Sierra de Huétor: Las cuatro cruces de La Alfaguara

Con un frío de mil demonios iniciamos esta ruta aparcando en el carril de La Alfaguara para subir, en primer lugar, a la Cruz de Alfacar. Ningún problema para llegar a esta primera cruz desde la que se divisa, justo debajo, el pueblo del mismo nombre y -siguiendo hacia el oeste- la zona norte de Granada con Sierra Elvira en su vértice y la Sierra de Alhama, Tejeda y Almijara detrás.
Mirando hacia la derecha, la Sierra de Cogollos, la Cuerda de la Gallega y, otra sierra, la de Arana, en el horizonte.
Finalmente, volviendo los ojos a sur, todas las nortes de Sierra Nevada que nos van a acompañar hasta la Cueva del Agua.

Nos desplazamos al Collado de Viznar y, desde él, iniciamos la ascensión a la Cruz del mismo nombre, que es la que entraña cierta dificultad. Si se quiere subir sin problemas, lo mejor es rodear el peñón donde se encuentra la cruz, eligiendo el sendero de la izquierda (poste: torreta de vigilancia). Aunque es más largo, el ascenso es menos duro y las vistas excepcionales.
Una vez en la cruz, la bajada -con algunos desniveles pedregosos- no presenta mayor problema.
Nuevamente en el collado, tomaremos el sendero de enfrente, que nos conduce a la Cueva del Agua.
Un poco antes de llegar, hay que estar atentos al desvío a la izquierda -solo marcado con un par de hitos de piedras- y que nos introduce en el bosquecillo donde se encuentra la Cruz de Los Maestros, a 1.605 m. de altura, el punto más alto de la Alfaguara. El senderillo, todavía sin hacer, se pierde a ratos aunque se va marcando poco a poco por las pisadas de los que buscan está cruz tan poco frecuentada.
Después de visitar el lugar donde se encuentra la Cueva -cerrada por una reja- seguimos hacia el norte rodeando la zona del campamento de la Alfaguara. Muy cerca del lugar de aparcamiento, nos desvíamos a la derecha por un ancho carril que se dirige a la Sierra de la Yedra. Caminamos por él durante 1 km. hasta coger un desvío a la izquierda que, siguiéndolo con el track bien abierto, nos conduce a la última cruz: la de Nivar.
La vuelta, por el mismo camino de ida, aún nos depara una última sorpresa: al salir al carril, avanzamos 100 m. y volvemos a coger una pequeña vereda a la derecha que -por un estrecho y agreste sendero de bajada- nos conduce directamente a los restos del Cuartel Jose Antonio, nuestro lugar de aparcamiento.