2. Sierra de La Tesla desde Panizares

INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 100 (para Senderismo): dificultad 'Dura' (justo en el límite con 'Muy Dura') para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 1.071 metros (superior al que estima Wikiloc).


Nos informamos sobre esta ruta en ‘Sendas de Burgos’, de 'Angelbur', y seguimos su trazado en Wikiloc ( https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/los-tejos-de-la-horadada-11350773 ). Como en otras ocasiones, muy útil; en este caso quizá más, por las complicaciones de orientación en varios desvíos y enlaces.

Era entonces sólo mi segunda excursión con Wikiloc, y desconocía la función de los 'waypoints', que no utilicé. Es, pues, una pena la limitación a 6 fotografías en total, porque las maravillas encontradas en esa larga excursión dan para muchas más fotos. En fin, otros amantes de la naturaleza han hecho ese recorrido y lo pueden documentar visualmente con más extensión, para compartir experiencias de belleza montañera.

Quizá como preámbulo de aviso para otros senderistas, hay que decir que, aparte de las dificultades de orientación en algunos puntos, el trayecto conlleva cierta exigencia física, algo mayor de lo habitual (lo que, obviamente, depende de la preparación de cada cual). En nuestro caso, el desnivel de ascenso en esta ruta fue de 975 metros; y el de descenso, que duele más, también. De hecho, en el propio perfil se ve que la pendiente es más inclinada en los descensos; y se nota. A ello hay que añadir los más de 17 km de longitud en el recorrido, y las casi 7 horas voluntarias sin asiento (la fruta y la chocolatina, de pie…).

Hecha esta aclaración sobre la dureza para el cuerpo, sólo queda reseñar que toda la ruta está compuesta de maravillas para el deleite de la mente; gracias al cual se hace muy llevadera la carga para el cuerpo. Como las maravillas son muchas, sólo mencionaré una selección. En la fuente utilizada, ‘Sendas de Burgos’ (https://sendasdeburgos.blogspot.com/2015/11/los-tejos-de-la-horadada.html), pueden examinarse los detalles sobre esta ruta.

Antes de llegar al corazón del más exclusivo atractivo de la ruta, el bosque de los tejos, caminamos flanqueados por un agradable bosque de pinos con floridas matas de brezo, y dejando la imponente estructura rocosa de los Cuchillos de Panizares a la izquierda y atrás. Tras pasar el Collado de la Llana, en un apretón final hasta la cresta de esta sierra, aparecen frente a nosotros los acantilados del desfiladero de La Horadada, que se desploman hasta el Ebro, casi en vertical; enfrente, las agrestes cumbres de la Sierra de la Llana.

Entramos enseguida en el bosque fantasma de los Tejos de La Horadada. Para quien no haya tenido aún el privilegio de estar a su lado, sin otra compañía, pero sí haya visto una de las películas de la serie ‘El Señor de los Anillos’, son como los ‘Ents’, con la diferencia de que los tejos no pueden desplazarse y no hablan. Bueno, no estoy del todo seguro de estas dos cosas: por un lado, las posiciones que adoptan los tejos, algunas inverosímiles por su inclinación y retorcimiento, sugieren movimiento; por otro, aunque esto suena más fantástico, uno tiene la impresión de que susurran, en un idioma universal. ¡Vaya experiencia!

Dejando ese hipnótico y hechizador bosque descendiendo por una fuerte pendiente, llegamos al fondo del barranco, hasta la misma carretera N-629, hundida en la hendidura del desfiladero de La Horadada. En unos 500 metros por ella alcanzamos un evocador conjunto de eremitorios medievales excavados en la roca, denominado Cuevas de los Portugueses, en el que merece la pena detenerse. Retomando el camino, nos acercamos enseguida a Tartalés de Cilla, con su propio eremitorio rupestre, de San Pedro, notablemente más sencillo que el anterior.

Nos espera ahora una larga (5 km), pero no abrupta, subida por la pista longitudinal que recorre La Tesla, en dirección a Tartalés de los Montes. Ese tramo se hace, no obstante, tolerable (y disfrutable) gracias a los paisajes que nos acompañan: pinares adornados con un brillante brezo violeta y rosa, un verde collado después, y un bosque de hayas más tarde, culminando en un estrecho portillo final que interrumpe brevemente los riscos del cordal sur de la sierra. Para engrandecer aún más el paisaje a lo largo de todo este largo trecho, omnipresentes, nos vigilan y cobijan desde nuestra derecha los riscos del cordal norte, más elevado.

En el descenso desde el portillo, contemplamos de nuevo, como en el inicio, pero ahora al alcance de nuestra mano, los magníficos Cuchillos de Panizares. Estos van quedando a la derecha durante todo el descenso, mientras que de frente y en dirección oeste surge el Valle de Valdivielso en toda su belleza y extensión. El descenso es, también aquí como antes en los tejos, trepidante. Descendemos rápidamente hasta Panizares, no sin cierta precaución. El cielo se ha despejado y tornado azul, regalándonos así unas panorámicas excepcionales.

Llegamos cansados, alguno más que otro, admitámoslo. Había sido nuestra ruta más dura hasta ese momento. Pero, gracias a ese esfuerzo efímero, el deleite de revivir la experiencia en el recuerdo no tendrá caducidad. Bueno, exagerando un poco…, y Alzheimer mediante…, si es que éste puede borrar del cerebro una experiencia así, física y emocionalmente intensa (y, aun en ese caso, como se suele decir: “que me quiten lo bailao”; …y las fotos no podrá borrarlas). Genial excursión.