Sierra de Castril. Barranco de Túnez, Empanadas, Barranco de La Osa

La Sierra de Castril es un lugar único. Se caracteriza por su espectacular relieve Kárstico modelado por la acción del agua durante miles de años, por la formación Caliza de su base.


En las Cumbres dominan las Dolinas y Lapiaces, dando origen a Barrancos y Cañones de Gargantas profundas flanqueadas por Farallones imponentes por su altura y verticalidad. Cerradas, Calares cortados y Chinares es la tónica de este Parque de poco más de 12.000 hectáreas con Cumbres que superan los 2000 msnm, siendo Las Empanadas el más representativo, al cual nos dirigimos en el día de hoy.


Desde el Poblado de la Central Eléctrica, o Cortijo del Nacimiento con fuertes deseos por mi parte de conocer el corazón de este Parque, vamos hacia el Barranco de Túnez por el Sendero del Nacimiento. Cruzaremos el puente de madera a nuestra izquierda y continuar en ascenso por la Senda del Chinar de Túnez que "abre" la puerta del Collado de los Corzos, desde el cual, las vistas sobre el Barranco del Río Castril, el profundo, abrupto y estrecho Barranco de Túnez en la parte final, el Collado de Las Margaritas y en la lejanía el Embalse del Portillo son, majestuosas.


Con la impresión del primer impacto visual, continuamos caminando en descenso hacia el cauce del Barranco de Túnez, el cual hay tramos que tiene agua, y otros no. Esta se filtra para aparecer más abajo. Cruzaremos el barranco de Túnez, más otros que son afluentes. Iremos ganando altura por la vertiente derecha del Barranco, pero fuera de su cauce hasta que volvamos a retornar a su lecho. Recorreremos parte de un tramo por el Salgar de Túnez, hasta llegar a la Noguera y Cueva - Cortijo del Maestrillo (1).


El lugar donde se ubica la Cueva-Cortijo del Maestrillo es sumamente especial. Se encuentra en la base del Empanadas, en su cara Este, a algo más de 1500 snm en la unión de dos Barrancos.


Tras un breve descanso, vamos a remontar sin senda definida por la
base central hasta la Cima, salvando un desnivel de 600 metros en algo menos de dos kilómetros, hasta llegar a la Cuerda.


Vamos subiendo de forma directa por la cara Este, la más expuesta hasta el Canalón central, con la "música" de los cencerros de una punta de cabras blancas, las cuales ramonean por Las Empanadillas a media ladera. Nosotros a lo nuestro, subir y subir hasta que a apenas unos doscientos metros de la Cima, un embudo de Roca nos impide continuar al escalón superior que antecede a la Cumbre. Estamos en la parte más escarpada del Empanadas. Tiene gran desnivel, y grandes cortados además de un terreno bastante suelto. Mientras meditamos que opción tomar, si a derecha o izquierda, en la lejanía, una voz apenas audible nos indica que: ¡¡por ahí no!!.. no sigáis..¡¡por ahí no!!...¡¡veniros pa ca, pa ca!!...


Intentamos localizar el origen y presencia de quien en la lejanía, observa con temor que nos vamos a "enfollonar" pero no lo conseguimos.

El pastor de las cabras, como buen conocedor del medio, aún en la distancia ha observado que estamos "enriscandonos" y sabiamente nos advierte, que por ahí, no es lugar de atacar ese flanco. Pascual, de forma resolutiva lo ve claro, y... ¡¡A BAJAR!!.


Descendemos unos metros abriéndonos a la derecha y salvar el escalón para volver a subir, y retornar a la izquierda según ascendemos para superar por un pequeño Cinto los últimos escarpes previos a la Cumbre. Se ve, que hicimos lo correcto, pues no volvimos a saber nada del pastor, y estoy seguro, que este estuvo pendiente de nuestras evoluciones hasta vernos fuera del atolladero.


El Empanadas con 2.106 snm no es la máxima Cumbre de la Sierra de Castril, que es el Mojón Alto, o Tornajuelos de la Sierra Seca con 2135 msnm, pero sí lo es del vecino Parque de Cazorla, cuyo Vértice delimita un Parque de otro, a la vez que delimita las Provincias de Jaén y Granada.


Las panorámicas desde su Cumbre son inabarcables. Sierra de Cazorla, Segura Las Villas, los Campos de Hernán Perea, el Banderillas, Pinar Negro, Santiago de la Espada, Sierra Seca de Castril, la Sagra... ¡¡maravilloso contemplar esta grandiosidad!!.


Tras el deleite de las vistas celestiales, continuamos cómodamente por la Cuerda del Empanada, o Loma de los Tres Mojones hacia el Collado Salitre dejando a nuestra izquierda la Morra de Los tres Mojones. Desde el Collado, dejando a nuestra derecha el Cerro de La Carrasca, descendemos por su base buscando la Serrezuela y la Hoya del Portacho volviendo a encontrarnos con las cabras, pero seguimos sin ver el pastor, y solas no están.


Hemos dejado atrás la Serrezuela y en descenso por senda que lo mismo está, que lo mismo se pierde y por tramos sin camino definido y atentos a los hitos para orientarnos, tras pasar la zona Dolomítica (en realidad, esta Sierra, toda es Dolinas) de La Puerca, damos vista a la Nava y Cortijo de La Puerca.


