de ovejas nos siguieron tranquilas y curiosas en Mirandilla. Sí, eran ovejas, no montaraces cabras: “¿cómo habrían subido?”.
La ruta tiene caminos marcados sólo en el primer km y los últimos 4,5, la parte fácil. En lo demás, prácticamente, ni siquiera hay débiles senderos. A pesar de ello, la orientación no es difícil, excepto en los puntos críticos de ascenso y descenso ya mencionados antes. Por las cimas y el collado es muy fácil orientarse: los precipicios marcan los límites. En cuanto a los imperativos físicos, más de 17 km de longitud y más de 700 metros de desnivel acumulado conllevan, lógicamente, exigencia y preparación (aparte de calzado resistente). Nosotros acabamos cansados físicamente, pero pletóricos mental y emocionalmente. Paradoja frecuente en estos afanes senderistas.
Como complemento, resulta pertinente comentar que en el valle que ciñe a la sierra por el sur se filmaron partes significativas de una renombrada película en 1966: “El bueno, el feo y el malo”; un espagetti western’, de Sergio Leone como director y Clint Eastwood como protagonista. Reconozco que me gustó. En el valle (bajo Mirandilla) está el ‘cementerio de Sad Hill’ (con un loable y gran esfuerzo de recuperación del escenario por parte de una asociación cultural, recientemente). También allí, más hacia el este, ya cerca de Carazo, se halla otro escenario: el ‘campo de prisioneros de Betterville’. De éste, menos icónico que el cementerio, apenas quedan restos manifiestos.
Ninguno de los dos escenarios cinematográficos resulta muy distinguible desde arriba; en parte, debido a la frondosa vegetación del final de la primavera. Algo se aprecia del cementerio y del círculo donde se desarrolló el duelo final. Con independencia de su papel evocador, el largo valle meridional de esta sierra constituye en sí mismo un magnífico y bello enclave natural. El valle se ahonda longitudinalmente entre la Sierra de Carazo y la (algo más modesta en altitud) situada al norte de Santo Domingo de Silos, casi paralelas: como angarillas del lecho formado por el valle. Sin duda, éste merece también una visita sosegada a lo largo de sus casi 6 km de longitud y más de 1 km de ancho (esa ruta, ya realizada, será subida en breve a esta web).
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