El Cortijo de La Puerca se encuentra en buen uso al abrigo de un inmenso nogal con su aprisco para el ganado adosado a él. Posiblemente este sea la casa de las cabras y del cabrero.


Junto al Cortijo, breve descanso para reponer fuerzas y saciar la sed en su Tornajo y continuar al tramo más espectacular del recorrido junto con la ascensión del Empanadas: el Barranco de La Osa.


Abandonamos La Puerca por una Senda clara que atraviesa el Rincón de La Puerca en un sube - baja al encuentro con el primer ramal del Barranco, y superado este, nos internamos en La Osa. Tras una corta bajada, lo primero que vemos es un ser vivo y legendario de 1000 años, según los entendidos en Botánica. Un impresionante Tejo, de gran envergadura antecede a la parte más angosta , cerrada e impresionante de este Barranco. Sencillamente es ¡¡¡espectacular!!! ¡¡¡Grandioso!!!. No es un tramo muy largo, pero la estrechura y verticalidad de sus paredes, lisas y bruñidas acongojan.


Una Senda labrada sobre piedra en el pretil del cañón, protegida con cables de acero como quitamiedos desciende a lo largo de esta estrecha garganta. Tan estrecha que aún siendo hora de plena luz solar, pareciese que anticipa el ocaso, y baja la temperatura externa. En el descenso, a mitad del cañón, se encuentra la Cueva de la Osa, y en su umbral se hace la noche.


Dejamos esta maravilla de la Naturaleza, y nos aproximamos a otra: el nacimiento del Río Castril. Los que lo conocemos, aún sabiéndolo, un manantial de agua manando desde dentro de un Farallón de roca, no nos deja indiferentes.


Solo queda regresar al Poblado del Nacimiento que está a tiro de piedra, con la sensación de haber vivido un día grande, grande en compañía de Pascual y Alejandro, que sin ellos, no hubiese sido lo mismo.
AMIGOS: muchas gracias por vuestra compañía.

SOBRE EL MAESTRILLO: En nuestro recorrido de hoy, hemos coincidido con miembros del Club excursionista de Elche, y el Sr. mayor que llevaba el grupo, estando en la Cabaña, nos comentó que él lo conoció y junto con su esposa, en 1974 pasaron tres tres días haciéndole compañía, indicandonos, donde estaba el corral con las gallinas, y la despensa donde guardaba las viandas.


(1) EL MAESTRILLO: Sobre este hombre se ha construido una leyenda, que tiene su parte novelada y la real. Más o menos, la Real, es que se llamaba Eduardo Fernández, vivió durante más de treinta años en la cabecera del barranco de Túnez, a los pies del Empanadas, a más de mil quinientos de altura, en uno de los lugares más agrestes e inaccesibles de la Sierra de Castril. Allí construyo el maestrillo de Túnez su choza, su bohío la llamaba el. Nació en Vélez Rubio en 1904, llamado a filas, marcho a Madrid para combatir en la Guerra Civil en el bando republicano, acabada esta fue condenado a seis años de cárcel. Al salir de la cárcel marcho a Barcelona donde desempeñó múltiples oficios, tras unos años decidió cambiar su suerte y regresó a su pueblo, donde con la ayuda de una bicicleta recorría las cortijadas y aldeas enseñando a los hijos de los lugareños a leer y escribir. (El apodo de "maestrillo", según algunos, era porque solo dominaba las cuatro reglas, y según otros, era debido a su baja estatura) Finalmente adquirió un trozo de tierra en el barranco de Túnez y ese lugar se transformo en su hogar. Cambio la bicicleta por un burro y a partir de ahí nació la “leyenda” del maestrillo de Túnez, la leyenda del último ermitaño de las sierras andaluzas. Cuentan los lugareños que El Maestrillo hasta poco tiempo antes de morir, siguió viviendo en su cabaña en soledad y que rara vez bajaba hasta algún cortijo del nacimiento del Río Castril a por algún saco de harina o a hacer trueque con sus animales de corral. Así el hombre envejeció en su particular trozo de paraíso y se quedó prácticamente ciego. Sin embargo, él quería acabar sus días allí, hasta el punto de que cavó junto a su cama su propio nicho, compró un saco de cemento y advirtió a los pastores que por allí pasaban a verlo que si algún día lo encontraban muerto en su cama, lo empujaran a su nicho y tapiaran la puerta de su cabaña con el cemento.


La novelada: Aquí vivía el Maestrillo con su mujer Margarita, embarazada de una niña. Una noche de invierno, Margarita se puso de parto prematuramente y El Maestrillo subió a su mujer en la burra e intentó llevarla rápidamente a Castril para visitar al médico. Sin embargo, camino del pueblo, en un collado situado entre el Barranco de Túnez y el Barranco de La Magdalena, Margarita dió a luz entre la nieve aquella fría noche de invierno. Ni la madre ni la hija sobrevivieron a la cruda noche y el Maestrillo enterró allí mismo a las dos mujeres de su vida cavando sus tumbas con una azada que llevaba en la burra. Allí yacen desde entonces Margarita madre y Margarita hija: Ahora ese collado se llama El Collado de las Margaritas. Allí aun se pueden ver las piedras blancas que El Maestrillo puso a modo de lápidas a su mujer y su hija.

(2) Fotografía del Maestrillo con unos jóvenes en su cabaña
¿Qué hay de verdad y mentira?......